De la impunidad a la no repetición

“El fenómeno paramilitar tuvo la aceptación de la sociedad que validaba una política contrainsurgente”: Ricardo Torres.

Esta semana fuimos testigos del ventilador que se prendió. Salvatore Mancuso, procurando ingresar a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), abrió nuevamente los episodios que, en el marco de la Ley de Justicia y Paz, se habían confesado.

De todo lo dicho, muchos de los relatos que afectaron a la población colombiana siguen siendo dolorosos, sin embargo, les confieso que me preocupan más los comentarios que se hacen sobre la audiencia que la audiencia misma.

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Sin duda, el debate no es político; perdió vigencia y relevancia. Tampoco es social, más allá del dolor que los colombianos sienten por recordar los hechos acaecidos en el marco del conflicto armado. Acá las víctimas y su condición social no reclaman empatía y mucho menos consideración alguna.

¿Qué nos queda? 

La audiencia de Mancuso nos pone en un nuevo escenario del que hasta hoy no se habla mucho. ¿Qué pasó con Justicia y Paz? ¿Qué tan efectivo fue como mecanismo de justicia? ¿Por qué ir a la JEP si ya se tiene este marco jurídico? ¿Cuánto le costó al estado el sostenimiento de la Ley, los salarios de los magistrados que, al parecer, dilataron y no avanzaron? En fin.

El debate que nos hace falta es de carácter ético.

Es precisamente desde la ética que las decisiones tomadas por los padres de la patria, al haber avalado la extradición, impidieron que la verdad saliera en su momento. Es con la ética que se abre el debate de la contraposición entre justicia y reparación.

Más triste aún, los colombianos ya sabíamos todo lo que mancuso está diciendo.

¿Por qué hasta ahora nos duele tanto? ¿Qué país teníamos hace 30 años, cuando creíamos que nuestro único problema era la guerrilla, y acabarla ‘como fuera’ era la misión más importante? ¿Por qué nos limitamos a los actos de reconocimiento y se nos olvidaron los actos de reparación, como si se tratara simplemente de reconocer que se hizo daño, pero no de comprender la dimensión del daño causado?

La vida humana se nos fue yendo de las manos precisamente cuando el odio, la indiferencia y la mediocridad política se fueron expandiendo por el territorio nacional.

Acá hay una deuda grande de todas las instituciones de la sociedad civil y esa deuda es ética. 

¿Dónde estaba el Estado? ¿Dónde estaba el empresariado? ¿dónde estaban las universidades?

El gran dilema ético es que le dimos la espalda al proceso social y político del país. Nuestra humanidad hoy se sigue viendo comprometida, en deuda de dignidad con instituciones obsoletas y paquidérmicas.

Todo lo que pasó estuvo frente a nuestras narices y, 30 años después, nos estamos indignando.

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En un país que no le duele a nadie, es difícil abordar un debate ético que ponga la verdad sobre la mesa.

Finalmente, queridos amigos, pensemos por un momento en lo que está pasando y pongamos en el relieve del debate lo que debería ser éticamente posible para el futuro.

¿Vale la pena seguir hablando de impunidad a esta altura del partido? Cada vez que el país quiera seguir adelante en los procesos de reconciliación, debe tener claro que una parte de la justicia se pierde y creo que hoy vale la pena sacrificar mucha justicia por garantías de no repetición.

Inclusive, me atrevería a decir que determinados reclamos surgen de una parte de la sociedad envejecida. No se les puede olvidar que el fenómeno paramilitar tuvo una aceptación de la sociedad que validaba una política contrainsurgente.

Mi generación hoy ve con sospecha y dolor los reclamos de quienes hasta ahora les duele lo que se dice en una audiencia.

No olviden, queridos amigos, que ustedes, mientras almorzaban y veían las noticias, se acostumbraron a ver sangre diariamente como algo normal.

Ahora el debate que reclamamos es otro: garantías de no repetición. Que se pague lo que se tenga que pagar. Que se ceda lo que se pueda ceder. Pero que lo que se vivió y que hoy los actores narran no vuelva a pasar en las generaciones que, por fortuna, ven como urgente el debate ético del país.

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5 Comentarios

  1. Excelente columna. Pone en la palestra 3 reflexiones que no tenia en el radar. Columnistas así ayudan a dar contexto y sentido.

  2. Me admira de Mancuso esa buena memoria,nunca se acordaron de nada y ahora que esta este Gobierno recordaron todo , lo que no lo lee 🤷‍♂️, esa JEP está siendo utilizada para los odios vicerales del Gobierno.

  3. Alejandro Henao Zapata

    Cuando el odio nos ha dirigido, no podemos recurrir a reclamar justicia
    Lleguemos.al.perdon para iniciar la construcción de la paz anhelada

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