Los mejores libros reeditados de 2022

Un autor clásico argentino, una colosal novela del Caribe colombiano y algunos de los primeros textos de uno de los cineastas más importantes del país. Estos libros reeditados encantaron a miles de personas este año.

Biblioteca Manuel Puig

Seix Barral

Biblioteca Manuel Puig

Un día, a comienzos de abril, entras en la librería sin saber que antes de terminar la jornada llegaría Manuel Puig revestido por Lara Lars. La ilustradora ha elegido tres collages enlazados por círculos magenta para dar soporte a las voces de La traición de Rita Hayworth (1968), Boquitas pintadas (1972) y El beso de la mujer araña (1976). Puig escribió en papel reciclado estas primeras novelas. La primera de ellas en Nueva York, de allí su vocación por los materiales descartados por la literatura latinoamericana de entonces: cartas, diarios, expedientes, chismes. Un coctel con materias primas y tramas despreciadas muy bien mezcladas; cine, tangos y boleros como insumos para un escritor del borde literario.

El beso ambiciona la totalidad de la argentinidad tomada por las botas militares de la junta y con solo dos voces dialógicas logra poner en tensión su política radical. Hoy, junto a su primera obra, se encuentran en librerías los besos y las boquitas recargadas de rouge para confabular las relaciones humanas y el valor de los lazos afectivos. Un rescate por parte de los editores del presente: la ratificación por parte del público lector del mérito negado por los escritores y editores de su tiempo. 

Reseña por Carlos Sosa

Puede interesarle: Las mejores novelas de 2022

El campo al fin de cuentas no es tan verde

Víctor Gaviria
Seix Barral
136 páginas

El campo a fin de cuentas no es tan verde de Victor Gaviria

Que Víctor Gaviria, el director de cine, era poeta, ya se sabía. Lo que nos toma por sorpresa es que también escribiera tan buena prosa. O no: El campo al fin de cuentas no es tan verde en realidad es una reedición –y revisión– de un libro publicado en los ochenta por la revista Acuarimántima, en la que el autor escribía a veces. Se trató de una edición de amigos y quizás el último ejemplar lo conserva Víctor, que se lo topó hace poco, pequeñito, amarillo y medio descuadernado.

Ahora que Editorial Planeta reedita toda su obra escrita, aparecieron de nuevo estas piezas cortas e íntimas –¿crónicas?– que en su momento el autor escribió en un cuaderno, a veces a lápiz, a veces en tinta. Son textos en los que brilla una apreciación soberbia del entorno que lo circundaba –su hermano mayor, los pasillos del colegio San Ignacio, su tío en Liborina, los viajes a Liborina por el cañón aún selvático del Cauca–. En ellos está también la génesis de mucho de lo que después convirtió en cine, como en El lenguaje de la piscina, un texto que parece ser la semilla de Buscando tréboles, su primer corto.

Reseña por Esteban Duperly

Celia se pudre

Héctor Rojas Herazo
Fundación IriArtes
Cuatro tomos

Celia se pudre, Héctor Rojas Erazo

El rescate de esta colosal novela es un acontecimiento literario que nos ha regalado Patricia Iriarte, y nos sumerge en el universo del Caribe, ese “silencio inexplorado de la vivencia del fracaso”, “ese monólogo permanente” del que hablara Burgos Cantor con palabras aplicables a Rojas: “Conjeturo que la vida y sus producciones es fuente de literatura, (pero) en el Caribe añade un reto: la dificultad de nombrar y de revelar, pues en los mundos al margen de los prestigios literarios, tener que rescatarlos de la neblina de lo invisible, demanda imaginación y quizás amor”.

Se trata de un monólogo alrededor de Celia y su mundo, vivido, o recreado desde Bogotá, siempre desde el patio de la infancia: “Mis alegrías y mis ilusiones están relacionadas con este patio que es el domicilio de mis razones de vivir. El trópico me dio una sensación de arrastre, un ímpetu avasallador y al mismo tiempo invasor. En Tolú, nuestra casa a uno le daba la impresión de que se la podía llevar el viento; y teniendo un sentido tan profundo de tu propia fragilidad, (…) y las circunstancias devoradoras del trópico, me hicieron sentirlo como potencia invasora y magnificadora”. Así, esta narración devoradora, plena de imaginación y amor. 

Reseña por Hernán Darío Correa

Siga con: Los mejores libros de no ficción 2022

3 Comentarios

Deja un comentario

Diario Criterio