No solo es Otoniel: los otros testimonios que salpican al general Montoya

Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, señaló al general (r) Mario Montoya de haber recibido dinero de los paramilitares. No es la primera vez que Montoya, procesado por ‘falsos positivos’, es salpicado por presuntos nexos con las autodefensas.

Alias Otoniel, máximo jefe del Clan del Golfo, compareció ante la JEP este martes y aseguró que Mario Montoya recibió dinero y prebendas de los paramilitares a cambio de trasladar a militares, según revela El Tiempo.

Por ejemplo, los paras le habrían entregado a Montoya dinero y un apartamento blindado por trasladar al también general en retiro Leonardo Barrero Gordillo, de acuerdo con la versión de Otoniel. El abogado de Montoya, quien fue comandante del Ejército entre 2006 y 2008, dijo que durante siete años las autoridades investigaron los bienes y las cuentas del alto oficial y de su familia, y ”encontraron que no había irregularidad alguna”, cita El Tiempo.

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Asimismo, el cabecilla del Clan del Golfo dijo que Montoya “desarrolló operativos conjuntos con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)”.

Las declaraciones de Otoniel, previas a su extradición a Estados Unidos, se consideran claves para desentrañar los vínculos entre agentes del Estado y paramilitares y continúan este miércoles.

El jefe del Clan del Golfo, cabe recordarlo, intentó someterse a la JEP, que rechazó la solicitud al considerar que él “no logró aportar pruebas suficientes que lo acrediten como un tercero colaborador civil”. Sin embargo, lo citó para declarar como testigo en los casos 03 y 04 que lleva ese tribunal: asesinatos y desapariciones de civiles presentados como bajas en combate (‘falsos positivos’) y la situación en el Urabá.

Precisamente, el caso de los llamados ‘falsos positivos’ es en el que hay más señalamientos contra el general Mario Montoya. Y aunque la declaración de ‘Otoniel’ ha causado gran conmoción, tampoco es la primera vez en que es vinculado a los paramilitares.

Mario Montoya y falsos positivos
General (r) Mario Montoya. | Foto: AFP.
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Orión, la operación que pesa sobre el general Mario Montoya

Mario Montoya Uribe estuvo en el Ejército por más de 40 años, y empezó a ganar reconocimiento nacional cuando asumió la comandancia de la Cuarta Brigada, en Antioquia, cargo que ocupó entre 2001 y 2003.

En esos años se ejecutaron varias operaciones contra las guerrillas en Antioquia, dos de ellas en la Comuna 13 de Medellín: Mariscal (mayo de 2002) y Orión (octubre de 2002, ya en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y la Alcaldía de Luis Pérez). Aunque en ambas hubo denuncias sobre violaciones de derechos humanos, Orión ha sido la más cuestionada.

General Mario Montoya. Foto: AFP
General Mario Montoya. Foto: AFP.

Inicialmente, Orión fue presentada como una operación exitosa, pero después se conocieron denuncias sobre una alianza entre la Cuarta Brigada y el bloque Cacique Nutibara de las AUC (comandando por Diego Fernando Murillo, Don Berna), que terminó imponiendo el control en la comuna.

El Cacique Nutibara hizo inteligencia, logró la ubicación de guerrilleros, se infiltró dentro de la población civil y todos estos datos se le adjuntaron a las Fuerzas Militares. Varios de nuestros hombres fueron allá, muchos de ellos iban encapuchados, se identificó varias personas, algunas fueron dadas de baja, otros fueron capturados y después desaparecidos”, dijo Don Berna en versión libre ante la Fiscalía, en noviembre de 2008.

Según el portal especializado en conflicto armado Verdad Abierta, en la operación Orión, 80 civiles resultaron heridos y otros 88 fueron asesinados (71 a manos del los paramilitares). El número de desaparecidos sigue siendo una incógnita.

Los paramilitares Luis Adrián Palacio, alias Diomedes, y Carlos Mauricio García Fernández, alias Doble Cero, también han hablado de relaciones con la Cuarta Brigada durante el tiempo en que Montoya fue su comandante.

El general Mario Montoya también ha sido vinculado con el Bloque Centauros de la AUC, que operaba en los llanos. Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario y exjefe administrativo de esa estructura paramilitar, aseguró que, en 2004, el alto oficial recibió presuntamente 1.500 millones de pesos y un apartamento blindado avaluado en 400 millones por apoyar a los paras en esa región del país.

Asimismo, en 2012, Salvatore Mancuso declaró que el general Montoya se alió con el zar de las esmeraldas Víctor Carranza para permitir la entrada de las AUC en los llanos.

Por otro lado, de acuerdo con los testimonios del capitán Guillermo Gordillo y los paras José Joel Vargas, alias Pirulo, y Adriano de José Cano Arteaga, alias Melaza, Montoya habría sabido de la masacre de San José de Apartadó (Antioquia), cometida en febrero de 2005, y no hizo nada.

Después de su salida de la Cuarta Brigada, el alto oficial pasó a la Primera División del Ejército, que opera en el Caribe, y al Comando Conjunto No. 1 del Caribe, y por eso ha dicho que no se le puede vincular con hechos que sucedieron en jurisdicciones lejanas a donde estaba asentado.

El general en retiro nunca ha estado formalmente en un proceso judicial por esos casos, y en marzo de 2006 el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez lo nombró comandante del Ejército.

