‘Moda con historias’: una mirada a la historia de la ropa para reflexionar sobre el consumo desbordado

Las piezas textiles que hacen parte de las colecciones del Museo Nacional inspiraron a ropavejeros, líderes sociales y diseñadores a crear sus propios trajes usando saldos de ropa. Ahora ambas colecciones se exhiben juntas como un llamado de atención sobre los problemas de la ‘fast fashion’ en ‘Moda con historias’. 

A Cindy Núñez, una de las primeras trabajadoras sexuales abiertamente trans del barrio Santa Fe, en el centro de Bogotá, le llamaron la atención los trajes que usaban las mujeres en las décadas de 1810 y 1820, y que pudo ver en un catálogo del Museo Nacional. “Me gustó porque es de los años en los que, a las mujeres, el hombre las conquistaba llevándoselas a caballo, entonces para poderse sentar tenían que usar vestidos sueltos, ligeros y suaves”, explica.

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Así que cuando le llegó la hora de fabricar su propio traje con saldos de ropa (las prendas que nunca se vendieron y tienen que ser descartadas) de Fallabella, decidió emular uno de estos vestidos, pero poniéndole su estilo multicolor. Tomó las prendas y comenzó a cortar retazos para ir ensamblando dos corsés y una falda larga. Esta última, la armó a punta de botas de pantalones y mangas de blusas largas de diferentes colores, aunque con tonalidades oscuras y figuras parecidas.

El resultado, un traje oscuro pero multicolor muy bien logrado, está expuesto en este momento en el Museo Nacional de Colombia, junto con varios trajes originales de la época de la Independencia, y otros trajes históricos o de importancia antropológica, en una muestra llamada Modas con historias, que estará abierta hasta el próximo 18 de septiembre y en la que, así como Cindy, participan otras 11 personas del centro de Bogotá que, inspiradas por las piezas textiles de tres museos, crearon sus propios trajes.

Moda con historias
‘Moda con historias’, en el Museo Nacional. Foto: Sandra Vargas.

La exhibición es el resultado de un proyecto de colaboración entre el Museo Nacional y la Fundación Gilberto Alzate Avendaño (Fuga), con su proyecto del Bronx Distrito Creativo, en el que la idea final es reflexionar acerca de los problemas medioambientales y sociales que genera la industria de la moda rápida, o la fast fashion, mostrando que muchas de las piezas que se descartan (o que se compran y quedan acumuladas en un clóset, hasta que terminan en la basura) pueden ser recicladas y reutilizadas para nuevas creaciones.

También es el resultado de un laboratorio de cocreación, como le llama el Museo Nacional a los espacios en los que invita a los ciudadanos a construir exposiciones en conjunto con la institución y sus colecciones. Un laboratorio en el que las 12 personas que participaron, y que fueron escogidas a través de una convocatoria, vienen del centro de Bogotá (debido a que esa es la zona de trabajo de la Fuga) y tienen perfiles muy distintos. Hay algunos, como Cindy Nuñez, que son líderes sociales de la zona. Otras son diseñadoras que han trabajado para el teatro o para la industria de la moda. Y también hay un gestor cultural que fue ropavejero.

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Liderando el taller estuvo el diseñador e historiador de arte Alejandro Crocker, quien suele trabajar el reciclaje de prendas de vestir, y quien trajo al proyecto a Fallabella, que aceptó entregar sin contraprestación sus saldos de ropa para que los 12 participantes del proyecto las trabajaran.

“Les brindamos a los participantes información acerca de las diferentes colecciones textiles y de accesorios del Museo Nacional de Colombia. De las colecciones de arte, arqueología, etnografía, historia, y con base en esa información, y con la materia prima de Fallabella, se realizó el taller“, cuenta Andrés Góngora, curador de etnografía del Museo Nacional y quien coordinó el proyecto para esa institución.

Moda con hisorias. Foto_ FUGA
Cindy Núñez, trabajando en su vestido, inspirado en los trajes femeninos de 1810 a 1820. Foto: FUGA.

La idea era que cada participante se inspirara en esa información (que no solo hablaba de las colecciones del Museo Nacional, sino también de las del Museo del Siglo XIX y del Instituto Colombiano de Antropología e Historia ICANH), y la usara para crear sus propios trajes usando el material reciclado. De esa forma, y así como Cincy Nuñez se inspiró en los trajes femeninos de las décadas de 1810 y 1820, John Gelver Bernal Patiño, antiguo ropavejero, lo hizo en dos elementos de poder: la corbata y la falda, así como en el oficio que solía realizar.

El resultado del taller fueron 15 piezas textiles distintas: las que construyó cada uno de los participantes y las que hizo el propio diseñador Alejandro Crocker. En su caso, inspirado en la obra de Gabriel García Márquez.

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Junto con esos vestidos estarán expuestos, además, las piezas textiles que hacen parte de las colecciones de los tres museos. Así, un visitante desprevenido podrá ver el vestido creado por Cindy Nuñez, los vestidos originales que se usaban en el siglo XIX, el liqui-liqui que usó García Márquez para recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982, un vestido de baño de 1923 y un collar del pueblo Kofán del Putumayo, entre muchos otros trajes y accesorios similares.

La exposición estará abierta para el público en el primer piso de la Sala Talleres del Panóptico, en el Museo Nacional.

Trajes Moda con Historias
Moda con Historias. Foto: Sandra Vargas.

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