Cómo el Manchester City-Liverpool se convirtió en la gran rivalidad del fútbol europeo

Tras empatar en su duelo en la Premier League, Manchester City y Liverpool se enfrentan nuevamente, ahora en las semifinales de la FA Cup. Será un nuevo capítulo en una rivalidad que no ha dejado de crecer en los últimos años.

Desde la fundación de la Premier League en 1992, los ingleses han buscado recuperar el honor de tener el mejor fútbol del mundo. Ese título les perteneció en los inicios del juego, durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX. También lo tuvieron transitoriamente tras su título en la Copa del Mundo de 1966. Pero, de ahí en adelante, el mejor fútbol se ha practicado en otras latitudes.

La obsesión de los inventores del fútbol con practicarlo mejor que nadie incluso los llevó a catalogar al Wolverhapton Wanderers de 1954 como el mejor equipo del mundo. El equipo había ganado seis de siete amistosos en un torneo en su cancha contra equipos de Escocia (Celtic), Hungría (Budapest Honvéd), la Unión Soviética (Spartak de Moscú) o Argentina (Racing). Excesivamente valorado en aquel momento, el torneo simplemente conmemoraba la inauguración de los focos del estadio de los Wolves.

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Ahora, casi 60 años después de levantar el trofeo Jules Rimet en el 66, el prestigio del fútbol en un país debe menos al éxito de su selección que al poderío de su competición local. En este sentido, el dominio de la Premier League sobre sus demás rivales parece incontestable desde hace más de un lustro. Y dentro de esta hegemonía, dos clubes acaparan los títulos, figuras y revoluciones tácticas del juego, y su éxito definirá en buena medida hasta cuándo durará el nuevo reinado inglés. Estos dos gigantes son el Liverpool y el Manchester City.

A su manera, cada uno de estos equipos ha forjado un modelo empresarial y deportivo que se acomoda a las exigencias del fútbol moderno. Poco espacio hay para el romanticismo de los títulos ingleses de otro tiempo, siempre bañados con el misticismo. El Liverpool y el City han encontrado su método en un deporte marcado por la exuberancia física, la destreza técnica, la estadística y el dinero.

Premier League: el camino hasta nuestro días

Con la fundación de la Premier, el fútbol inglés se embarcó en una renovación de sus ligas locales. Durante el thatcherismo de los 80, este deporte fue maltratado por el conservadurismo. Así, se convirtió en reducto de la violencia y criminalidad, y la brutalidad policial y la decadencia de sus instalaciones lo hundieron en su peor crisis. Las tragedias de Heysel (en Bruselas), en 1985, y de Hillsborough, en 1989, estuvieron por sentenciarlo de muerte.

La renovación apuntó a convertir al fútbol inglés en un producto más rentable, acercándolo a la clase media y alta, a las familias y, finalmente, al público internacional.

Cuando se inauguró la Premier League en el 92, Países Bajos entregaba el testigo a Italia como el centro del fútbol europeo. Tras la revolución de Johan Cruyff en Barcelona y de Louis van Gaal en el Ajax, los grandes talentos comenzaron a migrar a Italia, en un fenómeno comparable (guardando las dimensiones) con el de la actual Premier League. Así, Milán, Turín y Roma se convirtieron en las capitales del fútbol, acaparando las grandes estrellas del momento. Allí se encubó la revolución táctica de Arrigo Sacchi y se vieron los primeros destellos de Ronaldo, Zinedine Zidane o Francesco Totti.

Margaret Thatcher. Foto: AFP
Margaret Thatcher. Durante su mandato en Reino Unido el fútbol tocó fondo como fenómeno social y producto de consumo. Foto: AFP

Mientras tanto, el fútbol inglés tenía la tarea de quitarse la etiqueta de mero fútbol físico. El ‘kick and rush‘, estrategia de juego basada en el juego en largo y en dar el menor número de pases posible hasta llegar al campo contrario, era una institución dentro de la Football Association (FA), que recomendaba a los equipos de sus ligas cómo jugar correctamente.

