El nuevo Congreso: fracaso anunciado
El lunes pasado salieron las listas para el Senado y la Cámara de Representantes, elecciones que se votarán el 13 de marzo de 2022. Había mucha expectativa porque era una oportunidad para cambiar el Congreso, que tan mala reputación tiene. Se esperaban con antelación los nombres que tenían una mezcla casi imposible: ser reconocido nacionalmente, pero sin experiencia política. Se estima que esa condición los haría independientes. Un estilo de antipolítico.
Para la opinión pública, o mejor, para los líderes de Twitter, los nombres señalaban un cambio, un deber ser. Era absurdo un senador o congresista repitente. ¿Quién sería tan iluso para lanzarse otra vez? La burbuja mediática se imaginaba un nuevo Congreso, compuesto por ilustres colombianos sin tacha alguna. Un Congreso renovado.
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Infortunadamente, no fue así. La mayoría de los partidos inscribieron a los que ya estaban. Prefirieron a los conocidos que aquellos por conocer. En el Centro Democrático, muchos senadores buscaron la reelección, incluyendo a María Fernanda Cabal y a Paloma Valencia. En La U, exceptuando a la primera de la lista –la atleta y medalla de oro Caterine Ibargüen–, se fueron con los políticos tradicionales.
El Partido Liberal, después de fracasar con la candidatura de Alejandro Gaviria, también optó con los de siempre: los caciques regionales. El partido conservador hizo lo mismo: armarse con las familias y así quedar con el poder. Cambio Radical se la jugó con David Luna, un liberal renovado, y con la fuerza de Char en la costa Atlántica. Nada nuevo, la política de contar votos.
Los únicos que utilizaron la lista cerrada en el Senado fueron el Pacto Histórico y el Nuevo Liberalismo. Es lógico: la lista única permite la disciplina de partido. Además, la cremallera de la equidad, y la alternancia entre mujeres y hombres, también los separa de otros partidos.
La lista del Pacto Histórico la encabeza el senador Gustavo Bolívar y se fue con varios repitentes como Roy Barreras e Iván Cepeda en los primeros diez puestos. Es evidente que el candidato presidencial Gustavo Petro se tiene confianza; en 2018 solo logró cuatro. La Coalición de la Esperanza puso a Humberto de la Calle, el negociador del proceso de paz con la Farc, como punto de lanza. No le será fácil recoger votos. En 2018, como candidato presidencial, recibió menos de 400.000 votos. Es un sofisma pensar que esta lista recibirá más.
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El Nuevo Liberalismo optó por una reportera de televisión, Mabel Lara, para la lista. Es afrocolombiana y de gran respeto entre los colegas. Fue muy bien recibida por las redes sociales pero es incierta su capacidad de conseguir votos. Una lista hecha en el estrato 6 de Bogotá. Con la excepción de Carlos Galán, el 6 de Nuevo Liberalismo, no hay votos. Será difícil que esta lista logre más de un millón de votos.
Irónico, todo pinta la elección de un Congreso statu quo de partidos tradicionales con algunas estrellas que no alteran el ambiente. El Pacto Histórico elegirá unos 10-12 senadores, un resultado bueno mas no histórico. La Coalición de la Esperanza logrará máximo cinco senadores, si se tiene en cuenta la renuncia al partido de la senadora Angélica Lozano. El millón de votos del Nuevo Liberalismo, puesto por Carlos Galán, les dará 8 a 10 senadores. En otras palabras, todos los partidos de la oposición juntos no llegarán a 30 y estarán lejos de una mayoría. La ilusión de renovar el Congreso será un fracaso anunciado.
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