‘Nuestra película’: “La normalización de la violencia generó una sociedad en la que la vida tiene poco valor”
Se estrena ‘Nuestra película’, el documental de Diana Bustamante que funciona como un collage de imágenes acerca de la barbarie, la violencia y el horror que vivió Colombia en los años 80, armado con archivos de los noticieros colombianos de la época. Hablamos con ella.
Nuestra película comienza y termina de la misma forma en que comenzaban y terminaban las transmisiones de los canales colombianos a finales de los años 80: con un grupo de niños cantando el himno nacional en las escaleras del Palacio de Nariño. Entre ambas escenas, aparentemente inocentes, los espectadores son testigos de un tsunami de imágenes crudas sobre la violencia, el horror y la barbarie que vivió el país en esa misma década. Imágenes sacadas de los propios archivos de los noticieros de la época. Imágenes que millones de colombianos vieron todos los días y que, de tanto repetirse, se volvieron paisaje.
Pero en este documental, la primera experiencia como directora de la reconocida productora (y ex directora artística del Festival Internacional de Cine de Cartagena, FICCI) Diana Bustamante, esas mismas imágenes dejan de ser paisaje. Se vuelven un reproche, un testimonio crudo sobre la violencia que incomoda, inquieta y deja al espectador con ganas de pararse de la sala y con un montón de preguntas en su cabeza: ¿Cómo fue posible que todo esto pasara y no hiciéramos nada para detenerlo? ¿Cómo permitimos que toda esa violencia se volviera parte del paisaje mientras continuamos con nuestras vidas?
En contexto: ‘Nuestra película’, la primera experiencia de la productora Diana Bustamante como directora
Masacres, magnicidios, atentados, funerales (masivos y desolados), tiroteos, titulares de los noticieros, charcos de sangre en la calle, carros baleados, huecos dejados por balas en las paredes, curiosos mirando cadáveres, familias llorando a sus muertos, cifras, animaciones que reconstruyen atentados, zapatos y ropa regada en medio de la sangre. Las imágenes aparecen y se entrecruzan, se hace zoom sobre ellas, se repiten más adelante en cámara lenta, hay pausas para enfatizar algunos detalles. Todo con una intención narrativa.
Bustamante ha dicho que Nuestra película es un “documental de ensayo”, una reflexión sobre las imágenes que construyeron la identidad de una generación que se educaba frente al televisor y un ejercicio para señalar la banalización de la violencia a la que se llegó en ese momento en el país. Y sí, es todo eso y más: una reinterpretación del archivo noticioso del país, un análisis de la forma en la que los medios cubrían (y aún cubren) la violencia y un ejercicio muy subjetivo de memoria histórica.
Criterio habló con la directora sobre la película (que se estrena este jueves 1 de junio), sus intenciones y la forma en que esas imágenes han marcado a varias generaciones de colombianos.
Puede ver acá el tráiler de Nuestra película:
Diario Criterio: Ha dicho que tuvo clara la película que quería hacer cuando se puso a pensar en “las imágenes que tenía atoradas en la memoria”. ¿Cómo cree que ha marcado a varias generaciones de colombianos el tener esas imágenes tan cruentas y violentas como parte de sus recuerdos básicos ?
Diana Bustamante: Como sociedad, y es un poco a lo que apunta la película, la principal afectación es la normalización de la violencia y el pensar que vivir de esa manera es posible. Una normalización que está relacionada también con con la deshumanización, con no sentir el dolor del otro. Y el problema no solamente son esas imágenes, sino el discurso que transmiten esas imágenes: la hiperdifusión de esa hiperviolencia generó una sociedad donde el valor de la vida es pequeño y donde la empatía por el otro es mínima.
A los más jóvenes de ese momento, además, nos generó un gran nivel de desesperanza y de individualismo, pero un individualismo que está muy relacionado con esa desesperanza. Y yo creo que la esperanza nos la vinieron a devolver los que son mucho más jóvenes, casi dos generaciones abajo, con todo el estallido social, porque nos demostraron que sí era posible hablar.
Diario Criterio: ¿Y cómo la afectó a usted, de manera más personal?
Diana Bustamante: A nivel muy personal, yo me di cuenta de esa normalización cuando empecé a pensar en la película. En uno de los eventos para buscar financiación, por ejemplo, yo tenía que hacer un pitch y presentar el proyecto de Nuestra película a los posibles financiadores, y aunque normalmente soy una persona articulada hablando, en ese momento me senté y comencé a llorar. Pero fue una cosa impresionante: un llanto lleno de dolor, que no me dejó ni hablar; y la gente me preguntaba si habían matado a mis papás o si había vivido alguna tragedia familiar en esa época. A mí me impresionó mucho que me preguntaran eso, y yo decía “no, es que uno debería llorar así por estas cosas siempre”.
