Contar para inspirar (mis reflexiones de fin de año)
Por: Deyner A. Caicedo Camacho [1]
El 2022 ha sido un año de importantes cambios. Un año en que el mundo vio el fin definitivo lo de las restricciones por la pandemia del Covid-19, y en el que Colombia marcó un hito al elegir el primer gobierno de izquierda de su historia y, con él, a su primera vicepresidenta afrodescendiente. Estos cambios, sin embargo, están sujetos a promesas con fechas de vencimiento.
Todo cambio arrastra consigo transformaciones, por lo cual se espera que, a partir de este año, preguntas que han sido desatendidas comiencen a tener respuestas. Muchas de las transformaciones no partirán de una hoja en blanco, sino de bocetos que han sido dibujados por líderes que, con su propia agencia, han trazado acciones para transformar sus realidades y las de sus comunidades.
En este panorama, el libro Soñar Lo Imposible de la exministra de Cultura Paula Moreno Zapata se posiciona como una lectura obligada. Fue en 2018, con El Poder de lo Invisible, cuando comenzó a construir esas “autopistas emocionales”, como ella las llama, por las que hoy, con su segundo libro, transitamos juntos, y que tienen como fin crear relatos que motiven. Este es un texto en el que la fundadora de la corporación Manos Visibles decide contar para inspirarnos.
María Roa (que es agua), Rafael Palacios (que es tierra) y Jhon Reina (que es fuego) son las tres historias principales de esta “memoria de memorias”, como Paula Moreno Zapata ha definido su segundo libro, Soñar lo Imposible. Este es un manifiesto de empoderamiento lanzado al aire —que podría ser usted, yo o cualquiera que lo lea—, con reflexiones sobre liderazgos que se atrevieron a trascender su realidad.
Equidad, diversidad, poder y liderazgo. Norte, sur, oriente y occidente. El guion de la vida de Paula Moreno Zapata podría ser también los cuatro puntos cardinales por los cuales transitan estos relatos prestados, que tienen a sus protagonistas como los dueños del mapa y la brújula; pues si bien las descripciones sobre ellos y sus lugares de origen están mediadas por la pluma de la autora, a María, a Rafael y al padre Jhon los podemos sentir en cada oración, verificando, interpelando, corrigiendo y acompañando.
Para mí, la autora Paula Moreno Zapata es el quinto elemento, es el metal que establece el vínculo y lo solidifica, es como una cadena que conecta a los otros cuatro. Su primer eslabón comienza a tomar forma en el Museo de Arte Moderno de Salvador de Bahía (Brasil), cuya arquitectura y contenido, en mancomún con la configuración misma de la ciudad, la invitan a hacerse preguntas sobre el componente político y moral de esa belleza oxidada que ha sido construida a partir de las historias trágicas de africanos esclavizados e inmortalizados en símbolos, para el deleite de turistas que no encuentran diferencias entre un barco de piratas y un barco esclavista.
La autora nos lleva a su casa y nos pone a escuchar su música, “La música es una literatura que moldea lo que escribo”, dice. Para el capítulo de María Roa creó una playlist con el mismo nombre en donde destacan canciones como María, María de Milton Nascimento, también interpretada en español por el vozarrón imponente de Mercedes Sosa. María Landó de Cesar Calvo y Manos de Mujeres de Marta Gómez también integran esta lista de canciones que motivan a la acción, que son denuncias cantadas y que, junto a las palabras ser, hacer y cambiar —que la autora repetirá constantemente—, darán apertura a la historia de la lideresa María (que es agua), que ha luchado contra piedras rocosas en orillas desiertas para mejorar las condiciones de vida de las trabajadoras domésticas del país.
Trabajar de interna como empleada doméstica hacía que solo cada ocho días pudiera visitar a sus hijos. En palabras de la autora, esto evidencia lo que ella denomina “la hipocresía de la equidad”, en la cual mujeres como la lideresa María entregan su vida a la crianza de hijos ajenos bajo el argumento de que deberían sentirse privilegiadas al ser consideradas “parte de la familia” del empleador, mientras son víctimas de unas condiciones de inequidad en las que se subvalora su trabajo y que les obliga a abandonar a sus propias familias.
