‘Memorias guerrilleras’: la película sobre excombatientes hecha por desmovilizados de las Farc
Diario Criterio habló con Ricardo Coral, director de ‘Memorias Guerrilleras’, la primera película realizada por excombatientes: cinco historias de paz y reconciliación.
Vanesa es una joven humilde del campo que sueña con ser enfermera. El ejército asesina a su hermano así que decide cumplir su sueño en la guerrilla. Karla y Eliana son dos amigas que están a punto de entregar las armas, pero las dudas las rodean. William vive con su mamá enferma, sin dinero ni trabajo las armas son la mejor opción.
Estas son tres de las historias que hacen parte de Memorias Guerrilleras, la primera película escrita, actuada, producida y realizada por un grupo de 50 guerrilleros y guerrilleras en proceso de dejación de armas.
Cada fragmento del largometraje, cada letra y relato fue creado en agosto del 2017, en la Zona Veredal de Transición y Normalización Carlos Patiño, en La Elvira (Cauca). Nada hubiera sido posible sin la ayuda de un equipo de cineastas, que con pasión y empeño decidieron guiar a los excombatientes para mostrar su vida en la pantalla.
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Uno de los apasionados es Ricardo Coral Dorado, guionista, productor, editor y director de cine y televisión desde hace más de 30 años y un recorrido académico que suma magíster y doctorado y años de docencia universitaria.
“Me sería imposible hacer otra cosa, no sabría cómo vivir sin hacer cine”, dice el director, quien con Memorias Guerrilleras suma nueve largometrajes a su trayectoria como cineasta.
Diario Criterio habló con Ricardo Coral sobre la realización, la importancia de darle oportunidades a las personas y su perspectiva de la paz.
Diario Criterio: ¿Dónde nació la idea de hacer cine con excombatientes?
Ricardo Coral: En 2016 un amigo me invitó a la conferencia de dejación de armas de las Farc. La lucha armada y la inquietud sobre por qué existía la guerrilla era un tema cercano desde mi niñez, por eso este momento era muy relevante para mí.
Viendo la ceremonia, con tal magnitud y diversidad de personas empecé a pensar en la posibilidad de que estas personas (que pasaban de estar distribuidos en toda la selva a agruparse en las ZVTN) hicieran cine con sus propias manos.
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El cine es memoria y como tal tiene que dejar constancia. Se puede hacer a través de múltiples formas. La madre del cine es el documental, pero hacerlo requiere mucho rigor, mucha disciplina. Sin embargo, la ficción es para nosotros los vagos (risas) pero igual la ficción también es memoria.
Mi idea inicial era hacer una película sobre Manuel Marulanda. Pensé que sería llamativo desde el punto de vista del entretenimiento y también de la memoria hacer una serie sobre Marulanda. Hice una investigación y eso me llevó a las Zonas Veredales de Transición y Normalización.
Diario Criterio: ¿Qué se encontró en ese recorrido?
R.C.: Durante la investigación, llegué a La Elvira, Cauca. Zona Veredal Carlos Patiño. Allí estaban haciendo un curso de capacitación para 60 guerrilleros y guerrilleras sobre manejo de cámaras, diseño y toda una onda de comunicación.
Yo siento que si no tuviera la práctica docente que he tenido a lo largo de los años no habría llegado a este proyecto de Memorias Guerrilleras. Esto lo digo, porque en ese momento pensé que si estaban aprendiendo eso en un taller, también podríamos hacer otro taller donde hicieran una película que narrara sus propias historias.
Lo pensé como acción, con el objetivo que saliera de ellos, no para hacerla yo. Es un asunto donde ellos cuentan.
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Diario Criterio: ¿Siempre lo pensó con la idea de que ellos fueran los que hicieran la película?
R.C.: Todo el tiempo. De hecho por eso hablé de ficción, porque el documental conlleva a otro tipo de preparación y grabación.
Regresé a Bogotá, pedí los permisos correspondientes para poder ir a grabar, nos dijeron que nos daban alojamiento y comida. Conseguí seis amigos cineastas que son muy pilos y super panas, y llegamos allá siete personas. En esa zona ya estaba una chica que había empezado el curso de guion, así que trabajamos juntos en eso.