Así que la película fue como reconocer un trauma que todavía me pesa y que abrió un montón de sensibilidades hacia muchas cosas con las que uno está acostumbrado a vivir y a las que nunca debería acostumbrarse.
Diario Criterio: La película es un collage de imágenes sobre la violencia de los años 80 en Colombia. Imágenes que se repetían tanto en los noticieros que se terminaron volviendo parte del paisaje. Acá se repiten, pero se logra un efecto muy distinto, tal vez contrario: genera inquietud, incomodidad...
Diana Bustamante: Cuando veíamos los noticieros en esa época, aunque repetían las imágenes de violencia todo el tiempo, luego de mostrar una masacre, el presentador podía pasar a los deportes u otras noticias. En cambio en la película, el ejercicio de mantener la mirada es muy importante. Es como el cine de Tarkovski: si tu ves un árbol durante 15 minutos, vas a ver muchas cosas de ese árbol que no habías visto en una mirada más corta, y si te muestran muchas aristas de ese árbol, vas a empezar a pensar cosas sobre el árbol y a tener ideas sobre él. De ahí sale la idea de que yo agarro la noticia, pero también lo que está antes y lo que está después, pensando en qué se emite y qué se descarta. Además, la película está construida sobre la repetición, la acumulación y también el vacío.
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Diario Criterio: En muchas de las imágenes escogidas y en la edición final hay un énfasis en los niños y niñas, empezando por la frase que repite dos veces: “No soy ninguna de esos niños, pero podría serlo”. ¿Quería señalar algo específico sobre esa generación?
Diana Bustamante: No era mi norte, pero fue algo que me encontré en el material. Lo que sí tenía pensado desde el inicio era poner el himno nacional cantado por niños, porque a mí siempre me había parecido una imagen aterradora, como esas escenas que tienen las películas de terror en las que aparecen niños al principio y uno dice “ok, se viene algo feo”. Y como siempre pensé la película como un documental de horror, ya tenía esa primera imagen en mente. Pero cuando empecé a organizar el material (eran muchísimas horas), vi muchos niños y entré en shock.
Diario Criterio: ¿En qué sentido?
Diana Bustamante: Fue uno de esos momentos en los que me enfermé, me dio vértigo y me pasaron muchas cosas viendo el material. ¡Es que éramos niños! Yo me preguntaba: ¿Dónde están los papás de todos esos niños que aparecen saltando encima del charco de sangre o viendo un señor muerto a bala como si fuera un espectáculo? ¿Dónde están los papás del niño que salta en frente del carro de Rodrigo Lara Bonilla recién baleado cerca de su casa? ¿Dónde estaba mi mamá cuando yo estaba viendo en televisión el atentado en el que muere Galán? Y pobre mi mamá, no la quiero juzgar, pero no había consciencia de la niñez ni del cuidado de la niñez frente a todo lo que nos estaba pasando.
Por eso los niños se me empezaron a volver un tema: fue una inocencia que nos robaron, nos volvieron descreídos y desesperanzados. Aún con padres presentes, yo creo que todos esos niños estábamos como en una situación de orfandad.
Diario Criterio: ¿Cuál es su primer recuerdo de esa época?
Diana Bustamante: Visto en televisión, fue el atentado a Luis Carlos Galán, pero también recuerdo mucho cuando mataron a Rodrigo Lara Bonilla. Yo tenía unos cuatro años, creo, y me acuerdo de mi mamá atacada llorando cuando se enteró, a las 4 de la mañana. Eso me impactó mucho, porque recuerdo la pijama y muchos otros detalles.
Diario Criterio: Hablando de esos eventos específicos que aparecen en la película, quiero preguntarle por el trabajo de archivo. ¿Qué tanto se trató de imágenes y eventos que buscó y qué tanto de trabajar con lo que encontró?
Diana Bustamante: Fue una mezcla de ambas cosas. Lo que yo sí tenía claro era que quería trabajar solamente con material de noticias televisivas de esa época y que no quería entrar en el tema del narcotráfico. Para mí era muy importante destejer esa narrativa de que todo lo que pasaba en este país tenía que ver con los narcotraficantes y con Pablo Escobar. Sobre todo porque lo que más me impresionaba en esa época eran las masacres. Mi mamá me hizo caer en cuenta de que cuando yo tenía 11 años me pusieron a hacer un ensayo en el colegio, y yo decidí escribir uno sobre la masacre en Urabá, y me pareció impresionante: ¿Por qué una niña de 11 años tiene que tener consciencia de esto y por qué no escribe sobre algo más cercano, algo que ocurra en su barrio, por ejemplo? Así que, deliberadamente, omití a Pablo Escobar y el narcotráfico e incluí las masacres y la violencia política, que me interesaban más. Pero de resto: era el caos de país que teníamos.
