Cuando ganar es perder… de a poco: Nicaragua creció en el Caribe a costa de Colombia

Foto del libro Pérdida de aguas jurisdiccionales de Colombia en el Caribe por fallo de la Corte Internacional de Justicia (2012): Una luz en el túnel

A pesar de las manifestaciones de júbilo por el resultado favorable a Colombia en el fallo de la Corte de La Haya, parecería que Nicaragua no solo es la ganadora del pulso que tiene con nuestro país, sino que hoy sigue dictando las condiciones de las negociaciones; si miramos el diferendo desde la larga duración, más allá de la coyuntura ‘veintijuliera’ de estos días podemos tener otra perspectiva de esta situación. Vemos como la geohistoria nos ayuda a comprender esto.

En las complejas relaciones que se han construido a lo largo de tres siglos entre Colombia y Nicaragua, conviene tener presente la geografía, la arquitectura territorial de los dos países. De entrada, la primera observación es que nuestro país no tiene costas en el océano Atlántico, sino en el mar Caribe. Mientras que durante el imperio español se tenía claro que el mar de los Caribes era el que se encontraba desde las Antillas a tierra firme, luego de la independencia se perdió esta precisión geográfica, y se cambió por el error de sentirnos en el Atlántico.

Además, nuestra costa en el océano Pacífico estuvo desconectada del país. Solo comenzó a tener una integración, parcial y dificultosa hasta hoy, con la construcción del Ferrocarril del Pacífico (1915) que unió a Cali con Buenaventura, y la apertura del canal de Panamá (1914). Desde entonces, por esta pequeña abertura, comenzamos a conectarnos con la cuenca del Pacífico, pero de manera efectiva no con el territorio de esa costa, que continúa como una frontera étnica no integrada del todo al país. De manera sorprendente, cuando nos referimos a alguien como costeño estamos llamando a alguien nativo del Caribe, no a un nativo del Pacífico.

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Es importante anotar la divergencia en la relación con la costa pacífica, pues mientras Colombia tiene allí un territorio que es considerado como el epítome de la selva húmeda tropical, y nuestro territorio nacional mira hacia el norte, al Caribe, los países centroamericanos se organizan privilegiando sus costas del Pacífico y dándole las espaldas al Caribe. Las ofertas ambientales y la distribución de los recursos son los responsables de este ordenamiento territorial.

El error de confundir el Caribe con el Atlántico no es gratuito. En buena parte esta errada interpretación fue el resultado de la crisis de Cartagena y de la consecuente ‘andinización’ del país, puesto que tuvo que ser reemplazado por uno nuevo: Barranquilla. La puerta de oro de Colombia empieza, desde mediados del siglo XIX, a cumplir con las funciones portuarias indispensables para la internacionalización del país. Al mismo tiempo, Colombia se encerró en sus montañas, más aún cuando el café se convirtió en el eje de la economía y en la llanura caribeña no se desarrolló la plantación como tampoco la hacienda exportadora, como sí sucedió en el Gran Caribe, como en Cuba, México, Venezuela o Brasil.

Cuando el imperio español aplicó un reordenamiento de las jurisdicciones administrativas de los virreinatos, le asignó al Nuevo Reino de Granada la administración de una parte de Centro América, que incluyó a Panamá y la Costa de la Mosquitia, jurisdicción que se trasladó de la Capitanía de Guatemala en 1803. Esta decisión era el resultado de las concepciones geopolíticas derivadas, en parte, de los enfrentamientos con Inglaterra, que ya había invadido a La Habana, intentado una colonización en el Darién, un asalto a Cartagena y estaba mordiendo territorio en Belice, además de buscar una alianza con los Misquitos, habitantes del hoy Caribe nicaragüense.

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Fronteras marítimas actuales de Nicaragua y Colombia. | Foto: Pérdida de aguas jurisdiccionales de Colombia en el Caribe por fallo de la Corte Internacional de Justicia (2012) Una luz en el túnel.

