En el nombre del hampa
“¡Se fugó Matamba!”. La frase recorría los pasillos de todas las redacciones del país y de nuevo esa gran creatividad para ubicar motes a los malandrines. Este país de humor negro y criminales sanguinarios ha sido muy ocurrente a la hora de elaborar magníficos apodos para aquellos que están ubicados al margen de la ley.
Casos famosos son los de “Fritanga”, “Gordolindo” y “Jabón”. Ni hablar de la cúpula salvaje de Pablo Escobar: “Arete”, “Popeye”, “El Zarco” y “Pinina” -apodo que salió de aquel personaje televisivo que gestó la actriz argentina Andrea del Boca-. ¿Cómo entender que a un hombre que se lucra de las malas artes se le pueda llamar “Osito”? Lógico. Todo se trata de un juego de crueldad.
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Y mientras era fácil reflexionar acerca de que un combate de Mike Tyson duraba más que un director del Inpec y que pensar en un recuento de matones en Colombia se asemeja a cualquier escena de la serie El marginal, me quedé pensando en la anodina identidad de Juan Castro Estupiñán, antes de ser “Matamba”, mano derecha de “Otoniel” y uno de los hombres claves de la organización del Clan del Golfo. Juan Castro podría ser cualquier peregrino; Matamba hay uno solo en el ámbito del crimen organizado, aunque en el directorio telefónico de mi mente hay dos Matamba.
Y ese recuerdo se origina en el Deportivo Pereira de 1989 donde en la delantera jugaba un muchacho de serpenteante gambeta y definición algo errática. Se llamaba William Matamba y por cuenta de su talento y su sonoro apellido, fue haciendo sus propios pinitos en las secciones de goles de Teledeportes y el show del gol Criptón.
No sé si de ahí surgió el alias, pero lo cierto es que el futbolista, que posteriormente hizo parte de Atlético Nacional, hacía dupla con otro atacante veloz y repentista: Daladier Ceballos, que falleció hace unos años en un accidente de tránsito. Y también hubo un alias “Daladier”, un carterista de perfil mediano que fue capturado en Cartagena después de perpetrar un atraco en vía pública.
No es el único caso porque también existe un Falcao del mal. Aquel apellido que se hizo famoso a comienzos de los ochenta gracias al talento de Paulo Roberto Falcao, extraordinario volante de la selección brasileña, Inter de Porto Alegre y AS Roma, se volvió nombre gracias a Radamel García, rústico defensa central que, en homenaje al brasileño, bautizó así a su hijo.
Y la historia ya es conocida: no hubo un delantero más grande en la Selección Colombia que el hombre que hoy ocupa un lugar en la plantilla del Rayo Vallecano, pero que fue relevante y figura en River y Atlético Madrid.
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Pues en los registros de la delincuencia alias “Falcao” existe: se trata de un hombre de 31 años que integraba la banda de Los Caparros y que, en su seguidilla criminal, era acusado de presuntamente participar en actividades delincuenciales tales como reclutamiento forzado, asesinatos selectivos y extorsión.
Y las gambetas de Messi no se vieron únicamente en el Camp Nou y -en menor medida por ahora- en el Parque de Los Príncipes. John Feddy Zapata lo condenó por concierto para delinquir, lavado de activos y enriquecimiento ilícito de particulares a título de coautor. El mote de Zapata no era gratuito: su trabajo era, de acuerdo a lo que explicaron las autoridades, transferir futbolistas juveniles con el propósito de lavar dinero.
Lógico, hay un “CR7” (Esteban Castillo Flórez, que tenía circular roja de la Interpol por haber enviado cerca de 100 kilos de heroína a los Estados Unidos) y un “Maradona”, por supuesto (Luis Felipe Cuesta, al parecer socio del “loco Barrera” y quien vio cómo varios de sus bienes sufrieron extinción de dominio).
Lo paradójico de esta relación entre alias y fútbol es que Jhon Viáfara, jugador del Once Caldas, anotador de un golazo en la final de la Copa Libertadores que ganaron los de Manizales ante Boca Juniors y que fue extraditado a los Estados Unidos y condenado a 11 años de prisión por una corte de Texas, debe tener el alias más flojo de todos los tiempos en el bajo mundo: Viáfara era conocido con el lacónico remoquete de “el futbolista”.
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4 Comentarios
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Muy buen articuko Nico, simepre claro y snwcillo
Muy buen artículo como todos pregunta táctica el audio no se puede colocar con su voz u otra q no sea esa robotica jajajaja gracias viejo nico