Ahora, para competir con el dinamismo neerlandés, el glamour italiano y la pluraridad del fútbol francés que estaba por caer, el estilo tosco inglés resultaba insuficiente. Ya lo habían demostrado años atrás Bryan Clough en el Nottingham Forest y Bill Shankly y Bob Paisley en el Liverpool, quienes habían conseguido sendos triunfos internacionales para la competición inglesa gracias a un juego asociativo que incomodaba al anacronismo de la FA.

La revolución del fútbol inglés

La transición la llevarían a cabo dos nombres que poco tienen que ver con Liverpool o Manchester City. Por un lado, Arsène Wenger, en el Arsenal; por el otro José Mourinho, en el Chelsea.

Wenger transformó el modelo de director técnico en la isla, optando por un revolucionario modelo de captación de talento joven, la renovación de las instalaciones deportivas y un enfoque empresarial del club. Este aire fresco se vio reflejado en un fútbol ágil, creativo y atractivo. A esto se sumó la llegada de jugadores talentosos como el francés Thierry Henry y el neerlandés Dennis Bergkamp, justamente recuperados de la liga de Italia. La visión de Wenger terminaría por influir a la estructura del fútbol inglés por completo.

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Mourinho cambió por completo la manera de jugar en Inglaterra. Su primer proyecto se probó cosmopolita, como el de Wenger en el norte de Londres, pero en este caso apuntaba a construir un equipo de autor hecho a la medida de su entrenador. Para esto fue clave la llegada del multimillonario ruso Román Abramóvich al Chelsea, quien financió al club desde 2003. Abramóvich fue el primer millonario extranjero que incursionó en este deporte en Reino Unido, trastornando para siempre el modelo clásico de pequeños ricos dueños locales en cada equipo del ecosistema del fútbol inglés.

Con el financiamiento de Abramóvich detrás, Mourinho hizo del Chelsea un equipo competitivo en poco tiempo, implantando el fútbol de extremos abiertos y solidez defensiva que caracterizó sus primeros años como entrenador en Portugal. También trajo a Inglaterra la periodización táctica, un modelo de entrenamiento que consiste en realizar ejercicios basados en situaciones reales de juegos en vez del mero fortalecimiento físico. La periodización táctica se convirtió en poco tiempo en otra institución dentro de cada club de las primeras divisiones inglesas.

Pero las revoluciones de Wenger y Mourinho fueron más impactantes que longevas. Y hasta los años 2010, el club inglés que más dominó la Premier League y que compitió regularmente con los gigantes internacionales en las competiciones europeas fue el Manchester United. Entrenado por Alex Ferguson entre 1986 y 2013, se fue adaptando a los cambios ya mencionados que desarrolló en fútbol inglés.

Luego de que la ley Bosman terminara por globalizar al fútbol europeo en 1995, Ferguson dio entrada a grandes jugadores extranjeros con el paso de los años. También fue quien dirigió a la clase del 92, un grupo de canteranos entre los que se encontraban David Beckham, Ryan Giggs, Paul Scholes, los hermanos Neville y Nicky Butt. Y la influencia del fútbol portugués llegaría tras el fichaje del extremo por excelencia, el primer Cristiano Ronaldo.

Jean-Marc Bosman. Su caso supuso la apertura de las ligas de fútbol locales al resto de Europa y un paso clave en la globalización del deporte. Foto: AFP
Jean-Marc Bosman. Su caso supuso la apertura de las ligas de fútbol locales al resto de Europa y un paso clave en la globalización del deporte. Foto: AFP

Sin embargo, la prosperidad del periodo de Ferguson difícilmente se pueda traducir en una hegemonía del fútbol inglés sobre el internacional. Su United, como el Arsenal y Chelsea, y en un par de ocasiones el Liverpool, plantaron cara a los rivales de afuera. Pero el poderío que tuviesen los italianos en los 90 no pasó a manos de nadie hasta finales de los años 2000, cuando el Barcelona de Josep Guardiola llevó el juego de posición a niveles inabarcables para muchos equipos de la élite. Bien recordada es la final de la Liga de Campeones de 2011, en la que el Manchester United fue sobrepasado sin paliativos por la presión agresiva, formación fluida y velocidad en los pases del Barcelona. El propio Ferguson y jugadores del United como Michael Carrick han reconocido ese partido como la mayor exhibición futbolística que jamás hayan visto.

