Palabras de Minsalud son “afrenta a tantos que fallecieron”: médicos intensivistas
Guillermo Jaramillo —en el cargo desde el 24 de abril—, criticó la apertura masiva de UCI durante la emergencia sanitaria por covid-19 y el apoyo en ellas de profesionales de la salud no intensivistas.
Este jueves 12 de mayo, durante el debate de la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, el jefe de la cartera de Salud criticó el enfoque del Gobierno de Iván Duque ante la emergencia sanitaria, con el fin de adaptar la respuesta del sistema al aumento de personas complicadas con la enfermedad.
“Aquí montaron un negocio con el covid y triplicaron las unidades de cuidado intensivo (UCI) y nadie dijo nada —dijo Jaramillo en la sesión—. Ahí estuvo uno de los más grandes negocios”.
Adicionalmente, el ministro señaló lo “peligroso” de que en estos servicios no haya profesionales entrenados.
“En nuestro departamento (Tolima), abrieron unidades de cuidados intensivos como si estuvieran abriendo cualquier tipo de droguería. Me gustaría que miráramos, y lo voy a hacer, solamente por ejercicio, cuántos salieron vivos de esas unidades de cuidado intensivo. Lo más peligroso es tener una unidad de cuidado intensivo sin tener la gente entrenada y capacitada para poder atender eso”, señaló el funcionario, que es cirujano cardiovascular de profesión.
El ministro, además, agregó que “no nos lo han dicho, pero el negocio sí se hizo, y en grande, con el covid. El covid solucionó muchos problemas, pero no para la gente, porque la empobreció en este país”.
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“Desconocimiento profundo”
Ante dichas afirmaciones, la Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo (AMCI) —que agremia a los profesionales especializados en esta área— le dirigió una carta de tres páginas al jefe de cartera, en la cual explica que el aumento en la cantidad de UCI no se hizo gracias a la suspensión temporal de las normas de habilitación —que, por decreto, el Ministerio de entonces dejó en manos de los entes departamentales—, sino que clínicas y hospitales de alta complejidad asumieron, “en buena parte”, su creación.
“Decir que se abrieron unidades de cuidado intensivo en Colombia como ‘abrir droguerías’ es una afirmación que deja un sentimiento (sic) de tristeza y desconocimiento profundos en la labor realizada por todo el talento humano en salud que batalló contra esta enfermedad, arriesgando su vida”, escribió Camilo Pizarro, presidente de la AMCI, en respuesta a las palabras del ministro.
Asimismo, el especialista expresó que lo dicho por Jaramillo son “una afrenta a tantos que fallecieron en esa heroica y desinteresada lucha, sobre todo, contra las terapias integrales, auxiliares de enfermería, enfermeras jefes, médicos generales, médicos especialistas y médicos intensivistas de cada una de las UCI, tanto habilitadas como de las áreas de expansión”.
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Pizarro recordó que, al inicio de la pandemia, Colombia tenía 5.348 camas habilitadas en las UCI. Luego, con el plan de expansión, debido al aumento en la demanda por la cantidad de personas con covid complicado, las camas llegaron a ser casi 13.000.
“Deuda histórica con el sector salud”: AMCI
El especialista fue especialmente enfático en señalar los sacrificios que personal de la salud hizo durante su labor en las etapas más críticas del inicio de la pandemia.
“Colombia tiene una deuda histórica con el sector salud y, cuando hablamos de reformas y normas, siempre mencionamos la dignificación del talento humano en salud, y no se ha hecho nada. Seguimos igual. Aún no tenemos una ley que reglamente la especialidad de cuidado intensivo, a pesar del riesgo laboral, entre otros”, dice la carta.
De hecho, el intensivista, en cabeza del gremio de cuidados intensivos, señaló el estrés laboral y el ‘burnout’ como dos de las enfermedades —sumadas al virus— que afectaron a los trabajadores del sector al principio de la emergencia sanitaria.
“La verdadera primera línea fuimos nosotros, los intensivistas, los urgenciólogos que, cuando nadie salía a la calle, cuando nos subíamos a los ascensores y nuestros propios vecinos se bajaban porque, supuestamente, veníamos infectados del (sic) virus, traíamos a nuestras espaldas unas extensas jornadas de trabajo en las clínicas, en ocasiones, de más de 48 horas consecutivas. Y nuestro reconocimiento fue decirnos ‘HEROES’”.
Por ello, recalcaron que el talento humano en el mundo, en especial el de las UCI, “entendió que sacrificó calidad de vida, días de familia y, en algunos casos, hasta la vida; y no quiere volver a pasar por lo mismo. Le sugiero, doctor Guillermo Alfonso, que así como se va a investigar la mortalidad de las UCI de las áreas de expansión, ojalá también se adelante un estudio donde se pueda evaluar la prevalencia del ‘stress’ laboral, el ‘burnout’ —o desgaste profesional— y el riesgo de contaminación de todos los trabajadores de cuidado intensivo, del cual podría adelantarle parte de los resultados”.
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Esta es la carta completa que la AMCI dirigió al ministro de Salud, Guillermo Jaramillo:
Lo que no fue tan popular de Ruiz
Aunque el exministro de Salud del Gobierno pasado, Fernando Ruiz —cuota de Cambio Radical—, le dijo el viernes 12 de mayo a Revista Semana que tiene “la consciencia tranquila” ante las críticas de su homólogo actual, no todas sus decisiones estuvieron libres de cuestionamientos, sobre todo, entre el mismo personal de la salud, que ejecutó su labor —y aún lo hace— en contextos menos que subóptimos, incluso desde antes de la pandemia.
No aceptar la vacuna ofrecida por Rusia, Sputnik V, por razones políticas, no fue bien visto por varios sectores, en especial, a medida que entidades occidentales de salubridad empezaban a mostrar datos alentadores sobre su seguridad y eficacia en un momento en que Colombia dependía del acaparamiento de los países ricos.
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Incluso, la nación euroasiática las ofreció gratuitamente a Latinoamérica e hizo acuerdos para su producción, de manera que el biológico pudiera fabricarse en los países receptores, como fue el caso de México y Argentina.
Otra medida del Gobierno de Iván Duque que no tuvo una recepción positiva de forma unánime fue la de recompensar económicamente las instituciones que aumentaran el número de camas en las UCI disponibles para pacientes con covid-19.
Algunos miembros del área de la salud opinaron que la medida estimularía la reducción de las camas disponibles en estos servicios para personas sin la infección, pero que requerían ser ingresadas a UCI por otras enfermedades graves.
¿Problema de comunicación?
Incluso algunos sectores afines han coincidido en que la pedagogía y la comunicación no han sido un fuerte de este Gobierno.
Si el presidente Petro y su gabinete buscan sacar adelante las reformas prometidas en campaña, tendrán que encontrar una manera de comunicar sus críticas por encima del revanchismo político.
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