Progreso, regresión y el tiempo cíclico

La Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos acaba de derrumbar el derecho al aborto, el cual fue consagrado en 1973 en la decisión Roe v. Wade. Ahora el derecho al aborto o su prohibición quedará en manos de cada estado particular. El derecho a una cierta libertad, aquella de tomar decisiones sobre su propio cuerpo, adquirido por las mujeres, quienes durante gran parte de la historia del país estuvieron discriminadas con respecto a sus derechos políticos y sociales, fue protegido por el estado durante 50 años y ahora desaparecerá.

Son pocas las situaciones en el mundo donde un derecho adquirido después de una larga lucha, que otorga una mayor libertad para algún segmento de la población (mujeres, grupos aborígenes, gays, etc.) es anulado. Cuando ocurre, lo tildamos de regresión. A continuación, quisiera explorar las nociones de progreso y regresión y analizar ciertos supuestos que les subyacen. 

La naturaleza no le ha puesto límites a la perfección de las facultades humanas; el perfeccionamiento del ser humano es verdaderamente indefinido”.

Condorcet.

Creer en el progreso significa creer que la historia de la humanidad se mueve en una dirección particular, por ejemplo, aquella de mayor libertad o igualdad para todos los seres humanos. Cada época histórica se encuentra de esta manera más cerca de la realización de la noción de igualdad o libertad.

Así, a comienzos del siglo XXI vivimos en sociedades más igualitarias y libres que a comienzos de los siglos XIX o XX. Hemos descubierto que no se debe discriminar por razones de religión, raza, género o identidad sexual, otorgándoles a estos segmentos de la población derechos que antes no poseían. La noción de progreso, entonces, presupone un ideal hacia el cual tiende la historia, a veces más rápidamente, a veces más lentamente.

También, de este autor: Neutralidad, ideología y domesticación del arte

En este proceso podrá haber regresiones temporales (por ejemplo, la decisión reciente de la Corte Suprema de los Estados Unidos), pero no podría haber un regreso a un paradigma anterior; es decir, no podríamos imaginarnos un futuro en el que la discriminación hacia ciertos grupos de la población se considerara justa, en el que las mujeres no tuvieran los mismos derechos que los hombres o la población no blanca fuera esclavizada de nuevo. Una cosa es una regresión temporal y otra muy diferente es el regreso a un paradigma anterior que ya había sido superado.

La Corte Suprema podría invalidar el histórico fallo de 1973 en el caso Roe versus Wade, que consagra el derecho a la interrupción al embarazo en Estados Unidos. Foto: AFP
La Corte Suprema de Estados Unidos invalidó el histórico fallo de 1973 en el caso Roe versus Wade, que consagra el derecho a la interrupción al embarazo en ese país. Foto: AFP.

¿Qué nos hace pensar que la historia se desenvuelve en una sola dirección? Me parece que hay dos fuentes que alimentan esta limitación de la imaginación: una tiene que ver con nuestra relación con la temporalidad; la otra, con una postura desarrollista con respecto a lo social. Estas dos fuentes se alimentan mutuamente. Para nosotros, habitantes del mundo occidental, el tiempo es lineal; es decir, el pasado es diferente al futuro. Cada época histórica presupone las anteriores, pero a la vez ofrece algo nuevo que no existía.

La única certeza que tenemos sobre el futuro es que no será como el pasado. Depende de nosotros, seres humanos, construir y determinar el futuro, el cual no está escrito ni en las estrellas, ni en las entrañas animales ni en los libros sagrados.

Además, justamente debido a este carácter lineal, nos relacionamos con el pasado como si fuera una etapa no solo diferente a sino menos evolucionada o desarrollada que el presente. Es aquí donde aplicamos una noción de desarrollo, de proceso, de evolución, tomada del campo de lo biológico, a las sociedades humanas por medio de la cual cada época histórica está determinada por y ofrece una mejora sobre la anterior. Esto hace que las sociedades posteriores se consideren más complejas, desarrolladas y avanzadas.