Mientras tanto, al otro lado de Manchester se gestaba el nacimiento de un nuevo gigante. El Manchester City ha sido un equipo histórico del fútbol inglés, siendo parte por lo general de la primera división. Sin embargo, nunca había hecho parte de los grandes clubes del fútbol inglés hasta que en 2008 lo compró un grupo inversor de Emiratos Árabes Unidos (EAU), del que su mayor accionista es el jeque Mansour bin Zayed Al-Nahyan. Comprado presuntamente como parte de una estrategia de lavado de imagen deportiva por parte de los árabes, el City se convirtió en menos de una década en uno de los clubes más poderosos de Inglaterra y del mundo.

La caída española y el ascenso alemán

El poderío español que comenzó el Barcelona se mantendría durante unos años más, potenciado por la llegada de jugadores de clase mundial a su máximo rival, el Real Madrid. Entre las nuevas incorporaciones estaba Cristiano Ronaldo, y su entrenador vendría a ser el todavía vigente Mourinho, quien tras dejar el Chelsea conseguiría el éxito internacional con el Inter de Milán.

Barcelona y Real Madrid acapararían muchos de los mejores jugadores del mundo, y su dominio se haría evidente en las competiciones internacionales. Tras la salida de Guardiola y Mourinho, otros entrenadores como Luis Enrique, Carlo Ancelotti y el propio Zidane conseguirían éxito. Sin embargo, en comparación con el torneo inglés, la competición española estaba peligrosamente desequilibrada y los demás equipos, con contadas excepciones como el Atlético de Madrid o el Sevilla, no podían competir con equipos del extranjero y mucho menos con Barcelona ni Real Madrid. Además, las ideas que renovarían el fútbol una nueva vez se estaban gestando en otras latitudes, concretamente en Alemania.

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Allí, la Federación Alemana de Fútbol enfrentó un dilema parecido al del ‘kick and rush‘ inglés. Hasta entrados los años 2000, el fútbol alemán era reconocido sus delanteros altos y físicamente inabarcables, así como por el uso de un líbero, una posición que, tras el cambio de la regla de fuera de lugar acasionada por Sacchi en Italia, parecía anacrónica. El cambio se gestó repentinamente, con la llegada de entrenadores con ideas de afuera de Alemania como Jürgen Klinsmann y Joachim Löw, mientras que otros como Ralf Rangnick comenzaban el cambio de mentalidad desde adentro, un cambio que después traería a la élite a entrenadores como Thomas Tuchel y Jürgen Klopp. El propio Guardiola haría parte de esta ola al estar en Alemania entre 2013 y 2016, cuando dirigió al Bayern Múnich.

En líneas generales, la revolución alemana vino por cuenta por un cambio en el estilo de fútbol desde el fútbol base y las divisiones inferiores, que enfureció durante años a puristas reputados como Franz Beckenbauer o Lothar Matthäus. La nueva escuela alemana dominó el escenario internacional tras el declive del fútbol español. Su fútbol seguía siendo físico, pero con más dinamismo debido a la extición del delantero centro clásico y del líbero. Entrenadores como Klopp llevarían a su máxima expresión conceptos como el ‘Gegenpressing‘, la presión alta tras pérdida que marca la tendencia en el fútbol actual.

La Premier League consigue su “forma absoluta

Tras este cambio de testigo de las últimas décadas, el analista Michael Cox plantea que todas estas ideas confluyen en lo que llama ‘the mixer‘ (el mezclador) que hoy se produce en el fútbol inglés. El éxito de la Premier League como producto ha sido paulatino, pero ahora convergen allí todos lo elementos que pueden hacer posible un dominio del fútbol inglés durante varios años.

Por un lado está el dinero. La compra de clubes ingleses por parte de millonarios extranjeros se ha convertido en regla. A esto se suma el reciente contrato televisivo firmado por la liga de 11.600 millones de euros, el segundo más alto firmado en cualquier deporte del mundo sólo por detrás de la National Football League (NFL) estadounidense.

