Papá Petro, sus reformas y las alianzas en las elecciones regionales

Las alianzas políticas son, por lo regular, pactos para alcanzar o permanecer en el poder. Se han armado en todos los continentes desde las épocas de bárbaras naciones. Han sido, son y serán la quintaesencia de la política.

Las alianzas políticas han urdido desde emperadores, reyes y presidentes para iniciar guerras mundiales, hasta concejales de pequeños municipios para elegir al personero municipal.

Recordemos que los muy poderosos reyes europeos, en siglos pasados, utilizaban a lo que más querían, sus tiernas hijas, como instrumentos de política, como moneda de cambio, casándolas con adultos mayores por razones de Estado, para “sellar alianzas, establecer armisticios, ampliar territorios o afianzar las dinastías”.

En Colombia, en los últimos años, a las alianzas las han macartizado, mediante la expresión “repartir mermelada”, que se asocia con corrupción; cuando en realidad constituyen un mecanismo legítimo e imprescindible para acceder al poder terrenal.

Petro, desde un principio, tuvo claro que solo podría llegar a la presidencia mediante las alianzas políticas. Para eso se craneó el Pacto Histórico, entre grupos minoritarios de izquierda y de centro izquierda como Colombia Humana, el Polo Democrático, el MAIS, la Unión Patriótica, Comunes, Todos Somos Colombia y la Unidad Democrática, así como movimientos sociales del país.

Además, requería votos del liberalismo, por lo que diseñó una campaña que entusiasmara sus bases. Sabía muy bien que una cosa era ganar y otra muy distinta era gobernar bien; es decir, cumplir con las propuestas de campaña. Petro alcanzó la presidencia con la promesa de hacer un cambio profundo a un país regido durante muchos años por un modelo neoliberal que profundizó las inequidades y la violencia, y arruinó la agricultura y la industria.

Este cambio, en democracia, solo es posible a través de reformas de fondo. En suma: el cambio son las reformas y constituyen las hijas más amadas por papá Petro. Correrá todos los riesgos y afrontará todos los peligros para protegerlas.  

Algunos gobiernos de izquierda, en Latinoamérica, han llegado a la Presidencia, pero no han logrado gobernar, como les ocurrió a Salvador Allende, en Chile, y al ingenuo Pedro Castillo, en el Perú. Al uno lo “suicidaron” y al otro lo sacaron y encarcelaron sin haber materializado sus propuestas de gobierno.

Petro, una vez que se sentó en el solio de Bolívar, hizo cuentas y entendió que, con los 20 senadores y 25 representantes del Pacto Histórico, aunque eran la primera fuerza política del país, no le alcanzaba para hacer el cambio, es decir, concretar las reformas prometidas. Ante eso se puso a trabajar en un frente amplio con el partido Alianza Verde, el partido Liberal, el partido Conservador y el partido de La U.

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Para eso, utilizó los servicios de alfiles como Roy Barreras, Roosvelt Rodríguez, Fernando Velazco, José Fernando Bautista y Armando Benedetti que allegaron voluntades por fuera del Pacto Histórico para obtener las mayorías parlamentarias.

Los que no han entendido bien la estrategia, son algunos de los más combativos políticos del Pacto Histórico, a los cuales, por sus rígidas posiciones ideológicas, se les dificulta entablar relaciones con los aliados del frente amplio que, aunque fueron antagonistas en el pasado, hoy son parte del gobierno.

Pongo como ejemplos, aunque hay muchos más: los casos de Gustavo Bolívar, quien persiste en una agria disputa con Roy Barreras, hombre clave en la agenda legislativa reformista; y el de Alejandro Ocampo, representante vallecaucano a la Cámara, a quien no le cabe en la cabeza que se establezca una posible alianza para la gobernación con Dilian Francisca Toro, directora del partido de La U e integrante del frente amplio del Gobierno de Petro.

El Pacto Histórico llega a las elecciones sin que se le adviertan protagonismos notables en las regiones y localidades que le aseguren triunfos.

