La moda como acto político en el nuevo Congreso
El cambio que se vio en la instalación de este nuevo Congreso también estuvo en la moda: los coloridos trajes de varios de los legisladores sirvieron para enviar mensajes políticos más allá de los habituales discursos veintejulieros.
César Pachón se posesionó como senador del Pacto Histórico el miércoles pasado y llegó a la instalación del Congreso con la misma pinta que ha lucido durante los cuatro años anteriores como representante a la Cámara: la ruana boyacense.
Para inmortalizar el momento, Pachón publicó en su cuenta de Twitter una foto junto con varios compañeros congresistas cuyas prendas también rompieron el usual gris de los trajes que se ven en la instalación del Congreso: Robert Daza, también senador del Pacto e integrante del Congreso de los Pueblos; Polivio Leandro Rosales Cadena, senador del Movimiento de Autoridades Indígenas; Norman Bañol, representante a la Cámara y lìder del pueblo embera chamí en Caldas; y Aida Quilcué, senadora del Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), quien vistió un traje del pueblo nasa.
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La imagen, con más de 7.500 ‘me gusta’, ha sido un ejemplo del cambio que se ve en este nuevo Congreso. Detrás de ellos, de hecho, estaba Martha Peralta Epieyú, que lució una manta wayúu y dio un mensaje en wayuunaiki antes de anunciar su voto por cuadros directivos del Senado.
De igual forma, Karmen Ramírez Boscán, representante a la Cámara por los colombianos en el exterior, que también vistió una manta wayúu y llegó al Congreso con un bastón de mando de indígenas del Amazonas.
Sin embargo, esas imágenes han recibido cientos de reacciones racistas y clasistas por parte de tuiteros que creen que esas no son las prendas adecuadas para la instalación del Congreso.
Para el sociólogo Edward Salazar, investigador sobre estéticas no hegemónicas y cultura visual de la moda, las virulentas respuestas enviadas a los congresistas ejemplifican la forma en que históricamente se han “incluido” a los pueblos indígenas y los campesinos en el debate político.
“En Colombia hay una idea de nación, que se enseña a nivel de la educación primaria y secundaria, construida desde las cosas tradicionales y folclóricas, como es lo campesino, la forma como se visten, bailan, comen los diferentes pueblos de Colombia. Pero cuando esa abstracción libresca se ve en la realidad, se ve en un recinto público de lo político, entonces se recuerda que solo sirve para el desfile y para folclorizar la nación, pero no para construirla con esas personas”, explicó Salazar a Diario Criterio.
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La moda en el Congreso
Otro congresista que quiso dar un mensaje con el vestuario fue Andrés Cancimance, representante a la Cámara por el Putumayo, trabajador social y doctor en antropología, con los tacones que usó durante la instalación. “Colombia es el segundo país que más discrimina y que más vulnera los derechos de la población LGBTIQ+ después de Brasil. Este es un símbolo para reivindicar la memoria de las personas que han perdido la vida por la guerra pero también por actos de homofobia y de profunda discriminación que vivimos en esta sociedad”.
El traje que lució el congresista, además, es obra del diseñador Fabián Alarcón.
También está el atuendo de la representante a la Cámara por Bolívar Cha Dorina Hernández, la primera palenquera en llegar al Congreso. Ella lució un vestido de Kolo Altamixtura, cuyo diseño se basó en el bogolanfini, una técnica textil proveniente de Malí, acorde con las tradiciones culturales africanas que los palenqueros reivindican.
Por su parte, la representante a la Cámara por Bogotá Jennifer Pedraza, del partido Dignidad, lució una pañoleta de Manifiesta, una marca creada por firmantes del Acuerdo de Paz, y un blazer diseñado por Tarpui Moda, cuyo fin es promover la moda sostenible.
Para la chaqueta se usaron tintes naturales y Pedraza no la compró: pagó solo 20.000 pesos para usarla durante la instalación del Congreso, pues la idea “es vestir el mensaje y rotarlo”, como ella explicó en su cuenta de Twitter.
