¿Por qué sigue el paro nacional a pesar de la caída de la reforma y de Carrasquilla?

Aunque el presidente de la República, Iván Duque, retiró la reforma tributaria y Alberto Carrasquilla renunció a su cargo como ministro de Hacienda, el paro sigue. El detonante fue la reforma tributaria, pero retirarla no apagó el incendio.

El panorama es diverso: por un lado, las calles inundadas de manifestaciones pacíficas, pidiendo un amplio escrito de peticiones. Por el otro, la violencia, disturbios y saqueos. Los videos muestran a la Policía atacando a los manifestantes deliberadamente, pero también casos de vándalos que agreden e intentan asesinar a los uniformados, como en el incendio del CAI de Usme, en donde había diez uniformados dentro.

El último reporte de la Defensoría del Pueblo registró 24 víctimas mortales y 89 personas desaparecidas, de estas, la Fiscalía afirma que ya encontraron 38. Las cifras de las organizaciones de derechos humanos son distintas. La ONG Temblores, documentó 37 personas asesinadas, 1.728 casos de violencia policial y once víctimas de violencia sexual. 

Hoy, pocos colombianos entienden lo qué está pasando, quiénes son los que están en las calles, los líderes o por qué tanto vandalismo y enfrentamientos. Y, con el pasar de los días, un sentimiento de angustia a la hora de saber si las protestan van a parar o qué salidas hay a la actual crisis.

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Inicialmente, el Comité Nacional de Paro, creado en 2019, había convocado un paro para el 28 de abril. Este frente está conformado por las grandes centrales sindicales (CTC, CGT y CUT); los sindicatos de profesores, como la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode); confederaciones de pensionados como la Confederación de Pensionados de Colombia (CPC) y la Confederación Democrática de los Pensionados (CDP); de campesinos, como Dignidad Agropecuaria, la Cruzada Camionera; entre otras.

A este, que mantiene las protestas hasta hoy, se han sumado organizaciones de todo tipo: comunidades indígenas (agrupadas en, por ejemplo, el Consejo Regional Indígena del Cauca y el Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia), asociaciones de estudiantes, taxistas, camioneros e incluso la Asociación Colombiana de Actores y las organizaciones del sector audiovisual.

Aunque la razón más conocida por la que se convocó el paro del pasado 28 de abril era exigir el retiro de la reforma tributaria, lo cierto es que el pliego de peticiones era aún mayor, como tumbar el proyecto de ley 010 de salud, fortalecer la vacunación, establecer una renta básica de por lo menos un salario mínimo legal mensual por familia pobre, detener las privatizaciones o evitar las fumigaciones con glifosato de cultivos ilícitos. A este listado se sumaron las exigencias de los paros de 2019 y 2020.

En ese sentido, que el paro no haya acabado con la caída de la reforma de Carrasquilla, parece lógico para las centrales, pero no para la mayoría de colombianos, que se habían identificado con los manifestantes frente a la posibilidad de tener que pagar más impuestos en estos tiempos de pandemia.

Luego de ocho días de protestas, el paro sigue en firme porque según sus organizadores, el Gobierno no ha cumplido con sus exigencias, y ni siquiera se ha sentado a negociar con ellos. Por eso la convocatoria del pasado 5 de mayo tenía la consigna “El Paro no Para”.

Voceros de la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles de la Educación Superior (Acrees) mantienen sus peticiones al Gobierno: el cumplimiento de los acuerdos de 2018, la negociación del pliego nacional de emergencia del Comité Nacional de Paro y la caída de lo que ellos llaman “el paquetazo de Duque”, refiriéndose a los proyectos de reforma que ha planteado el Ejecutivo. 

Mirtha Rodríguez, secretaria ejecutiva de la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), le dijo a Diario Criterio que para que se acabe el paro es necesario que el presidente escuche y atienda las solicitudes de las organizaciones sociales y se respete la vida de los jóvenes.

“Estamos rechazando una serie de políticas y de medidas económicas de este Gobierno, tomadas especialmente durante la pandemia, que van en contra de la clase trabajadora y de los sectores más vulnerables”, puntualizó Rodríguez. 

