El nuevo cardenal colombiano
Monseñor Luis José Rueda es hoy, no solo por su cardenalato, sino por ser el presidente de la conferencia episcopal, el interlocutor más importante que tiene el Gobierno colombiano con la Iglesia católica.
Monseñor Luis José Rueda Aparicio nació en San Gil (Santander) el 3 de marzo de 1962. Fue una sorpresa, incluso dentro del mismo clero, su nombramiento como arzobispo de Bogotá, la sede primada de Colombia.
Monseñor Rueda llegó a ser primado del país en el pontificado de Francisco y con el aliento de pastores que huelen a oveja, como el mismo papa lo ha señalado en múltiples intervenciones a los obispos del mundo.
Hay muchos que dicen que el solideo cardenalicio de monseñor Rueda fue demorado, sin embargo, la Santa Sede, que es el Gobierno central de la Iglesia Católica, en el último consistorio tuvo en cuenta el nombre de Luis José para ser incluido al grupo de cardenales que asisten al papa en la toma de decisiones y en la dirección de la Iglesia. Los cardenales son líderes de alto rango y se dividen en tres categorías:
Cardenales obispo
Estos cardenales tienen la responsabilidad de supervisar las diócesis y las iglesias titulares en torno a Roma. El cardenal obispo más destacado es el decano del Colegio Cardenalicio, oficio que actualmente ocupa el cardenal Giovanni Battista Re.
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Cardenales Presbíteros
Estos cardenales son responsables de liderar las iglesias parroquiales de Roma y otras iglesias importantes. Algunos tienen funciones específicas dentro de la Santa Sede, el más famoso es el cardenal Raniero Cantalamessa, predicador de la casa pontificia. Están también los…
Cardenales diáconos
Ayudan en asuntos administrativos y litúrgicos.
Los cardenales son nombrados por Francisco y, en general, tienen el deber de elegir al próximo papa en un cónclave después de la muerte o renuncia del que estaba en ejercicio. Estos cardenales son conocidos como cardenales electores y deben ser menores de 80 años.
Los roles y responsabilidades pueden variar según el cargo específico que ocupen en la Curia Romana. A nivel internacional, sus tareas son principalmente eclesiásticas y administrativas, y no suelen estar directamente relacionadas con los asuntos cotidianos de un país en particular.
En el caso de Colombia, vale la pena aclarar que el nombramiento de Monseñor Rueda no le exige salir de la Arquidiócesis de Bogotá; él seguirá al frente de la Iglesia capitalina y como primado de Colombia seguirá siendo una voz importante en los temas de interés nacional. Monseñor Rueda es hoy, no solo por su cardenalato, sino por ser el presidente de la conferencia episcopal, el interlocutor más importante que tiene el Gobierno colombiano con la Iglesia católica.
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El liderazgo del nuevo cardenal exige, en este momento tan importante del país, que la Iglesia entre en el centro de la conversación de una sociedad que se sigue construyendo entorno a instituciones fuertes, democracia estable y diversos diálogos y negociaciones de paz donde la Iglesia siempre ha jugado un rol importante.
Su presencia entre nosotros como cardenal es importante para dinamizar la fe, integrarnos en la doctrina del Papa Francisco y hacer que la Iglesia sea un actor relevante para todos los colombianos.
El cardenal Rueda deberá emprender en el corto plazo una misión de educación en torno a la doctrina social de la Iglesia. Deberá servir como garante ante el Estado Vaticano del proceso social y ser un ministro-servidor de los creyentes católicos que ven en la Iglesia un lugar donde alcanzar la salvación de sus almas y el desarrollo de su vida espiritual conforme al mensaje del Evangelio, la tradición y el magisterio.
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