Roman Abramovich. Foto: AFP
Roman Abramóvich. Foto: AFP

Como consecuencia, la Premier League es actualmente la competición más atractiva para los jugadores más reputados. Además, o incluso igual de importante, por Inglaterra han pasado o se encuentran los grandes entrenadores de las diferentes escuelas europeas. Guardiola en el Manchester City, Klopp en el Liverpool, Tuchel en el Chelsea, o el italiano Antonio Conte en el Tottenham. Y equipos de la zona media o baja de la competición se precian de tener también a entrenadores innovadores y de élite. El austriaco (pero influido por la escuela alemana) Ralph Hasenhüttl dirige al Southampton, y hasta hace poco el argentino Marcelo Bielsa entrenaba al Leeds United.

Los modelos deportivos del Liverpool y el Manchester City

En este ambiente ultracompetitivo es donde han emergido los sólidos proyectos del Liverpool y del Manchester City. Desde la temporada 2018-2019, ambos clubes se han mantenido en los dos primeros lugares de la competición, y en paralelo son candidatos a ganar la Liga de Campeones. Liverpool consiguió el trofeo en la temporada 2018-2019, y ambos han llegado a una final más. Sus modelos de éxito, sin embargo, difieren en fondo y forma.

El Manchester City se sostiene gracias a la inversión árabe. El club incluso recibe ingresos de patrocinadores relacionados con el gobierno de Emiratos Árabes Unidos y con los propios dueños del City. Incluso, el diario alemán Der Spiegel publicó correos electrónicos en los que demostraba que el club recibió pagos directos del gobierno de Abu Dhabi. Sin embargo, los intentos de sanción por parte de la UEFA y la FA han sido improductivos.

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En todo caso, esta megainversión le ha permitido al Manchester City conformar una red de clubes en todo el mundo, con equipos hermanos como el New York City Football Club, el Girona Fútbol Club o el Montevideo City Torque.

El City tiene una red de ojeadores global y un desarrollo de su talento joven que tras más de una década de inversión comienza a dar sus frutos con jugadores de élite como el inglés Phil Foden. Las finanzas del club, equilibradas gracias a los gigantes patrocinios de Oriente, le permiten conseguir fichajes con facilidad, a pesar de que suelen estar sobrepagados. Así, Guardiola, que desarrolla un estilo de fútbol específico, puede tener a jugadores de clase mundial a su alcance. Los inversores árabes se han mostrado seguidores del éxito reciente del Barcelona, por lo que, además de Guardiola, el director de Fútbol del City desde 2012 es Txiki Begiristain, quien está detrás del modelo de club y de la llegada del entrenador catalán.

Por su parte, el Liverpool es propiedad del Fenway Sports Group, un conglomerado estadounidense que también es dueño de los Boston Red Sox de la Liga de Béisbol norteamericana. Su inversión, en cambio, está más orientada a la rentabilidad. Por eso el club ha invertido en una red de ojeadores y se caracteriza por su acercamiento matemático al deporte, debido también al acercamiento directo de los directivos del Fenway Sports Group al éxito de la estadística en el béisbol. De esta manera, calcularon que Klopp, que acababa de dejar el Borussia Dortmund, era el entrenador indicado para su proyecto. Y la matemática también les ha servido para fichar a jugadores como Sadio Mané, Mohamed Salah o el propio Luis Díaz. Sin embargo, el Liverpool no cuenta con una chequera infinita. El éxito futuro del club depende de los ingresos gracias al éxito deportivo y la venta de jugadores.

A su manera, tanto el Manchester City como el Liverpool han logrado destacar entre los mejores y con un proyecto sostenido en el tiempo. Y desde su enfrentamiento en la Liga de Campeones en 2018, su rivalidad no ha hecho más que crecer.

Las claves del City-Liverpool

El fútbol intenso y vertical del Liverpool ha sido un problema recurrente para el City. Las transiciones rápidas le han valido dolorosas derrotas, como la de la Liga de Campeones en 2018. Sin embargo, la apuesta de Klopp es siempre arriesgada, y ha sufrido derrotas abultadas contra Guardiola como el 4-0 de julio de 2020; eso sí, la Premier League ya estaba definida para entonces a favor del club de Anfield.