Puede interesarle, de este autor: La barbarie civilizada

Los últimos cinco siglos se pueden leer como la utilización de esta idea para justificar la colonización del globo de parte de los estados europeos. El potencial peligro de las nociones de progreso y, por ende, regresión es que medimos a toda sociedad, cultura o forma de vida con el mismo rasero en tanto lo asumimos como un criterio universal para determinar los conceptos de humanidad, felicidad, libertad, igualdad. Y a las formas de vida cuya concepción del mundo no corresponde a aquella de las sociedades occidentales ‘desarrolladas’, ‘modernas’, se les considera primitivas, premodernas, incivilizadas, hasta bárbaras. 

El progreso no es un concepto universal. Es una construcción social, una nueva manera de relacionarse con el tiempo. Para algunos, origina con la llegada de la modernidad a Europa en los siglos XVI y XVII. Para otros, ya la tradición judeo-cristiana contiene dentro suyo la semilla de una temporalidad lineal y no circular en la que existe un comienzo absoluto (la creación del universo de parte de dios) y un final absoluto (el día del juicio final).

Ya sea que entendamos al concepto de progreso como particularmente moderno o como presupuesto ya en la cosmovisión judeo-cristiana, en ambos casos el presente no es una mera repetición del pasado. En este marco temporal cada evento histórico adquiere su significado en su relación y posicionamiento con la idea que nos hacemos del futuro.

Así es como podemos entender el reciente caso sobre el aborto en los Estados Unidos: como una regresión con respecto a la concepción de un futuro constituido por un derecho fundamental a la privacidad e igualdad ante la ley, sin importar la raza, el género, la orientación sexual, la clase social, etc.

Más, de este autor: África

El poder de una noción como el progreso es que nos ofrece un mapa para intervenir en el mundo y moldear el futuro: nos ayuda a responder la pregunta sobre qué debemos hacer al entender la meta final de la humanidad como la igualdad, la libertad, la dignidad, la felicidad o la justicia. El concepto de progreso carga dentro suyo, por lo tanto, un poder radicalmente emancipador.

Sin embargo, simultáneamente, contiene un potencial colonizador, subyugador, en tanto su supuesta universalidad nos autoriza la intervención en otras culturas y formas de vida debido a su falta de ‘desarrollo’ y ‘progreso.’ Ellas son sociedades ‘pre-modernas,’ ‘primitivas.’ La pre-modernidad es una invención de la modernidad; es decir, las sociedades pre-modernas solo comienzan a existir como tales en la modernidad. De igual manera, las sociedades primitivas solo aparecen como tales con las sociedades avanzadas. La modernidad crea un sistema clasificatorio por medio del cual se determina cómo entender lo no moderno, y este entendimiento legitima su colonización y dominación.

¿Cómo sería habitar un mundo donde la relación con el tiempo fuera circular, donde el futuro fuera de manera necesaria una repetición del pasado? No tendríamos como paradigma la evolución de un organismo sino la repetición de las estaciones. En este caso, volver a un paradigma conceptual anterior (de desigualdad, racismo, esclavitud, subyugación de la mujer, etc.) no equivaldría a una regresión. No tendríamos las herramientas conceptuales para criticarlo como regresión porque no existiría la idea de una meta final que nos jalona hacia el futuro.

O aceptamos el tiempo cíclico y el tiempo lineal como dos maneras simplemente diferentes que ha tenido el ser humano de situarse en el mundo, o entendemos el tiempo lineal como una comprensión más avanzada y desarrollada que el tiempo circular en tanto ofrece a los seres humanos la capacidad de determinar por ellos mismos qué desean hacer de sí.En el primer caso, renunciamos a la posibilidad de crítica y lucha social; a un concepto de progreso universal que sirva de ideal para la reducción del sufrimiento humano. En el segundo, caemos en el peligro de colonizar y homogeneizar al mundo, borrando así diferentes formas de vida y culturas, y tildando este proceso como uno de progreso y desarrollo.

Siga con: El retorno a lo natural

1 Comentarios

Deja un comentario

Diario Criterio