“‘Marte’ es ser y sentirse marciano en esta época”: Giovanni Vargas, nominado al Premio Luis Caballero
La exposición de Giovanni Vargas incluye una variedad de voces que se aproximan a Marte, el planeta más cercano a la Tierra. El artista habló con Diario Criterio para explicar su proyecto.
En Rojo hay libros, símbolos, placas con frases, proyectores, mapas y hasta nombres de canciones. Esta exposición que hace parte del XI Premio Luis Caballero, incluye una variedad de elementos que convergen en una sola palabra: Marte, el planeta más cercano a la Tierra.
Las voces que se aproximan a este planeta empiezan con la idea del Edén: un nuevo, rojo y polvoriento Edén. La propuesta de Giovanni Vargas se plantea como un archivo que, quizá como todos los archivos, permite mutaciones de conexión, proponiendo relaciones a veces plausibles, a veces imposibles, entre sus elementos.
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Recorrer la exposición ubicada en El Parqueadero del Museo de Arte Miguen Urrutia puede ser confuso para muchos, pero cada una de las piezas colaborativas y multimediales (objetos, pinturas, videos, publicaciones) hablan de una nueva conquista del planeta Marte. “Crean un (hiper) espacio diseñado para el descubrimiento, la reflexión, la ironía y la crítica del insaciable espíritu colonizador humano, de las utopías y su inevitable proceso de exclusión”, explica el artista Giovanni Vargas.
Además de la muestra que se exhibe en El Parqueadero, Rojo se ubica en otros dos espacios de la ciudad: el Observatorio Astronómico Nacional y el Planetario de Bogotá.
Diario Criterio conversó con Giovanni sobre su proyecto para entender más a profundidad el concepto de su obra y sus intenciones al presentarla a un premio como este.
Diario Criterio: ¿Cómo empezó su interés por Marte y el espacio?
Giovanni Vargas (G.V): El interés por lo espacial se originó al toparme con unos dibujos de una de las primeras astrónomas reconocidas en el siglo XIX por la asociación de Astrónomos ingleses. Su nombre era Caroline Herschel y a partir de sus dibujos, que me inspiraron a pensar la forma en que las imágenes se construyen, realicé una serie de dibujos en el 2015 para una exposición en una galería con la cual trabajaba en ese tiempo, SKETCH.
Marte apareció en esa misma sintonía, es decir, a partir de la idea de la construcción de imaginarios de lugares que se desconocen físicamente y que hemos aprendido de ellos a partir de nociones abstractas, ambiguas y contrarias.
Así que para el 2020 en el 45 salón Nacional de artistas titulado Al revés de la trama, dirigido por Alejandro Martín, y dentro de la curaduría titulada Universos Desdoblados, curada por María Isabel Rueda y Mario Llanos, me invitaron a realizar una pieza que llevaba pensando desde hace tiempo, también porque ellos conocen mi trabajo y la resonancia de sensibilidades es muy similar.
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Para ese momento hice un tapete de gran formato, de 4 metros por 4 metros, el cual fue dirigido por dos asesores, Jhonson Quintero y Laura Cifuentes, y construido por un artesano, Javier García. La imagen que tenía el tapete provenía del primer registro en blanco y negro de este planeta marciano, tomado por el satélite Mariner 4. La obra la titulé La promesa del marinero y fue un ejercicio de interpretación a partir de una técnica ancestral con materiales orgánicos, de una imagen entre borrosa y abstracta que daba cuenta de estos niveles de reflexión que había elaborado sobre la idea de la imagen.
También me interesaba pensar dos formas tecnológicas: la ancestral y la nueva tecnología, que ahora ya no es tan nueva, pero dio inicio a lo que hoy en día se está elaborando alrededor de la idea de este planeta.
Diario Criterio: ¿Cómo le explicaría a un niño Rojo? ¿Cómo explicarle el proyecto?
G.V: La propuesta Rojo, Construir de nuevo un mundo / Una exploración en complicidad, tiene que ver con permitir la apertura de nuevos espacios de pensamiento y de sensibilidades, un ejercicio de reflexión, replanteamiento de los lenguajes, los gestos, las acciones y el trabajo con la materialidad. Para llevar a cabo esta posibilidad es necesario pensar justo en las futuras generaciones, cómo perciben hoy en día el mundo que les rodea, cómo interactúan con él y con sus materialidades, así que pienso yo que se le explicaría por estos asuntos.