Pero el mar no se cerca ni se constriñe, y la lideresa María (que es agua) empujará sus olas para reclamar tiempo de calidad con sus hijos y dejar de ser solo “la mujer de cada ocho días”, convirtiéndose en la presidenta del Sindicato de Trabajadoras Domésticas Afrocolombianas (Utrasd), que lideró la aprobación de la Ley 1595 de 2012, que protege los derechos de las trabajadoras domésticas en Colombia.
Con la historia del maestro Rafael Palacios (que es tierra) salimos del mar para postrarnos en la orilla. Él es el director de la compañía de baile Sankofa, donde, en sus propias palabras, no bailan “para ser vistos, sino para ser escuchados”. La historia del maestro Palacios refleja el problema de las exclusiones culturales en Colombia que han hecho que, solo en 2008, un afrodescendiente ganara por primera vez el Premio Nacional de Danza, y ese afrodescendiente es él, que es tierra sobre la que han ido creciendo raíces chocoanas, debido a que Antioquia decidió podar el árbol cuando vio el color del fruto, a pesar de haber germinado la semilla.
La autora llama a esto la geografía del color, que hace que tanto el maestro Rafael, como los hijos de la presidenta de Utrasd, María, sean eternos migrantes en ciudades como Medellín, a pesar de haber nacido allá.
En el mundo del baile, el maestro Palacios tiene un conflicto con la caricaturización danzada de ser afrodescendiente, con la erotización de los cuerpos negros en la danza y con la falta de espacios para la danza folclórica en el país. Para la autora, lograr que se hagan visibles las causas invisibles requiere paciencia, persistencia, persuasión y poder, y eso es, precisamente, lo que, para ella, Sankofa y el maestro Rafael representan.
Es sobre la tierra que se atiza el fuego, de ahí que la entrada del padre Jhon Reina a este relato sea una decisión fortuita. El padre Jhon (que es fuego) nació en Iscuandé (Nariño), desde donde, y hasta el día de hoy, arde su llama. Educado en colegios católicos, recibió la orden como sacerdote en el año 2000. En 2017 se convirtió en uno de los líderes del Paro Cívico de Buenaventura.
El padre Jhon Reina orienta algunas reflexiones y permiten a Moreno Zapata describir brillantemente esa ciudad con forma de pescado que tiene barrios con nombres que parecen súplicas. La ciudad donde “la calidad de vida de la gente no se mide por el sector, sino por las casas que habitan” (pág. 144) y que tiene un puerto que le da la espalda a su gente. Un punto de inflexión en la historia del padre Reina es cuando los violentos amenazan con apagar su luz. Es este el momento en que la autora conecta el fuego con el aire y hace que el lector sienta el temor que ella siente al saber que su amigo está en peligro. En esta historia el metal le revela al aire su vulnerabilidad ante la posibilidad de perder el fuego.
Finalmente, el capítulo de cierre del libro es una invitación al lector (que es aire) para que se reconozca en estas historias, porque “las historias de los protagonistas [del libro] son conquistas en el aire” (pág. 183), y, como tal deben volver a él.
La Corporación Manos Visibles, que preside la autora de este libro desde hace doce años, es una plataforma que ha posibilitado que miles de líderes y lideresas en todo el país adquieran herramientas para efectuar las transformaciones que sus territorios necesitan. También ha creado oportunidades para que miles de jóvenes del Pacífico colombiano logren acceder a la educación superior. Yo soy uno de ellos. Por eso espero que Soñar Lo Imposible se constituya en un libro que nos acompañe en este nuevo año y en los años siguientes, para que muchas historias, como las de los protagonistas de este texto, sigan siendo contadas.
[1] Estudiante de comunicación en la Universidad Icesi. Becario del 2° Fondo Juventud y Construcción de Paz | Corporación Manos Visibles. Editor de la revista Trans-pasando Fronteras. Twitter: CaicedoDeyner. Instagram: deynerc_
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1 Comentarios
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Buena e interesante crónica del libro de la ex ministra
Dan ganas de leerlo