El general Mario Montoya y los ‘falsos positivos’

Varios de los señalamientos contra Montoya por presuntos nexos con las AUC se conocieron durante su periodo como comandante del Ejército. Pero el golpe más duro lo recibió después de septiembre de 2008, cuando se conoció que 19 jóvenes de Soacha fueron llevados con engaños a Ocaña, Norte de Santander, donde miembros del Ejército los asesinaron para presentarlos como guerrilleros dados de baja en combate.

Así que, a finales de octubre de ese año, Uribe Vélez destituyó a 27 miembros del Ejército, entre los que se contaban tres generales Paulino Coronado Gámez, José Joaquín Cortés Franco y Roberto Pico Hernández.

En contexto: Paulino Coronado, el primer general en reconocer su responsabilidad en los ‘falsos positivos
Paulino Coronado, primer general en aceptar su responsabilidad por falsos positivos
Paulino Coronado, primer general en aceptar su responsabilidad por ‘falsos positivos’. | Foto: JEP.

Montoya dejó la comandancia del Ejército en noviembre de 2008, pero en ese momento no tuvo que responder por los casos de ‘falsos positivos’. Por el contrario, en febrero de 2009, Uribe lo nombró como embajador de Colombia en República Dominicana.

Los escándalos, sin embargo, lo persiguieron en su naciente “carrera” de diplomático. En junio de 2009, desde una cárcel de Estados Unidos, Don Berna reiteró que la Operación Orión sí había contado con la participación de las AUC, y en febrero de 2010 Don Mario habló de los presuntos pagos a Montoya por sus nexos con los paramilitares en los llanos. Además, en octubre de ese mismo año, Juan Carlos el Tuso Sierra dijo que el general en retiro hacía parte de la nómina de la Oficina de Envigado.

En medio de esa marea de acusaciones, Montoya renunció a la Embajada en julio de 2011, y se suponía que en Colombia lo esperaban varias investigaciones, pero al final ninguna llegó a buen término.

Eso sí, posteriormente se supo que el caso de los ‘falsos positivos’ era mucho más grande y que Montoya no pudo haber sido ajeno a esos crímenes. Por ejemplo, de acuerdo con la ONG Human Rights Watch (HRW), entre diciembre de 2001 y diciembre de 2003, soldados de la Cuarta Brigada cometieron “al menos 44 ejecuciones extrajudiciales”. Montoya era el comandante de esa unidad militar durante ese tiempo.

En total, entre 2002 y 2008, al menos 6.402 personas fueron asesinadas para ser presentadas como bajas en combate, según la JEP. Al menos 1.613 casos se registraron en Antioquia. Montoya, cabe reiterarlo, fue comandante del Ejército entre 2006 y 2008.

“El fenómeno macrocriminal cayó drásticamente en el 2009, al pasar de 792 víctimas en 2008 a 122 casos reportados en 2009”, explica la Jurisdicción Especial para la Paz.

Uno de los principales testigos contra Montoya por ‘falsos positivos’ es el coronel Robinson González del Río, que en 2014 señaló al general de ser el “cerebro” de las ejecuciones pues la prioridad eran las bajas en combate y no las capturas. “El general Montoya hacía un famoso top 10, las mejores unidades del país, y todas eran por bajas. Había unidades que hacían 50 desmovilizados y estaban por debajo de las que llevaban dos bajas. Eran más simbólicos o más valiosos los resultados por bajas que por desmovilizados o capturas”, dijo González del Río, según reveló en su momento Noticias RCN.

Según el coronel, esta era una de las frases que más les repetía Montoya: “Yo no quiero regueros de sangre, quiero ríos de sangre. Hay que dar resultados”. Algo similar contó ante la JEP, en 2019, el coronel Gabriel Rincón: “No eran capturas. Aquí lo que exigían eran muertes en combate y, como lo manifestaba en sus programas el comandante del Ejército, eran litros de sangre, tanques de sangre: ’A mí no me importa nada de capturas, a mí me tienen que dar son muertos en combate’”.

En marzo de 2016, Montoya fue llamado a imputación de cargos por al menos diez casos de homicidio en persona protegida, pero la Fiscalía suspendió la diligencia. Después de la firma del Acuerdo de Paz, el general en retiro pidió someterse a la JEP. Su solicitud fue aceptada en octubre de 2018 y confirmada en abril del año siguiente.

Sin embargo, pese a que el mayor compromiso con la Jurisdicción Especial para la Paz es contar la verdad, so pena de ser expulsado, las versiones que ha dado Mario Montoya no han sido satisfactorias para las víctimas, que denunciaron que en una de las audiencias, celebrada en febrero de 2020, el general no quiso reconocer su responsabilidad por los ‘falsos positivos’ y dijo que los soldados que los cometieron eran “muy pobres, ignorantes” y “no entendían la diferencia entre resultados y bajas”.

A juicio de las víctimas, el compareciente no aportó a la verdad y hay un proceso de desgaste de la justicia transicional”, informó la JEP en su momento.

El proceso contra Montoya por los ‘falsos positivos’ sigue en la JEP, que seguramente evaluará lo que Otoniel ha dicho sobre él. Entonces, es muy probable que el general no solo tengan que responder por las ejecuciones extrajudiciales, sino también por los señalamientos por presuntos nexos con los paras que se han acumulado por muchos años.

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