Más irresponsabilidad en petróleo y gas
“Si la producción nacional de hidrocarburos se hunde, ello ocurrirá cuando Petro ya haya salido del cargo, con lo que las desgracias económicas y sociales que vendrán las asumirán sus sucesores”.
Como senador me tocaron incontables debates de control político y padecer errores, falacias y vivezas. Pero, en su debate de moción de censura, la ministra de Minas batió todas las marcas. Porque fue capaz de hablar 60 largos minutos, proyectar 18 cuadros y publicar un boletín de prensa de 11 páginas y no explicó por qué “no habrá nuevos contratos para buscar hidrocarburos”. Disparate que Petro tampoco ha sustentado, aunque, como candidato, lo planteó desde agosto de 2021.
Copiando a su jefe, la ministra tampoco mencionó que Colombia no es causante del calentamiento global, sino víctima, dado su pequeñísimo aporte a los gases de efecto invernadero a escala global –0,6 por ciento–, y con menos del 0,2 por quema de carbón y derivados del petróleo. Y ocultó que poquísimos países causan el 80 por ciento del problema y no cumplen con sus promesas de reducir sus emisiones.
Irene Vélez echó el cuento de que entre seis y ocho años nadie va a necesitar petróleo y gas en el mundo y que todo el parque automotor será eléctrico, falacias que no dijo de dónde sacó y que en Colombia contradicen conocedores como José Clopatofky. ¿Reemplazar tan rápido, por vehículos mucho más caros, incluidos los 6,7 millones de aquí —y sin contar las motos, 1.440 millones–? No le temen al ridículo.
Pero lo peor de todo fue que la ministra no explicó –como tampoco lo ha hecho Petro– por qué consideran dañino buscar y producir más hidrocarburos en Colombia, cuando se sabe que el dióxido de carbono (CO2) que generan esas operaciones es despreciable y que su consumo no desaparecerá, sea en Colombia o en otros países, y con gas y petróleo producidos en una u otra parte. Y no lo explican porque saben que no tienen cómo hacerlo y Petro se ha arrogado el derecho de no demostrar lo que propone. ¡En su soberbia —aunque nos haga daño—, a los colombianos nos tiene que bastar con su palabra!
Tampoco explican por qué no permitirles a las petroleras privadas correr con el riesgo de buscar y producir más hidrocarburos, riesgo que en nada perjudica a Colombia y que sí les puede proporcionar nuevos y grandes ingresos. Y le digo a la ministra, con consideración: no repita usted que este Gobierno los reemplazará en el corto plazo por otros productos, porque queda muy mal.
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La ministra usó retórica poco creíble para ofrecer que, sin nuevos contratos, la producción nacional de gas aumentará, pero en un gráfico que se le coló en su presentación y al cual no se refirió, aparece que pronto todo el consumo nacional terminará importándose por Buenaventura y Cartagena:
Este horror lo sella un contrato entre Ecopetrol y una trasnacional española, del 4 de noviembre pasado, para promover la venta de “oil & gas” venezolanos a Colombia (ver enlace), gas que nos costaría a 26 dólares el millón de unidades térmicas británicas (MBTU), cuando producido aquí nos cuesta 4,8.
Debe saberse, además, que si la producción nacional de hidrocarburos se hunde, ello ocurrirá cuando Petro ya haya salido del cargo, con lo que las desgracias económicas y sociales que vendrán las asumirán sus sucesores. Es tanta la irresponsabilidad, que Colombia es el único país productor de hidrocarburos —¡el único!— en el que el presidente, abusando de su poder, actúa así.
Cuánto valoro mi voto en blanco.
Muy mal quedaron los petristas que en la Cámara defendieron este sartal de incoherencias, en vez de hacerle caso al senador del petrismo que dice que “sin exploración no hay paraíso”.
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