Las claves de un enfrentamiento actual pasan por varios lugares. Ambos equipos tienen varias capas de trabajo que les dan la posibilidad de resolver diferentes situaciones en contra o contener las mejores virtudes del rival.

La esencia de ambos equipos se puede entender gracias a sus mejores laterales. En el City, el portugués João Cancelo juega en la banda izquierda, con el perfil cambiado. Su prodigiosa técnica permite que en el ataque posicional sea recurrente que el balón pase por él, y sus desmarques suelen atacar el espacio entre central y lateral derecho, favoreciendo que el extremo izquierdo del City reciba el balón con más libertad.

Jürgen Klopp, técnico del Liverpool, y Josep Guardiola, técnico del Manchester City. Foto: AFP
Jürgen Klopp (Liverpool) y Josep Guardiola (Manchester City). Foto: AFP

Por el otro lado está Trent Alexander-Arnold, quien abandona sin reparos sus labores defensivas porque su talento en ataque compensa cualquier espacio a sus espaldas. Tiene incluso mejor pie que Cancelo y es uno de los mejores socios de Salah en ataque. Ambos forman un triángulo en ataque con el interior derecho de turno por donde pasa la mayor parte de la circulación de balón del Liverpool.

También son determinantes los centrales de ambos equipos. Virgil van Dijk soporta todo el frenetismo del Liverpool en ataque, y generalmente lo acompaña Joel Matip, quien suele dejar con osadía su posición para sumarse al ataque. El City cuenta con tres centrales robustos y técnicos, como Aymeric Laporte, John Stones y Rúben Dias. Este último, el más comparable con van Dijk por su autosuficiencia, no estará disponible para el enfrentamiento del 10 de abril.

Y por último hay que contar a sus mayores estrellas. En el Liverpool, Salah está completando una de sus mejores temporadas individuales, con 20 goles y 10 asistencias en 30 partidos de Premier League. En el partido de la primera vuelta contra el City, el segundo gol de su equipo fue la mayor prueba del talento imparable del egipcio, que pasaba por entonces por las mejores semanas de su carrera. Y en el City estará Kevin de Bruyne, el capitán que busca afrontar el final de esta temporada en la mejor forma física posible tras temporadas interrumpidas por las lesiones. En el partido de la primera vuelta contra el Liverpool también anotó, y su presencia en ataque y carácter se han demostrado claves para desatascar partidos complicados.

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Al repertorio se suman grandes nombres como los de Foden, Díaz, Mané, Bernardo Silva o Diogo Jota, por los que también pueden pasar las claves de cualquier duelo entre los dos gigantes del fútbol inglés y europeo del momento.

El duelo del pasado 10 de abril por la Premier League fue uno de los mejores partidos de la temporada en Europa. Los matices tácticos pasaron por una elaborada salida de balón del City, que dejó a sus laterales altos para atacar la espalda de Alexander-Arnold y Robertson, la mayor debilidad del Liverpool. También marcó la nota el alto vuelo técnico de varios protagonistas, como Foden y Van Dijk. El partido terminó 2 a 2, y mantiene abierta la carrera por el título de liga inglés.

Ahora se encontrarán el 16 de abril en las semifinales de la FA Cup. Incluso, el 28 de mayo los podría esperar una hipotética final de la Liga de Campeones, en donde ya están en las semifinales. En cualquier caso, todo hace pensar que la Premier League dominará el fútbol en Europa durante años y que a la rivalidad del Liverpool y el City le quedan grandes páginas todavía.

12 Comentarios

  1. Interesante, obviamente se nota que esté cambio en la liga ínglesa se sostine en poderes economicos que permiten tener equipos casi dos plantillas de super estrellas, la cuál está acaparando jugadores con alta capacidad técnica y física en la banca solo porque las ofertas económicas son extravagantes y difíciles de decir no, que puede llegar a ser perjudicial ál limitar équipos del centro de la tabla para abajo de hacer competencia.

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