‘Narrativas Nacionales’, símbolos del país que incomodan
El artista Jorge Luis Vaca Forero presentó, hasta esta semana, una exposición en la Galería Espacio Alterno en la que, a punta de símbolos nacionales como el escudo o el mapa de Colombia, se cuestiona por la memoria, la violencia y la indolencia de todos frente a las crisis que vive el país.
A Jorge Luis Vaca Forero le gusta incomodar. Le gusta que, cuando el espectador está parado frente a una de sus obras, algo lo cuestione y lo mueva, lo haga pensar. Ya sea una maquina que imprime y sobrescribe sin parar frases del ¡Basta Ya!, el informe sobre el conflicto armado publicado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, o un mapa en el que va creciendo una mancha de tinta amarilla (hecha con aceite de palma), que muestra los lugares en dónde los ejércitos paramilitares se han expandido gracias a los cultivos de palma.
Para eso toma, casi siempre, símbolos nacionales como el escudo, el mapa, los próceres e incluso obras de artistas consagrados y las deconstruye usando la tecnología (tiene un Magister en Artes Electrónicas) o distintos procesos mecánicos. Su intención es mostrar vacíos, señalar inconsistencias o contradicciones y hacer notar la forma en la que muchas veces los colombianos pasamos de largo ante hechos graves como el asesinato de líderes sociales, el conflicto armado o la misma corrupción.
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Su más reciente muestra, Narrativas Nacionales, que estuvo en la Galería Espacio Alterno hasta esta semana (curada por Ana María Lozano), reunió obras con ese mismo espíritu; “metáforas que incomodan”, como las llama Vaca.
La primera de ellas era un escudo de Colombia armado con monedas de 100 pesos pegadas a una pared de la galería (la que daba ingreso a la instalación). A simple vista no parecía haber nada extraño, pero de cerca, algunas de las monedas habían desaparecido; o se cayeron o se las llevaron (sin autorización) personas que habían pasado por la pared de la galería y pensaron que una moneda menos de 100 no se iba a notar.
La primera vez que Vaca hizo ese ejercicio fue durante el estallido social, en 2021. No con un escudo, pero sí con un mapa de Colombia al revés. En esa ocasión, recuerda, desapareció más de la mitad del mapa. “El ejercicio muestra un poco esa mentalidad de que está bien robar o ver robar, todo lo que pasa con la corrupción, y cómo ese comportamiento es socialmente aceptado, y las personas pasan de largo como si no pasara nada”, cuenta.
En otras obras se ve también un ejercicio de investigación histórica. Hay una serigrafía, por ejemplo, en la que Vaca usa una caricatura de 1890, llamada el escudo de la Regeneración (el movimiento conservador de Rafael Nuñez que acabó de forma violenta con el gobierno de los liberales radicales a finales del siglo XIX), en la que la parte de arriba del escudo cambia los dos cuernos de la abundancia por una calavera. Al lado, el emblema del gobierno de Iván Duque modificado: “¿cuál es el futuro de todos?”.
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En otra, llamada Repúblicas, aparecen una serie de mapas antiguos, que el artista encontró luego de mucho trabajo en el archivo del Instituto Agustín Codazzi, y que muestran diferentes momentos en los que el país ha perdido territorio. Sin embargo, los mapas no tienen ninguna información de contexto a simple vista, sino que esta aparece abajo en código braille. ¿Cuál es la idea el Estado y su representación con cada mapa? ¿Qué tanto recuerda o sabe el espectador de la historia viendo los mapas? ¿Cuál es su responsabilidad a la hora de confrontar esa historia?
Segunda lección, una de sus obras más conocidas también aparecía en la muestra. En ella retoma Primera lección, la emblemática obra de 1973 en la que el artista Bernardo Salcedo deconstruye de a pocos el escudo de Colombia: “no hay cóndores, no hay abundancia, no hay libertad, no hay canal, no hay escudo, no hay patria”. En este caso, Vaca toma esa misma obra y la monta sobre un espejo. Cuando el espectador se asoma a verla, se ve reflejado sobre la obra de Salcedo.
“En ese momento el tema deje ser ajeno y la persona se ve reflejada en esa Colombia y en esa problemática, que sigue repitiéndose desde hace 50 años. Se da cuenta de que no es un problema lejano, sino que hace parte de él y le concierne”, explica Vaca.
Lo mismo ocurre cuando ve una de las Transposiciones Patrias, unas cajas en las que el mapa de Colombia está dividido milimétricamente por departamentos, pero que nunca se ve completo, siempre parcial. De esa obra hay varias versiones, incluyendo una que tiene el número de líderes asesinados en cada departamento durante 2017 y otra que está armada con las palabras que más se repiten en el acuerdo de paz.
El mapa de Colombia también es el protagonista de Colombia Marimbera y de Colombia Cocalera, dos series en las que Vaca imprimió el mapa oficial del país usado por el Agustín Codazzi desde 1978 en papel hecho con hoja de coca, en unos casos, y con marihuana, en otros.
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Ahora que acabó la muestra, Vaca planea centrarse en su siguiente trabajo, inspirado en una frase de Francisco de Roux en el marco de su trabajo con la Comisión de la Verdad: “Si hiciéramos un minuto de silencio por cada una de las víctimas del conflicto armado, el país tendría que estar en silencio durante 17 años”. Vaca quiere tomar un reloj mecánico, de los antiguos, y modificarlo para dure 17 años en dar una vuelta completa.
“Yo sueño con exponer esas obras en el lugar correcto, porque creo que podrían tener impacto”, cuenta.
3 Comentarios
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Que interesante exposición y que fuerte porque muestra realidades que no queremos aceptar
Nos acostumbramos a que lo que pasa en nuestro país es normal con tal de que no nos toque vivirlo a cada uno o nos toque llorarlo o sentirlo
Buena crónica