Diario Criterio: Si bien la película tiene una idea de ficción, hay también unos “aires”, que llamo yo, donde hablan los excombatientes y cuentan anécdotas. Eso hace que se transforme un poco el formato y que deje de ser solo una película de ficción…
R.C: Yo digo que es ficción porque así se concibió el proyecto. Ficción: se escribe y se actúa. Sin embargo, todo esto ha sido un working process muy bello porque en un inicio teníamos los cinco cortes (historias) separados, cada uno a parte.
Se lo mostramos a un productor gringo para ver la posibilidad de que invirtieran en la posproducción y el man dice “no, a eso le hace falta la voz de los guerrilleros, que se vean de verdad”. Porque claro, en la película se ven y están actuando, pero no se ven realmente.
Diario Criterio: Cuénteme, ¿Cómo fue el proceso de realización? ¿Cómo fueron los tiempos?
N.C: Nosotros llegamos allá el primero de agosto del 2017. Yo había podido conseguir el billete por recursos propios y pude reunir la plata para decirle a la gente que les garantizaba un mes de arriendo. Fue un presupuesto de 15 palos y con eso hicimos todo.
Los guiones los habían trabajado entre junio y julio. Inicialmente habían siete historias pero ya era claro que iban a quedar cinco. Surgieron de ellos, fueron muy libres para escribirlas y se les indicó cómo hacerlo en forma de guion.
Los guiones son preciosos, tienen todos los horrores de ortografía posibles porque ellos escriben como oyen y ahí es donde te das cuenta que no importa el nivel bajo de educación si pueden llegar a crear cosas tan bellas y elaboradas. Dices “el asunto es de oportunidades”.
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Solo se variaron algunas escenas, pero de resto se conservó como ellos lo crearon. Hicimos preproducción y organización durante 15 días y los siguientes grabamos. La terminamos el 2 de septiembre.
Diario Criterio: ¿Qué pasó después?
R.C.: Editar. Empezamos a organizarla, tuvimos las retroalimentaciones que nos ayudaron a cambiar cosas. Después vino Felipe Aljure (director y guionista) y me dice “y por qué a esas entrevistas (de los excombatientes) no le metes algo del making off para que se vea lo que hicieron”, y dije “sí, me parece”.
Finalmente, llegamos a Dinamarca con un editor muy potente que tuvimos como tutor cuando nos ganamos el premio de posproducción del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico en 2019.
Como para hacer un paréntesis, para terminar una película se necesita capital grande. Ahí es donde está el acabado. Tú llegas hasta cierto punto con las máquinas de tu casa, pero cuando tienes que acabarla para que sea exhibida en pantallas, el sonido 5.1 y todo el rollo se necesita dinero.
Menos mal nos ganamos el premio. Ahí entra el danés y nos dice “y si en vez de bloques, pones todas las historias juntas para marchar juntas, y se hace una película de cinco historias paralelas”. Dije “Pues sí, me parece”.
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Diario Criterio: ¿Hay algo especial que recuerde de la grabación?
R.C.: Lo que recuerdo es que todo era muy humano. “Sí profe”, “Hagamos esto”, me decían. Eran muy propositivos. Nosotros los guiábamos y ellos eran los que decidían. De un amor y una entrega total, además porque era su proyecto y en él veían la posibilidad de estar plasmados.
Se adueñaron de el. Fue un ejercicio muy bello desde lo humano, poder estar con ellos, sentirlos en su bella sencillez, no tienen egos exacerbados. Hay un asunto muy bello y es la inocencia, pero no la que piensa esta sociedad enferma colombiana, donde se cree que es el bobo.
Cuando entras a esa Colombia profunda, donde las personas se la han buscado como han podido y donde algunos se fueron a la insurgencia porque les tocó y porque no tenían una oportunidad de un futuro digno, las cosas cambian.
Fue muy grato vivir el momento y pensar que había que disfrutarlo y pensar que eso era lo que había. Fue una enseñanza transformadora de vida.
Diario Criterio: ¿Cómo fue el tema con los comandantes? ¿Los molestaron en algún momento?
