Manuel Liñán: “Con ‘¡Viva!’ abro la puerta donde yo me escondía para travestirme”

Manuel Liñán visitó el país junto con su compañía de danza para presentar ‘¡Viva!, un espectáculo que celebra la diversidad, el flamenco y la feminidad. Diario Criterio habló con el bailaor.

Los aplausos y las ovaciones no se hacen esperar. El público de pie sonríe al escenario, aplaude sin descanso a los siete bailaores sobre las tablas. Las palmas se juntan para festejar el flamenco, la feminidad y la libertad. La Compañía Manuel Liñán concluye su segunda muestra de ¡Viva! en Bogotá y, entre ráfagas de besos al aire, el telón del Teatro Julio Mario Santo Domingo se cierra a la espera del próximo show hoy sábado 2 de julio.

Los asistentes salen maravillados. Las dos horas de baile, música en vivo, palmas flamencas, gritos de ‘Ole’, y faldas entregadas al aire dejan a la gente con una energía descomunal, esa que acaban de entregar los artistas en escena y que solo el amor al arte es capaz de desatar.

Qué acertada fue la crítica de danza Lyndsey Winship al afirmar que !Viva! “se siente como un espectáculo sobre cosas que no se pueden reprimir, cosas que no puedes fingir que no sientes, ya sea que estés enojado, herido, eufórico: cosas que quieres compartir”.

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En ¡Viva! el rostro habla, las telas hablan, las manos hablan. En este espectáculo el cuerpo es capaz de expresar todo, de emitir la energía del festejo, del gozo y también de la nostalgia y el llanto. En ¡Viva! el pecho vibra, la precisión de los golpes en el piso se sienten en el corazón y las palmas marcan el ritmo de lo que será un espectáculo inolvidable.

Durante su paso por primera vez en la capital colombiana, Diario Criterio habló con Manuel Liñán uno de los bailaores de flamenco más reconocidos en el mundo, quien en el marco del Festival de la Diversidad llegó a Bogotá a presentar su espectáculo ¡Viva! junto con bailaores de su compañía de danza española.

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Manuel Liñán y su compañía de danza. Foto: Cortesía Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.

Manuel Liñán y las bailaoras que lleva adentro

Manuel Liñán (Granada, 1980) creció en medio de un ambiente taurino. Al ser el hijo menor de dos hermanas mayores, su padre, un torero consolidado de España, tenía la esperanza de que su único varón fuera torero.

Él mismo fue el encargado de enseñarle algunos de los movimientos de la fiesta brava, esos que años después, en vez de poner en práctica sobre la arena de la plaza de toros, los haría en las tablas de los escenarios del mundo.

Mientras sus padres intentaban criar al futuro torero de la familia, Manuel disfrutaba abrir el clóset de su mamá para probarse vestidos y faldas largas: esos que solo las mujeres podían usar. “Había uno que me encantaba que era un faldón verde, esa era la falda que me gustaba porque tenía mucho vuelo. Lo que hacía también era ponerme un pantalón que me apretaba la frente y lo usaba como peluca, para mí era fantástico, dijo Manuel Liñán a Diario Criterio.

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Empezó a bailar desde el colegio y rápidamente comprendió que a los varones se les enseñaba a mover el cuerpo de una forma diferente a las mujeres. “Me gustaba lo que me enseñaban pero yo quería bailar como mis compañeras y de hecho, cuando lo hacía, la gente se reía, se burlaban de mí y eso era muy triste”, recordó el artista.

Manuel Liñán
Manuel Liñán y su compañía de danza. Foto: Cortesía Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.

Viajó a Madrid a sus 17 años para seguir aprendiendo la danza de forma profesional. Allí tomó clases con diferentes compañías de baile y fue afinando sus pasos en tablaos flamencos. En 2008 inició su carrera en solitario en Tauro, después realizó otros espectáculos como Sinergia, donde presentaba elementos básicos del flamenco.

Años después, en 2014, presentó Nómada, una producción compuesta por tres bailarinas, tres bailarines, tres cantantes y dos guitarristas, con el objetivo de crear un espectáculo en el que se pudiera desarrollar su labor como coreógrafo, director e intérprete.

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Con Reversible (2015) Manuel se apropió de la bata de cola, en este espectáculo compuesto por un conjunto de coreografías inspiradas en juegos infantiles el bailaor salió públicamente con una prenda que hasta entonces era para mujeres: “Para mí fue la oportunidad de que mi danza estuviera rodeada de ciertos elementos ‘femeninos’ que para mí eran importantes”, comentó Manuel Liñán.

REVERSIBLE from Peineta Producciones on Vimeo.

¡Viva!, un grito de libertad

Manuel Liñán estaba convencido de que el uso de la bata de cola y las faldas coloridas de boleros sueltos no serían algo pasajero. A pesar del miedo a la crítica y el temor a ser juzgado, el bailaor siguió usando estas prendas en sus espectáculos, “era un complemento mío, quería que dejara de ser un elemento solo para mujeres y hacerlo parte de mí

Para encarnar el espíritu de las ancestras bailaoras, destacar la pluralidad del baile, sus distintas formas y la singularidad de cada una de ellas, Manuel creó ¡Viva!, una puesta en escena que nace de sus recuerdos de infancia, cuando se ponía las prendas de su madre, se adornaba el pelo con flores, se maquillaba y bailaba a escondidas.

Manuel Liñán
Manuel Liñán y su compañía de danza. Foto: Cortesía Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.

Este espectáculo es un grito de libertad y diversidad artística “con este ‘show’ lo que pretendo es abrir esa puerta donde yo me escondía para travestirme, para bailar. Quería volver a la niñez desde la madurez con fuerza, quería que un hecho íntimo de mi vida se volviera público. 

Basta con ver la destreza con la que las siete bailaoras mueven sus pies en el escenario, la mirada entregada a la guitarra, el violín y la caja, el movimiento de las muñecas mientras chocan las castañuelas, los boleros de las faldas agitándose como abanicos flotantes y las voces de las mujeres que se animan y gritan entre todas mientras cada una desde su individualidad deja todo lo que tiene sobre los tablaos.

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Manuel Liñán, Manuel Betanzos, Jonatán Miro, Hugo López, Miguel Heredia, Yoel Vargas y Daniel Ramos son los protagonistas de esta fiesta gitana, ellos/ellas son los encargados de explorar y bucear en este universo fascinante del travestismo y, exponer así, la parte formal de estas identidades que forman nuestra propia naturaleza. 

Para Manuel travestirse es sinónimo de liberación, “es engrandecer la danza. Es un tipo de estética con la que yo desde pequeño ya me sentía bien, es una muestra de baile y honestidad”, explicó a Diario Criterio.

Manuel Liñán y su compañía de danza. Foto: Cortesía Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.

Ya van a ser casi ocho años de que la bata de cola sea la extensión de las piernas de Manuel, y es que la domina como si fueran sus propios pies, su propia vida. Está convencido de que además de su profesión la danza es su hobby y le cuesta quedarse quieto.

Además de romper con una estructura patriarcal, con un modelo de danza que sorprende pero que muchas veces es juzgado, Manuel Liñán es un referente del flamenco y gracias a su trabajo los niños varones han empezado a usar bata de cola con autenticidad y naturalidad. Ojalá existan más bailaores como Manuel, capaces de liberarse con su cuerpo y demostrar que la diversidad siempre será motivo de aplausos y festejo.

*Puede comprar las boletas para la función del sábado 2 de julio dando clic aquí.

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