Dentro de dichas políticas, por ejemplo, están el Decreto 010 de 2020 que “reforma la salud, la privatiza y deja en manos de las EPS el destino de los colombianos”.  También está el cuestionado Decreto 1174 que los sindicatos consideran como una reforma laboral disfrazada.

¿Qué piden las organizadores del paro?

Además, aseguró que están rechazando “la brutalidad policial” y la decisión del presidente Duque de militarizar las ciudad en lugar de entablar una negociación desde el principio.

Por otro lado, Fabio Arias, fiscal de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), aseguró que: “el Comité Nacional del Paro exige una negociación y no diálogos inútiles”, refiriéndose a la propuesta del Gobierno de establecer una agenda de conversaciones sobre seis temas fundamentales: vacunación masiva, reactivación segura, no violencia, protección a los más vulnerables, estabilización de las finanzas públicas y matrícula cero. “Pedimos desmilitarización, no más masacres, desmonte del Esmad y negociación del pliego de emergencia con inversión social”, agregó Arias. 

El gremio de profesores dijo que también mantiene la protesta para pedir cambios estructurales en el modelo económico y político del país. Los sindicatos del magisterio señalaron que el paro busca el retiro del proyecto de reforma a la salud, el desmonte del Esmad, el fin de la violencia contra líderes sociales y el cese de la alternancia en los colegios. 

El lío, para el Gobierno, es que frente a la reforma tributaria se mostró fuerte y autoritario, pero ahora que tuvo que recular, las organizaciones lo ven debilitado, al punto de ya no querer la cabeza de Carrasquilla, sino la del propio Duque.

Un paro de largo aliento

Este paro es la continuación de un proceso de protestas que comenzó hacia octubre de 2019, cuando se creó el Comité Nacional del Paro, en respuesta a las propuestas de reformas económicas de Alberto Carrasquilla, que incluían las reformas pensional y laboral, y la venta de activos de la nación.

En ese momento las grandes centrales sindicales, organizaciones sociales y otros grupos reunidos en el Comité Nacional del Paro convocaron a la primera gran movilización del 22 de noviembre de 2019, que duró nueve días consecutivos y en la que sucedió la lamentable muerte del joven Dilan Cruz. Las protestas y marchas continuaron de manera intermitente hasta febrero de 2020. Al respecto, Eduardo Pizarro Leongómez afirma que hay una íntima relación entre las protestas de 2019 y las de ahora, y pronostica que van a continuar porque cada vez las marchas están más y más politizadas con miras a las elecciones de 2022.

Lo que está pasando en Colombia es muy similar a las fracturas nacionales de muchos otros países de la región y que se han agravado con la pandemia. Es lo que se vio con la toma del Capitolio en Estados Unidos, la ruptura de Chile, Ecuador, en Perú o la Brasil de Bolsonaro. Rupturas que unen problemas o deudas históricas con una tendencia a polarizar”, dijo Pizarro a Diario Criterio

Para hacer frente a este descontento social, el Gobierno montó una estrategia que denominó la Conversación Nacional. El anuncio no le gustó al Comité del Paro Nacional porque consideraba que era una instancia solo para escucharlos y no para negociar los puntos por los que protestaban. A su cierre, en marzo de 2020, Duque y sus funcionarios calificaron de exitosa la Mesa de Conversación Nacional. Por su parte, las organizaciones sociales del Comité se sintieron burladas y consideraron la estrategia gubernamental una forma de evitar hablar y llegar a acuerdos con ellos. A ese descontento se sumó la aprobación de la reforma tributaria, en diciembre de 2019. El Comité, volvió a convocar a un gran paro en marzo, pero la pandemia frenó todo.

Esta historia, que lleva más de año y medio, es una de las razones por las que este paro ha durado más de una semana. En este periodo, el Comité Nacional de Paro ha logrado consolidar no solo una unidad de las diferentes organizaciones sociales y políticas, sino que organizó de manera más sistemática las protestas. A ese capital acumulado se suman los errores del Gobierno de Iván Duque a la hora de leer el movimiento social y su negativa a conversar con este.