Diario Criterio: La edición de las imágenes es muy importante: hay acercamientos, cortes, escenas que se entrecruzan, repeticiones, pausas. Usted misma señaló en la nota de intención que le gusta “la idea de intervenir” y de “alterar imágenes de la misma manera que nos alteran nuestros recuerdos y procesos mnemotécnicos”. Hablemos de cómo fue ese trabajo de edición…
Diana Bustamante: Desde el inicio del proyecto yo pensé mucho en el punk, no como música (no existe música en la película), pero sí como estética: quería que la película fuera muy emocional, muy antitécnica y muy libre. Por eso el collage se ve así: como con una imagen deformada que muestra, no solo el efecto del tiempo en el material audiovisual, grabado en cintas magnéticas, sino también el efecto del tiempo en la memoria. Hay otras cosas: por ejemplo, el detenerse en una escena es para señalarle al espectador “¿no viste esto? para un momento y míralo bien, necesito que te enfoques en que acá hay un niño al que todo el mundo le pasa por encima y nadie lo nota”.
Diario Criterio: Me llama mucho la atención esa comparación entre la deformación del material grabado y lo que pasa con los recuerdos con el tiempo…
Diana Bustamante: A mí me interesaba mucho esa casualidad que genera el deterioro del archivo. Por ejemplo, cuando revisé las noticias en las que contrastaban la muerte del exprocurador Carlos Mauro Hoyos y la liberación de Andrés Pastrana, encontré un material que estaba corrupto de origen: aparecen unas interferencias con unas imágenes, que nada que ver, de unos viejitos mirando a la cámara que, a mí, me generaron pánico. Y lo dejé tal cual porque eso mismo pasa con la memoria: uno a veces está pensando en una cosa y viene, por conexión, otra que nada que ver, pero que a lo mejor alumbra el pensamiento o la construcción de memoria que estás haciendo en este momento.
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Diario Criterio: ¿Qué otras cosas tuvo en cuenta en la edición del material?
Diana Bustamante: Yo busqué otras cosas, como repetirme, pero también me interesaba particularmente romper la pretensión de realidad o de objetividad. Quería manifestar y defender la idea de la subjetividad, porque yo no creo en una verdad, yo creo en mi punto de vista. Este es mi punto de vista sobre este material: es como si hubiera hecho un muñequito con esta plastilina y se lo entrego al espectador para que lo vea. Por eso también me interesaba ser un poco provocadora: “sé que no te estoy proponiendo algo fácil de ver y cuando crees que vas por un camino, te cambio la ruta”. También porque es un material insoportable, entonces tenía que jugar con con los estados mentales del espectador para que se quedara los 70 minutos. Y eso que es una película corta, porque no creo que hubiera podido durar más.
Diario Criterio: La forma en la que edita las imágenes y los archivos también señala algunas cosas: la diferencia entre los funerales masivos de los grandes magnicidios en las ciudades, por ejemplo, y los funerales casi en soledad de las masacres en las zonas rurales. ¿Qué cree que nos dicen todos estos archivos noticiosos sobre la forma en la que cubrimos la violencia desde los medios de comunicación?
Diana Bustamante: Muchas cosas. Primero, nos pone a pensar en cuál es la narrativa que se establece y para qué se establece. En ese momento, montaron una narrativa del terror que buscaba amplificar el peligro que representaba pensar diferente o agremiarse y sindicalizarse. Literalmente eso fue lo que le pasó a mi mamá: incluso hoy, si estamos hablando en la sala de su casa sobre política, se asusta y dice que hablemos pasito. Por el otro lado, creo que seguimos cometiendo errores muy graves y muy simples, como la falta de empatía con el otro y con las víctimas.
No solo con las víctimas de una masacre, sino con todo tipo de víctimas, como el señor que vende naranjas en las calles y al que un policía le bota el carrito. La primera pregunta que le harían es “¿cuántas naranjas tenía?” y no “¿Usted cómo se llama? ¿Dónde vive? ¿Por qué vende naranjas en las calles? ¿Cuántas personas viven de esas naranjas que le botaron?”. Los medios no se preocupan por el impacto a nivel humano, y se quedan en el hecho noticioso, y eso es lo que perpetua que no entendamos que la violencia o la invisibilización tienen una afectación humana.
Diario Criterio: Casi todo el material está editado, menos la transmisión de ‘última hora’ del Noticiero Nacional en la que muestran el video del atentado contra Galán. ¿Por qué decidieron dejarla así?
Diana Bustamante: Porque la emisión ya contiene los principios de de Nuestra película que son la exhibición sin pudor alguno de la violencia, la repetición. Es decir: nos están mostrando y nos están narrando la violencia en vivo: “ahí va, ahí le disparan, ahí se cae, ahí lo halan”. Y hay un pedazo que a mí me impresiona mucho porque estamos viendo en el video a un concejal, que también muere en ese atentado, agonizando en el piso y ni lo nombran, dicen “se ve muy mal, pero ¿quién es que es este?”. Claro, no importa. porque hay muertos de primera y de segunda categoría.
