¿Quién es tu jefe?
“¿Cuántos trabajadores no se encuentran, hoy en día, sufriendo la hiel de sus jefes, agonizando por dentro, sin poder renunciar, pues cómo pagarán sus deudas?”: Diego Hurtado.
Para un trabajador humanista, su jefe no significa lo mismo que este suele representar para la mayoría.
Porque, ¿qué funciones podría realizar el jefe de un trabajador humanista que se conoce y gobierna a sí mismo? Pues sabría hacer muy bien sus tareas sin esperar ser dirigido permanentemente por alguien a quien le suelen pesar más sus títulos y abolengos que su propia vida.
Con tan solo algunas recomendaciones y objetivos claros, el trabajador con ‘gobierno de sí’ sabría muy bien cómo perfeccionar sus tareas estando siempre por encima de las necesidades de la empresa.
Y es que los ‘jefes’, aquellos personajes que dan sus directrices para el logro de unos objetivos misionales, suelen tener poder, más que por sus capacidades humanas, por su utilidad para el sistema empresarial.
Quizá por ello es frecuente ver como posesionan en unos supuestos en las empresas a líderes que no solo dan vergüenza, sino que son ejemplo de tozudez y malas maneras; pero que traen y atraen el dinero a los propietarios de las organizaciones, generando así un especie de ‘blindaje’ que les permite atornillarse en sus cargos frente a la mirada agobiada de sus equipos de trabajo, quemados laboralmente, con la promesa de producir más y de ‘ponerse la camiseta’.
¿Cuántos trabajadores no se encuentran, hoy en día, agonizando por dentro, sufriendo la hiel de sus jefes, sin poder renunciar, pues, cómo pagarán sus deudas?
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Y esta es la realidad de muchas organizaciones que se vanaglorian de sus indicadores y ganancias económicas, a través de trabajadores temerosos de decir sus verdades.
Pero volvamos a la pregunta: ¿quién es tu jefe? ¿Con qué manto se cubre? Lo que suele pasar, el problema, es que la inmensa mayoría de ellos cree que su poder radica en que se ejecuten unas directrices que deben ser cumplidas a cabalidad, que es lo más frecuente, pues la miopía los habita permanentemente.
Un verdadero jefe, en cambio, más que directrices, lo que manifiesta es liderazgo, confianza, prudencia y diplomacia: algo de verdad muy ausente por estos días.
Dicho lo anterior, hay muchos momentos en los que pierdo la fe de encontrar un jefe humano. Realmente, hay muy pocos en las organizaciones y me cuesta encontrarlos. Y cuando se hayan, pronto se van, ya que a estos los mueve más el ocio y la verdad.
Me gustaría encontrarme algún día con alguno de ellos; con una breve conversación quedaría muy satisfecho. Les haría algunas preguntas: ¿cómo lograste la templanza para no convertirte en un tirano?, ¿qué estrategias utilizaste para no embelesarte con las mieles del poder del cargo?, entre otras.
La mayoría de las personas sueñan con encontrarse con un cantante reguetonero, un actor de cine o un youtuber. Mis estrellas de cine o de rock, por el contrario, son los jefes humanos.
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Entonces, si no gobiernas tu alma y tu espíritu en torno al servicio de ti mismo y de los otros, y, además, no cuentas con un jefe humano —como suele pasar, debido a su escasez—, pues quiero decirte que te prepares, porque la angustia, el estrés y la zozobra te acompañará durante toda tu vida laboral.
Por ello, es tan frecuente escuchar referirse al trabajo con expresiones como, “es tan difícil que por eso le pagan a uno”, entre muchas otras. No obstante, si ejerces el gobierno de ti, el cuidado de ti, practicar una vida buena, una verdadera vida laboral, ya no dependerás más del gobierno de tu mal jefe, pues la felicidad ya la hallaste en tu interior, como diría Boecio en su libro La consolación de la filosofía.
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Pero aún hay más. Imagínate, tú, lleno de gobierno de ti y de buenas maneras; acompañado de un jefe humano… Sería como una especie de nueva regla de la termodinámica en la cual la energía, tanto del uno como del otro, se potenciarían de tal manera que ya no sería tan importante ganar dinero como sí verdad; no se ganaría tantas ventas como sí amistad; no se ganaría tantos réditos como sí respeto, prudencia y diplomacia.
Entonces, ¿qué probabilidades tenemos de gozar de este escenario?
Como encontrarte con un jefe humano es tan difícil, haz lo que nos dicen los estoicos: ocúpate de lo que solo de ti depende, lo demás, déjalo de lado. Así, solo encárgate de nutrir tu alma con humanismo, y que tu jefe, ya verá él o ella, si emprende tu mismo camino.
Y tú, ¿ya sabes quién es tu jefe?
Esta columna no fue escrita por Inteligencia Artificial (IA). Fue escrita desde la mente y el corazón de su autor, Diego Fernando Hurtado Guzmán*.
*Médico de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín), especialista en gerencia de salud ocupacional y magíster en bioética de la Universidad CES (Medellín); así como expositor a nivel nacional e internacional sobre el trabajo y las humanidades. También se desempeña como docente de cátedra en varias universidades del país. Ha sido premiado con dos galardones internacionales, la Medalla de Oro Mérito Profesional con distintivo internacional de España; y el Premio Profesor Dr. D. Rafael Ruiz Calatrava, por la Comisión de Honores y Distinciones y Recompensas de España, en 2022. Creador del blog El arte de trabajar feliz. Sígalo en Facebook e Instagram. Correo electrónico: [email protected].
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