Congresistas reciben más sueldo, pero las reformas que prometieron siguen estancadas
A pesar de las promesas de bajarse el sueldo y recortarse otros beneficios, el Congreso no se ha puesto de acuerdo para aprobar uno de los varios proyectos que existe al respecto. Entre tanto, el Gobierno permanece ajeno al debate y acaba de firmar un decreto que, por ley, deja el salario de los congresistas en casi 38 millones de pesos.
La noticia de un nuevo aumento para el salario de los congresistas tomó por sorpresa a muchos colombianos y generó indignación. Un decreto firmado por el presidente Gustavo Petro y el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, establece que los legisladores recibirán un ajuste del 7,26 por ciento.
Se trata de un aumento cercano a los 2.500.000 pesos, con el cual el salario total de senadores y representantes a la Cámara queda en 37.880.418 pesos. Según el decreto, se trata de una medida retroactiva, ya que durante todo el año 2022 los congresistas no recibieron ese ajuste al que tienen derecho por ley.
Desde la Casa de Nariño aseguran que esa decisión tuvo que ser aprobada por el expresidente Iván Duque, quien, al no hacerlo, le dejó al Gobierno de Petro una de las famosas trampas o ‘minas’ que afectan su imagen.
Y es que la noticia del nuevo incremento ya es la comidilla de las redes sociales, donde políticos y activistas de todas las orillas critican la expedición del decreto. La mayoría cuestiona a los congresistas que se hicieron elegir con la promesa de bajar sus sueldos, e incluso les piden rechazar públicamente el ajuste o donarlo.
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Lo cierto es que, aunque no se trata de una decisión del presidente Petro, pues la medida está consagrada en el artículo 187 de la Constitución Política, hay muchas preguntas que el Gobierno debe responder y, sobre todo, las bancadas que apoyan, como el Pacto Histórico, los verdes y los liberales
Como ya se dijo, en las filas de esos partidos hay muchos congresistas que prometieron en campaña trabajar para disminuir sus beneficios. De hecho, varios han presentado proyectos de ley en ese sentido; sin embargo, ni el Gobierno los ha respaldado ni las mayorías se han puesto de acuerdo para sacar adelante iniciativas como la reducción del salario o las medidas para controlar el ausentismo.
Si bien para muchos expertos estos cambios no tienen gran relevancia en materia presupuestal ni solucionan los problemas estructurales del sistema —los cuales deberían ser atendidos en la reforma política—, sí tienen un alto contenido simbólico y envían un mensaje de conexión y empatía con los colombianos.
Sin embargo, parece que el Gobierno y los congresistas no son conscientes de la importancia de dicho mensaje, justo cuando el país se enfrenta a nuevas cargas económicas derivadas de la inflación y la reforma tributaria. Además, el tema afecta directamente la negociación del salario mínimo, que seguramente no tendrá un incremento que supere, por mucho, la suma entre inflación y productividad.
El problema con todo esto es que el presidente Gustavo Petro arriesga su capital político, ya que recibe los ataques de la oposición, que aprovecha la polémica para cobrarle la medida, pero también de sus bases, que cada vez reclaman más muestras de cambio.
“Esta gente está jugando con fuego. La gente está mamada del Congreso y los políticos. Petro es muy bueno en transmitir símbolos políticos, pero, por ahora, en materia de poner en cintura a los políticos se raja”, opina el analista Sergio Guzmán, director de Colombia Risk.
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Reducir el salario de los congresistas y otros cambios que siguen en pausa
El pasado 20 de julio, cuando el nuevo Congreso de la República tomó posesión, varios congresistas anunciaron con bombos y platillos los proyectos para reformar el ejercicio legislativo. Las propuestas no eran nuevas; por el contrario, eran las mismas que habían naufragado en legislaturas pasadas: menos sueldo, menos vacaciones, límites a la reelección, entre otras.
Aunque el ambiente estaba dado para avanzar en el trámite de cada proyecto, pues incluso se anunciaban alianzas entre los partidos de Gobierno y oposición, rápidamente pasaron a segundo plano. Lo que más influyó fue la agenda de Petro, lejos de querer reñir con los congresistas, buscó su apoyo para aprobar la reforma tributaria y la llamada ley de Paz Total.
Después llegaron los problemas jurídicos. Los congresistas que habían anunciado iniciativas para poner un límite de 25 salarios mínimos mensuales anunciaron que la medida solo aplicaría desde el 2026, esto por posibles problemas legales debidos a conflictos de interés o derechos adquiridos.
Ante las críticas, varios congresistas plantearon la alternativa de gravar una parte del salario hasta 2026. La propuesta era que dicho impuesto entrara en la reforma tributaria, pero, finalmente, nunca fue discutido.
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Después, las bancadas se unieron para presentar proyecto que recoge la mayoría de propuestas de reforma al Congreso. Todo parecía indicar que pasaría sin problema al tener el respaldo de las mayorías, pero, como se trata de un proyecto de acto legislativo, hay que tener en cuenta que requiere por lo menos cuatro debates antes de que termine el 2022, lo cual parece muy difícil.
Otra de las iniciativas para bajar el salario de los congresistas es la del senador Jota Pe Hernández, el más votado en las pasadas elecciones. Él es uno de los que más reclama ese cambio y, aunque ha avanzado con su proyecto, tiene fuertes contradictores en los partidos de Gobierno, especialmente en el Pacto Histórico, donde senadoras como Isabel Zuleta, María José Pizarro y Clara López le han retirado el apoyo.
En teoría, el proyecto de Hernández es el que tiene más posibilidades de convertirse en ley; sin embargo, su próximo debate tendrá que esperar a 2023. “Le solicito al presidente de la Comisión Primera, Fabio Amin, que nos ayude”, dijo el senador en un video que publicó en sus redes sociales.
Hasta el momento, congresistas como Gustavo Bolívar, Catherine Juvinao y David Racero han rechazado la medida y prometen donar una parte de su salario. Racero, presidente de la Cámara de Representantes, dijo que los proyectos para reformar el Congreso están estancados en comisiones: “Colegas congresistas, insto a poner acelerador a este asunto vital. Ciudadanos, sigan presionando. La injusticia debe terminar”.
Por ahora, el único proyecto que avanza con paso firme es el que reduce el receso legislativo. En cuanto al salario de los congresistas, si todo sigue como va, lo más probable es que primero lleguen nuevos aumentos que las reformas para enviar el mensaje que los colombianos esperan.
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