¿Por qué se marcha Zidane?

Todos los mitos del Real Madrid salen mal o raro.

Por Juanma Trueba *

En alianza con A la contra

¿Por qué se va Zidane otra vez? Habrá quien crea que se marcha porque es un tipo peculiar. Introvertido, ciclotímico (o ciclotímido). O porque no quiere acometer la revolución tantas veces aplazada. O porque quiere entrenar a Francia. O porque le apetece tomarse un descanso. Todas son explicaciones razonables, pero algo endebles. Zidane no parece saturado, o no lo parecía, ni creo que la timidez le abrume, o que la fidelidad a ciertos jugadores le impida renovar la plantilla. Tampoco la expectativa de entrenar a Francia parece cierta a corto plazo. Cuesta creer que Deschamps deje el equipo después de la Eurocopa y a un año del Mundial de Qatar.

Entonces, ¿qué le pasa? Lo lógico es pensar que le ocurre lo mismo que en 2018. En aquel momento se justificó su decisión aludiendo otra vez las peculiaridades de Zidane. Hubo quien entendió que optaba por marcharse en todo lo alto, nada más ganar la Champions, de aquí a la eternidad. Pero fue otra explicación endeble, tal y como confirmó su regreso 284 días después. Alrededor sucedían más cosas. Zidane no quería que Bale siguiera en el equipo y no deseaba que Cristiano se marchara. Tampoco era partidario del traspaso de Keylor, al que ya había defendido a capa y espada rechazando la contratación de Kepa. No es descabellado imaginar que Zidane se fue porque no estaba conforme con la reestructuración deportiva que planeaba el club. Tampoco lo es pensar que ahora ha sucedido algo parecido. Además, el presidente hace mucho ruido y Zidane no es sordo.

Los entrenadores con mano izquierda los que han ganado las Champions del presente siglo (Del Bosque, Ancelotti, Zidane)

En cualquier caso, no hay más que tomar perspectiva para advertir que, de a un tiempo a esta parte, todos los mitos del Real Madrid salen mal o raro. Raúl, Casillas, Cristiano, Zidane, quizá Ramos… La nómina es demasiado extensa como para aceptar caprichos personales o caprichos del destino. Son otros los caprichos. La realidad es que el club vive instalado en la impaciencia permanente. Lopetegui duró tres meses, Solari, siete. Entre medias se habló con Antonio Conte, del que se valoraba tanto su capacidad para ganar rápido como su mano dura. El acuerdo se frustró por diferencias en la duración del contrato y estos días ha sido Conte quien se ha ofrecido al club.

Aunque son los entrenadores con mano izquierda los que han ganado las Champions del presente siglo (Del Bosque, Ancelotti, Zidane), el presidente tiene una pulsión masoquista hacia los tipos con látigo, como si pensara que el problema (incluso cuando no hay problemas) es que se consiente demasiado a los jugadores. De modo que ahora tocaría un sargento, un entrenador de método porque siempre se reprochó a Zidane no tenerlo.

Y si no aparece nadie parecido… la opción es Raúl. O Xabi Alonso. Nombres que ningún aficionado pondrá en duda, ilusiones instantáneas, estupendos parapetos. Qué importa el método y qué más da la experiencia. Zidane es la perfecta demostración de que las contrataciones populistas a veces funcionan.

Entretanto, y esto es triste, uno de los entrenadores más influyentes de la historia del club abandona el escenario sin que nadie levante la voz, porque les recuerdo que ya no hay voces espontáneas, sólo grada de animación.

  • Fue subdirector del diario AS y colabora con El Transistor de Onda Cero, ambos en España. Director y creador de la página ‘A la Contra’. En Twitter: @juanmatrueba

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