Además, en su mano izquierda llevó amarrado el pañuelo verde, símbolo de la lucha por los derechos reproductivos, y usó zapatos del Restrepo, el barrio bogotano conocido por la industria del calzado.
También está el representante a la Cámara por el Valle Alejandro Ocampo, cuyo traje en apariencia muy tradicional se confeccionó con botellas plásticas recicladas. Y sus zapatos eran de cáñamo.
Otro atuendo con una clara declaración política fue el de la senadora Berenice Bedoya, quien lució un traje bordado por indígenas tule del Urabá antioqueño, de la marca Alado.
La representante María Fernanda Carrascal lució un cinturón de Tejidos Chakana, una marca de firmantes del Acuerdo de Paz, y un vestido de Manuela Álvarez (MAZ). MAZ tiene como política la sostenibilidad y el 80 por ciento de las personas que trabajan allí son mujeres cabezas de familia.
Estas manifestaciones estéticas, que no fueron las únicas, también generaron reacciones adversas. Gabriel de las Casas, director de La Luciérnaga, de Caracol Radio, dijo que eso también hizo “parte del circo” que fue, según él, la instalación del Congreso.
De la Calle no se quedó ahí. Al día siguiente de la instalación, le dedicó un buen espacio en La Luciérnaga a criticar el asunto, junto a su compañero de mesa Melquisedec Torres. Ambos coincidieron en que la forma en que los nuevos congresistas lucieron sus vestidos no es acorde con un acto como la instalación del Congreso (se puede escuchar a continuación a partir del minuto 51:59).
“Estamos perdiendo la solemnidad de algo muy importante. Claro, los vestidos pueden significar muchas cosas, el representante de Nariño (sic) que va en tacones… de Putumayo quería decir algo, comunidades indígenas también querían decir algo con sus vestidos. Elegantes o no, pueden tener todo ese significado, pero hacer ‘show’, las fotografías… todo eso, para mí, le quita un poco de solemnidad a algo importante”, dijo De las Casas.
“Mucha farándula, Gabriel, en esta instalación del Congreso. Claro, cada uno tiene derecho a celebrar como le parezca, porque muchos de quienes estaban en esa posición de hacer gala –válida la palabra–de sus vestidos espectaculares, muy lindos, etcétera, pues privilegiaron las formas sobre el fondo. El Congreso de la República, como usted lo dice, no es una pasarela. Está hecho para debatir asuntos de fondo para el país. Tienen todo el derecho del mundo de sentirse felices porque ganaron la curul y están allí, pero creo que se exageró en la farándula, sin duda, y terminamos hablando de lo que no es relevante”, respondió Torres.
Pero, ¿por qué genera molestia entre cierto sector de la opinión que se resalte la moda de esa forma? Para el sociólogo Edward Salazar, esa definición de lo que es digno para ciertos eventos “está construida bajo unos arquetipos racistas, clasistas, misóginos que favorecen la presentación de lo masculino como sinónimo de respetabilidad”.
“En últimas, presentarse de otras maneras lo que hace es desafiar esas nociones sobre el buen vestir y sobre lo moralmente correcto para hacer política”, explicó Salazar a Diario Criterio.
Según el sociólogo, también se debe tener en cuenta a las organizaciones que hicieron las prendas usadas durante la instalación del Congreso. “No solamente estamos viendo mujeres, en el caso colombiano, vestidas por diseñadores famosísimos, sino todo lo contrario, que eso es inédito en el mundo de la moda: vestidas por pequeñas marcas o, incluso, más que marcas, organizaciones sociales cuyo objeto es, claro, la producción de bienes de consumo, pero, sobre todo, la reclamación de ciertos valores, identidades y posturas políticas a partir de la creación”, concluyó.
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4 Comentarios
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Del Congreso Colombiano al congreso frances. Un bello cuadro de Goya. No confundan los guaches con LA GUACHE. Y mucho menos con la Izquierda.
Lo mejor de esta recolpilacion de documentos en este articulo, es LA LUCIERNAGA, gracias al periodico-web por hacernos llegar este documento à los colombianos que vivimos en el exterior. Viva el circo! abajo los ladrones de cuello blanco de siempre!.