¿Qué tan humanos somos?
Si te encontraras muy concentrado, haciendo tu trabajo, y alguien te preguntara, “¿qué tan humano eres?“, ¿qué dirías o cómo reaccionarías? Pues creo que una reacción natural a esta pregunta incluiría la risa, la inquietud y hasta el enojo. Estas reacciones se producirían, quizás, porque, como seres humanos, por el solo hecho de haber nacido, damos por sentado que ya lo somos. Pero ante tal pregunta sí valdría la pena preguntarnos, “¿y es que no somos humanos?“.
Tal inquietud no creo que sea muy abordada en los círculos gerenciales de las grandes empresas. Tampoco creo que sea un tema muy considerado en las bandas de producción repletas de trabajadores que arman piezas o en las granjas tecnológicas llenas de empleados que hacen su trabajo para ganar dinero.
La humanización podría ser vista posiblemente, entre ellos, como una asignatura de estudios superiores de las universidades que nada tienen que ver con su realidad empresarial de resistirse a quemarse laboralmente con tal de no ser despedido de su institución. En tal sentido, ‘humanizar’ es un verbo encontrado en los libros empolvados de las ya muy escasas librerías y bibliotecas de la ciudad.
Así las cosas y ante la evidente realidad, los trabajadores tenemos un concepto algo equivocado acerca de lo que es la humanización.
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Vamos por lo más sencillo. En primer lugar, ¿somos humanos? Pues la respuesta es sí. Sin embargo, este ser que nace como un humano tiene el potencial de perfeccionarse en el humanismo. Es decir, como en nosotros los humanos impera una ‘animalidad’, por naturaleza, que nos hace egoístas, interesados, intolerantes, irresponsables, soberbios, entre otros tantos antivalores (aquí vale la pena estudiar acerca de nuestro cerebro reptiliano), por lo general, estos comportamientos son innatos en nuestro cerebro y, a menos que tomemos la decisión de detenerlos, suelen expresarse en todas nuestras acciones.
Por tal motivo, hay tanto miedo entre los trabajadores y tantas enemistades entre sí. En ese sentido, muchas de nuestras decisiones están basadas en esos instintos ‘animaloides’ de nuestro cerebro reptil y no de nuestro humanismo. En segundo lugar, ¿podríamos alejarnos de ese comportamiento? La respuesta es sí, y la única opción que tenemos es educarnos en el humanismo.
¿Pero qué necesitamos para educarnos como humanos? ¿No tenemos ya algunos estudios académicos profesionales que nos ofrecen las universidades e institutos y que incluyen asignaturas humanísticas en ellos?
Sin embargo, dudo mucho que aquellas asignaturas que pretenden humanizar al ser humano de verdad lo hagan. Entonces, ¿qué debemos hacer los trabajadores para humanizarnos?
¡Es que es tan fácil dejarnos llevar por nuestros deseos y emociones! Sin embargo, si quieres seguir comportándote conforme tu cerebro reptil, es una decisión y tendrás que sufrir las consecuencias. Estas incluyen, por ejemplo, vivir con miedo a ser despedido, creer que trabajamos para ganar dinero y no para cultivarnos; creer que tenemos que ascender y ganar más poder para hacerlo; entre muchos otros ejemplos.
En cambio, si quieres comportarte como lo que eres, un humano en potencia, pues presta atención a las siguientes recomendaciones: date cuenta de que, en nuestro mundo, la cultura nos hace creer que somos libres, pero, en verdad, estamos encadenados. Nada más ver como nos manipulan las redes sociales, la política, entre otros estamentos.
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Te recomiendo aquí el séptimo libro de La república, de Platón, acerca de la caverna; y Las cartas a Lucilio, de Séneca; en los que hallarás muchas verdades que aún son vigentes y recomendaciones para humanizarte.
También, aprende de la naturaleza de tu organismo, así como de tu naturaleza circundante: cuando sepas cómo funciona tu cuerpo, entenderás que el exceso de trabajo, las compras compulsivas y la necesidad de aparentar no son parte de nuestra naturaleza. Para ello, te recomiendo leer acerca del estoicismo, una corriente filosófica que nos ayudará a hacer mejor nuestro trabajo, mientras nos hacemos más humanos.
Entonces, querido trabajador, pregúntate qué tan humano eres y no aplaces más tu proceso de humanización. Busca entre tus compañeros de trabajo quiénes son los más humanos. Acércate a ellos y aprende de sus historias y batallas. Si bien, son escasos, aún hay algunos por ahí, en silencio, reflexionando. No tardes en comenzar. Es un camino largo, pero lleno de éxitos.
Tranquilo, no estás solo. Alguien te acompañará.
Esta columna no fue escrita por Inteligencia Artificial (IA). Fue escrita desde la mente y el corazón de su autor, Diego Fernando Hurtado Guzmán*.
*Médico de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín), especialista en gerencia de salud ocupacional y magíster en bioética de la Universidad CES (Medellín); así como expositor a nivel nacional e internacional sobre el trabajo y las humanidades. También se desempeña como docente de cátedra en varias universidades del país. Ha sido premiado con dos galardones internacionales, la Medalla de Oro Mérito Profesional con distintivo internacional de España; y el Premio Profesor Dr. D. Rafael Ruiz Calatrava, por la Comisión de Honores y Distinciones y Recompensas de España, en 2022. Creador del blog El arte de trabajar feliz. Sígalo en Facebook e Instagram. Correo electrónico: [email protected].
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