R.C.: No. Esto es algo que vale la pena destacar. Este fue un asunto de lo que ellos llaman la “guerrillerama”, o sea soldados de base, rasos. No nos interesó ni la opinión del comandante ni nada de eso. De hecho permanecieron totalmente alejados del rodaje, nunca fueron, nos dieron total libertad.
Sabían que esto era parte de una actividad pedagógica, eso fue muy respetuoso. Ni siquiera se metieron en las historias, ni en la realización. Creo que ellos entendieron la importancia del proyecto. Comandantes no hubo.
Diario Criterio: Una vez editada y completa ¿cómo empiezan a pensar en el proceso de difusión y estreno?
N.C: La película la teníamos lista desde 2020, pero por asuntos burocráticos no la habíamos podido lanzar. Llegó este año y fue avanzando. En junio dijimos que la mejor fecha sería el 2 de octubre ya que se cumplían los cinco años del plebiscito donde ganó el NO.
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Pensamos que a ese NO que ganó le estábamos respondiendo con una obra audiovisual. Eso se nos ocurrió este año, queríamos buscar una fecha significativa y es necesario mostrar los resultados.
Diario Criterio: ¿Por qué decidieron que la difusión de la película iba a ser online, y no en pantallas de cine?
R.C.: Yo conozco esta industria desde adentro y llegar a las salas de cine es un complique largo. La película se hace, pero exhibir y en buenas condiciones, es el gran problema. Nosotros no tenemos los recursos suficientes.
Así que pensamos que necesitábamos lanzar la película pronto y si nos poníamos a esperar, pues se iba a demorar más. Igualmente, siendo consecuentes y congruentes con que el cine es una forma de expresión que va más allá del simple entretenimiento, y que también es un asunto de memoria y acción, pues ¿para qué necesitamos intermediarios como distribuidores o exhibidores?
Queríamos un encuentro directo entre nosotros y los espectadores, así que decidimos montar la plataforma por donde se está viendo. Necesitamos que la gente la siga viendo, porque así cerraríamos un círculo virtuoso donde excombatientes en proceso de reincorporación hacen un producto audiovisual, ese producto se vende y los recursos recaudados se van para esos procesos.
Ahora, si no tenemos el éxito monetario que esperamos, pues tocará seguir intentando. Creemos que es un proyecto válido, que debe tener una continuidad. A mí me gustaría terminar con una trilogía basada en la misma premisa.
Diario Criterio: Después de haber hecho esta película y con el paso de los años ¿qué piensa sobre la paz?
R.C.: Es jodido sabes. Cuando la institucionalidad está en contra de la paz y los defensores de la paz somos estigmatizados, pues es complicado. Es sentir que nadas contra la corriente, te cansas. Los gremios que podrían hacer cosas no hacen nada. Es agotador, pero cada quien desde su lado debe pensar en cómo quiere la paz.
Diario Criterio: ¿Qué huella deja Memorias Guerrilleras en su carrera?
R.C.: Para mí es un proyecto que rescata el cine en su esencialidad. Utilizar el cine como una herramienta de transformación social es importante.
Para mí es una forma de utilizar el cine no para el beneficio propio sino social y eso me parece maravilloso. Me siento orgulloso de haber podido llegar a ellos. Es un proyecto inédito, original y muy bello. Para mí fue muy enriquecedor en todo sentido y sobre todo en el humano. Yo creo que a la muerte hay que llegar sabiendo algo.
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Diario Criterio: ¿Aún tiene contacto con los exguerrilleros que estuvieron en este proyecto?
R.C.: Sí claro, nosotros tenemos un grupo y todo el tiempo estamos hablando, pues cuando se puede porque sus condiciones de red son complicadas. Ellos siguen en Cauca, en su mayoría.
*Si quiere ver Memorias Guerrilleras, puede acceder en este link y pagar por medios digitales 10.000 pesos. Con ese aporte, se contribuirá en la reincorporación económica de los exguerrilleros y exguerrilleras que crearon esta película.
10 Comentarios
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Bonita historia de como la hicieron .
Hay que ver la película para apoyarlos