Alianzas y las regionales

Además, están notificados por el propio Petro de que, para él son más importantes las reformas que los resultados de la política regional y local. El verdadero poder no es el que se deriva de los cargos públicos y del manejo del presupuesto; sino el que emana de la transformación y superación de las actuales las injusticias y exclusiones. Por otro lado, los gobernadores y alcaldes no diseñan política, simplemente ejecutan la política nacional.

Por lo tanto, lo más conveniente es que, aunque existen complejidades diversas en las regiones, los integrantes del Pacto Histórico privilegien alianzas con los partidos que hacen parte de la coalición de Gobierno. Es más conveniente ser parte de coaliciones ganadoras a que pierdan en las elecciones por falta de vocación de poder.

Es obvio que, si las reformas continúan por una buena senda, el Pacto Histórico llegará en octubre robustecido y consolidará su proyecto. Si, por el contrario, las reformas llegaren a fracasar, el Pacto Histórico no tendrá frutos para cosechar y la labor de Petro se limitará a gobernar con leyes que fueron aprobadas por iniciativas de Uribe, Santos y Duque.

Petro colocó todas las carnes en el asador. Del éxito de las reformas dependen la transformación del país, su puesto en la historia, el futuro de la izquierda y los resultados de las elecciones en las regiones. Es un hombre forjado en la lucha y las sacará adelante.

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7 Comentarios

  1. Ernesto Díaz Ruiz

    Sun Tzu ha servido de inspiración y guía a generaciones desde hace más de 2.500 años.
    Sus consejos traspasan el ámbito de lo marcial para convertirse en una verdadera guía de vida y, ¿por qué no? para la política.
    Creo que el compañero presidente, Gustavo Petro leyó a Sun Tzu (“El arte de la guerra”), tiene muchas coincidencias con sus planteamientos.
    La idea transversal de “El arte de la guerra” es que la mejor estrategia es intentar evitar el conflicto y ganar sin lucha, siendo esto lo que distingue a Petro de los demás políticos.
    Sólo cabrá luchar como último recurso, respetando siempre al perdedor, lo que podría traducirse en política, gobernar para todos, no sólo para la mayoría que puso el voto, y en evitar sentimientos revanchistas, como Petro está haciendo
    La política es compleja, pero como en la guerra, seguir unas reglas básicas permitirá salir victorioso.
    Sun Tzu destaca cinco reglas que todo general debe tener en cuenta: observación, valoración, cálculo, comparación y decisión.
    El buen político debe tener en cuenta todas ellas y seguirlas en ese orden:
    1) Observar la realidad le ayudará a percibir las demandas sociales y la situación del país.
    2) Valorar (pasando lo observado por el tamiz de su ideología personal) qué cuestiones son prioritarias, secundarias, urgentes o importantes (como dijo Mafalda, “…lo urgente no deja tiempo para lo importante)”.
    3) Calcular qué cuestiones puede verdaderamente resolver, en qué plazo y con qué recursos (humanos y materiales).
    4) Comparar las promesas con las posibilidades. Sin excluir a nadie, debes demostrar por qué tu opción es mejor.
    5) Tomar decisiones y atenerse a ellas. Todo político puede matizar sus políticas, pero debe mantener una cierta coherencia. Los vaivenes bruscos y la apariencia camaleónica crean desconfianza.
    Por último, en la política como en la guerra, el terreno donde tenga lugar la contienda influye y mucho en la estrategia a adoptar.
    He visto grandes (casi calcadas) similitudes en el devenir de Petro y en lo expuesto arriba.
    No sé de política tanto como del comportamiento humano, de hecho, no quiero saber mucho de política y sí todo del comportamiento humano, mi formación de guionista avasalla mi juicio.
    Gracias por este escrito Pedroluis.

  2. Diego Astudillo Alvear

    Pienso que nuestro presidente Petro está buscando un apoyo fuerte para poder lograr el gran cambio que prometió en la campaña,
    Ojalá lo dejen gobernar para que podamos disfrutar de la Colombia que desea Petro para todos.

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