Además de cómo una civilización construye imaginarios que inician desde lo abstracto, desde anhelos, deseos, ficciones, entre otros, para luego llevarlos al grado de la realidad, por medio de la tecnología, pero también, creo yo, reflexionar sobre los usos y la recepción que cada uno de nosotros, como latinoamericanos, hacemos y tenemos de herramientas que nos son dadas y que a veces no sabemos cómo se crean.
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A lo que voy con esto último es pensar en cuáles son los componentes con los que la tecnología se activa, es decir materia terrestre (minerales), y sin ella pues los avances se hacen cada vez más costosos y difíciles. Hoy en día la tecnología pareciera hacerse cada vez más abstracta, más etérea y pues no es así.
Rojo, la idea colaborativa de Marte
Diario Criterio: Hay un componente colaborativo dentro de la propuesta, ¿cuál era tu intención por tener otras voces?
G.V: La propuesta colaborativa es un asunto que ha venido por bastante tiempo elaborándose en los proyectos que he propuesto. Pero para este evento decidí que debían ser más visible esos diálogos, más directas esas conversaciones y puntos de vista, trabajar en conjunto unas inquietudes que son cada vez más urgentes.
Pensar Marte como un planeta que contenía en su inicio muchas esperanzas, sobre supuestos de vida, lleva a pensar qué es lo que estamos haciendo como civilización, como humanidad con un lugar que hasta el momento nos ha mostrado que por lo menos en nuestro sistema solar es el único espacio que alberga esas posibilidades, así que Marte para la propuesta es un ejercicio especular.
El uso de la tecnología por fuera de la Tierra se ha dirigido en un inicio a un sin número de buenos deseos y tergiversación de estos: generar contacto, búsqueda, rastreos, dateo, vigilancia, control, formas de extender nuestra presencia en lugares tan agrestes para unos cuerpos tan frágiles.
“El deseo de exploración y colonización es un asunto natural en la especie, que ante su fragilidad y temor a extinguirse ha creado y propuesto maneras de sobrevivir”
Ahora, pienso que crear espacios colaborativos es abrir las posibilidades de reevaluar lo que sucede en una época en el que el individualismo, el aislamiento, la mediación, el extractivismo y la acumulación en todos los sentidos, tanto de recursos, como económica, de conocimientos, de investigación y de resultados, nos esta llevando a un lugar que muchos no queremos.
Diario Criterio: ¿Qué implica trabajar en colectivo para un proyecto de este tipo?
G.V: Pensar en trabajar en conjunto es pensar que las diferencias deben estar presentes y aunque suene contradictorio con relación a lo que he dicho antes, los espacios para que se genere reflexión propia deben proporcionarse. Juntos no significa iguales. Seguro todos lo sabemos, pero se nos olvida.
Tener otras voces a mi lado es generar cacofonías y resonancias, abrir un espacio que esta pensado para la individualidad y la creación de autor. Hemos visto que cada vez los procesos creativos se vuelven más complejos, más amplios, más permeables y la ciencia lo ha hecho desde hace mucho tiempo, aúna conocimientos, porque nadie construye un cohete solo, es el esfuerzo de un gran conjunto de personas.
Pensar el arte, la ciencia y la tecnología es parte de las intenciones de esta propuesta. Pero no una tecnología dada, mas bien una tecnología reflexionada, cuestionada y reconfigurada, que es lo que hacemos como habitantes del sur global; trabajar, por un lado, con los residuos para abrir posibilidades o, por el otro, comprender cómo ampliar y redirigir lo que ha sido creado y pensado con un solo sentido de uso o con sentidos condicionados.
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Diario Criterio: ¿Qué es Marte para usted?
G.V: Marte para mí es rojo, ese adjetivo que llama la atención a muchos niveles. Rojo para mí es verde, rojo para mí es visibilización, escucha, invención, mugre, despojos, escombros, miedo, posibilidades. Marte para mí es ser y sentirse marciano en esta época. Marte para mí es un deseo de comunicación y de contacto con lo distante.
Diario Criterio: ¿Hay alguna pieza en especial que destaque del proyecto?
G.V: La pieza que más me gusta de la propuesta es la que se está formando, la que hemos construido juntos, la que paradójicamente no tiene cuerpo, materialidad, pero la que es materia.
Fotografías por Mónica Torregrosa / Archivo Galería Santa Fe / IDARTES.
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Interesante y loca la idea que el autor tiene de Rojo: Marte y como lo demuestra en sus obras
Nominado además al premio Luis Caballero