¿Qué salidas hay?

Por su parte, el Gobierno Nacional, en cabeza del presidente Duque, anunció este martes que abrirá espacios de diálogo con los sectores que promueven el paro. El mandatario explicó que se trata de una oportunidad para construir soluciones conjuntas, e invitó a partidos políticos, gobernadores, alcaldes, empresarios e instituciones a que hagan parte de la iniciativa. 

“El Comité Nacional de Paro definirá en qué momento entra a un diálogo, siempre y cuando este sea abierto, honesto y se cumplan los compromisos. Históricamente aquí se hacen compromisos y nunca se cumplen”, enfatizó Rodríguez. La desconfianza en el Gobierno es otro factor común entre las organizaciones sindicales. 

Mientras miembros del Centro Democrático le piden al presidente declarar estado de conmoción interna, las organizaciones sociales a nivel nacional e internacional hacen un llamado a respetar los derechos humanos, rechazando los excesos de la fuerza pública. 

Por otro lado, también denuncian agresiones contra las autoridades. En Bogotá resultaron heridos 26 policías, seis con quemaduras graves y en Cali hay un total de 176 uniformados heridos. En todo el país se han reportado daños en estaciones de transporte público, bancos y establecimientos comerciales. 

¿Quiénes están detrás de la violencia?

Las organizaciones que hacen parte del Comité del Paro aseguran que no se ha promovido la violencia y piden que se respete la vida. Nelson Alarcón, presidente de Fecode, reiteró que la convocatoria es pacífica y que rechaza cualquier tipo de violencia. Entre tanto, la secretaria ejecutiva del CTC destaca “la resistencia del pueblo y la participación de los jóvenes” e invita al Gobierno a desarmarse. 

Por último, cabe resaltar que el nivel de indignación de quienes se movilizan ha aumentado debido a la represión de las autoridades. Las denuncias por cada muerte y agresión le dan más gasolina a quienes están en las calles.

Ahora bien, también es claro que en medio de las protestas hay grupos organizados que están aprovechando el momento para crear caos. Aunque ya desde 2019 se insinuó la presencia de las disidencias de las Farc, de las células urbanas del ELN y de otros movimientos, es claro que para atacar 25 CAI en una sola noche, como ocurrió el 4 de mayo en Bogotá, se requiere de una acción coordinada y premeditada. Lo mismo en la forma como algunas ciudades, como Cali, han sido bloqueadas de forma estratégica.

El ministro de Defensa, Diego Molano, ha dicho en repetidas ocasiones que Colombia enfrenta “una amenaza terrorista” y que las organizaciones criminales están detrás de los actos violentos que empañan la protesta pacífica. “Se trata de actos premeditados, organizados y financiados por grupos de disidencias de las Farc y el ELN”, afirmó.

Incluso, Molano dijo que identificaron seis grupos que han provocado acciones violentas durante las movilizaciones: “Movimiento JM19, grupo Luis Otero Cifuentes, Movimiento Bolivariano de disidencias de las Farc de Gentil Duarte; Los Capuchos, los Escudos Azules, los Escudos Negros, células urbanas del ELN, 8 y 9 de junio”.

Como lo señaló el catedrático Rodrigo Uprimny, para evitar agudizar la crisis y desescalar la violencia es necesario que el Gobierno condene “inequívocamente” los abusos de la fuerza pública, señale que no son tolerados y que serán investigados.

Pero también que los promotores del paro y quienes comparten la protesta condenen “no sólo los abusos policiales, sino también los actos de violencia en las protestas, especialmente cuando son contra integrantes de la fuerza pública”.

Ahora bien, como lo dice el propio analista Pizarro Leóngómez o el profesor de la Universidad Nacional, Mauricio Archila, -tal vez uno de los mayores estudiosos y conocimientos de los paros y protestas sociales en Colombia-, los colombianos deben saber que una vez este paro termine para la mayoría de quienes lo convocaron y marcharon, varios grupos políticos van a seguir en las calles, porque creen que es allí donde se van definir y a ganar las elecciones de 2022.

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