Además toda la narrativa está enfocada en la valentía, la gallardía, la hombría del camarógrafo que filmó esas imágenes. Y pasa una cosa muy loca, que yo no enfatizo en la película, pero que se nota si uno pone atención: cuando están repitiendo la imagen se escucha que suena el teléfono del estudio y que el director del noticiero contesta y dice como “aja… ahh… aja”. Ahí ya le están diciendo que Galán esta muerto, y no lo dice en vivo porque en ese momento está en otra cosa: en que tienen la primicia informativa del año, que es el video. Era necesario dejar que la perversidad de ese momento corriera tal cual como la vimos y la vivimos.
Diario Criterio: “Creo que revisitar los archivos implica un ejercicio de relectura, de entender o más bien buscar el vínculo de esas imágenes con el hoy”, nos decía usted hace unos meses. ¿Qué cree que nos dicen estos archivos, y el documental, sobre nuestro presente? ¿Cómo leer esas imágenes desde el hoy?
Diana Bustamante: Hay dos niveles de lectura. El primero, por su puesto, es desde lo político: yo creo que el país en general ha negado sistemáticamente la posibilidad de cualquier opción diferente. Incluso el gobierno de izquierda que tenemos ahora se logró luego de cientos de miles de muertos. Y ese es un tema del que no se ha hablado y que no reconocemos lo suficiente. Alguna vez a mis alumnos les pregunté en clase por la UP, debido a un documental que habían pasado la noche anterior por Caracol, y ellos no sabían de lo que estaba hablando.
Y aunque es un ejemplo extremo, creo que sí necesitamos reconectarnos con esa historia para entender muchos de los procesos violentos que hoy seguimos viviendo. Hoy sigue habiendo una negación sistemática de la diferencia, una aniquilación de la diferencia, que ya no solo es la izquierda, sino un ambientalista en una zona minera, una persona que trabaja por los derechos de los grupos étnicos en una zona como Urabá, etc…
Diario Criterio: Decía que había dos niveles de lectura. ¿Cuál es el otro?
Diana Bustamante: Creo que estas imágenes nos hablan sobre las imágenes mismas; sobre lo que estamos diciendo con las imágenes que producimos. Y eso no solo interpela a los grandes medios de comunicación, sino a todos los que hoy en día son creadores de contenido o a quienes producimos imágenes. Cuando estamos en esta histeria del like, botamos titulares e imágenes escandalosas, pero ¿qué estamos haciendo con lo que contienen esas imágenes?… Una imagen es una fachada de una profundidad inmensa que contiene, en el caso de las noticias, a seres humanos. Y, de verdad, ¿cuál es nuestra posición ética ante las imágenes que producimos? La mayoría son basura. Yo digo que paremos, paremos de producir estas cosas y pensemos.
Diario Criterio: ‘Nuestra película’ se propone como una forma de dejar de ver como paisaje nuestra violencia diaria, pero ¿qué más podemos hacer como sociedad para hacerle frente a esa memoria y a esas imágenes que todos tenemos guardadas en la cabeza?
Diana Bustamante: Yo tuve la intención de hacer un ejercicio de memoria con esta película, y creo que nos hace falta hacer muchos más ejercicios de memoria en el país. No se trata de quedarse en el pasado y en el rencor, pero yo creo que las cosas sí hay que decirlas y hay que recordarlas: recordar los hechos que sucedieron, cuál era el marco en el que sucedieron, quiénes fueron los más afectados y cuáles fueron las líneas narrativas que tocaron determinadas violencias o conflictos.
La idea de memoria estuvo muy desdibujada en este país históricamente, incluso pasamos por un gobierno que negó el conflicto armado y por otro que acabó la cátedra de historia en el currículo escolar. Por eso los chicos saben sobre la Segunda Guerra Mundial, pero no sobre la Guerra de los Mil Días. Eso es un escándalo, pero es un escándalo que tiene una finalidad política. Y toca corregirlo. Yo hice el ejercicio de memoria desde el cine, porque es lo que hago, pero creo que todos deberíamos trabajar, desde nuestros campos, para ser más conscientes, para revisarnos, para poder plantearnos el futuro y tener una ciudadanía política. Todo eso para ver si en unas generaciones más, este es un lugar mucho mejor.
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4 Comentarios
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En hora buena sale este documental para hacer un ejercicio de memoria sobre una de las épocas más violentas en nuestro país. Excelente entrevista.
Hay que ver este documental que muestra como nos hemos acostumbrado y como hemos perdido nuestra sensibilidad ante la violencia como nos muestran y nos comunican estas noticias y lo que nos deja en nuestra memoria causandonos tanto mal.
Muy buena entrevista