Las funciones militares de Cartagena, sufragadas mediante impuestos, el situado fiscal, que pagaban desde Lima a La Habana, pasando por Santafé, aseguraban el control español del Caribe. El golpe que recibió esta plaza fuerte en las guerras y la pérdida del situado fiscal, desorganizaron la geopolítica caribeña y dejaron a Bogotá sin una proyección en este mar. Desde entonces empezamos a llamar Atlántico al mar de los Caribes, cambio de nombre que lo podemos explicar como una pérdida de la concepción geopolítica que había creado España.

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Es entonces cuando, al mismo tiempo que nuestra costa Caribe sufría una decadencia y pasaba por un reemplazo de la primacía urbana de Cartagena a Barranquilla, en Nicaragua se iniciaba una colonización de la costa caribeña. Colombia no se desarrolló en la llanura caribeña, al contrario, nos refugiamos en las montañas andinas. Como ya lo reseñamos en otro artículo, es el momento, en el siglo XIX, en que se descuida la administración territorial de San Andrés y la indolencia de un funcionario que dejó de visitar las islas Mangle, facilitó la ocupación nicaragüense.

Conviene recordar que, al comenzar la república, las islas Mangle (Corn Islands) formaban parte del cantón de las Islas de San Andrés, soberanía que se ejercía sin mayores afanes, en razón a que los habitantes de esos territorios ejercían actividades comerciales y familiares desde antes de las pretensiones inglesas, de la colonización nicaragüense. No se complicaban la vida con la delimitación de la frontera.

Durante buena parte del siglo XIX, los ingleses pretendieron la costa Miskito, que, para ellos, abarcaba desde Belice hasta Bocas del Toro, en Panamá. Sin embargo, en 1852, el jefe político de San Andrés, reclamó al cónsul británico en Blue Field protestando por las pretensiones sobre estas islas, y por el cobro de derechos de aduana a los ciudadanos de Nueva Granada. Ya, en 1890, Nicaragua reclamaba estas islas como parte de su territorio. En un arbitraje de 1900 en el que se resolvió la disputa de límites entre Costa Rica y Colombia (Panamá) reconocía las islas Mangle como colombianas. Nicaragua se negó a aceptarlo.

En 1914 Nicaragua arrendó por 99 años estas islas a los Estados Unidos, con la protesta colombiana, pero la colonización ‘nica’ ya era un hecho claro. El 24 de marzo de 1928, cuando se suscribió un tratado en Managua, Colombia abandonó los reclamos sobre estas islas a cambio de que ese país abandonara las pretensiones sobre San Andrés y Providencia.

Sin embargo, ahí no pararon los reclamos nicaragüenses. Los reclamos por la extensión de la plataforma continental ya los proclamaba el dictador Anastasio Somoza, y luego, en 1980, cuando asumen el poder los sandinistas, reclamaban la totalidad de la plataforma continental al este de la Costa de Miskitos. Fue uno de los primeros pronunciamientos de política internacional del entonces gobierno revolucionario.

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En síntesis, cuando se inicia la formación de las repúblicas independientes, Nicaragua no tenía costas en el Caribe y, de entonces al día de hoy, cuando los nicas recibieron una ampliación de su territorio marítimo por los fallos de La Haya, todo ha sido ganancias para este pas, mientras que, para Colombia, ha sido pérdida, con excepción del último fallo que, más bien, deja la impresión que pudo ser la estrategia de ellos para obligarnos a aceptar el fallo anterior, el de 2012, como aparece en los argumentos del innombrable mandatario de ese país.

Pierde Colombia, eso es claro, pero quienes aguantan el golpe son los pescadores sanandresanos, los raizales, para quienes la pesca no ha dependido de las fronteras nacionales y el ejercicio de la soberanía nicaragüense pasa por presionar a estos pescadores, miembros de una comunidad raizal que han vivido dos siglos de encogimiento de su territorio marítimo consuetudinario.

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