El periodista que no pudieron silenciar

En los últimos días hubo dos hechos relacionados con la verdad periodística. Una es la de un medio de un multimillonario que pagó para cerrar su proceso por divulgar información falsa, a través de su cadena; y la otra, la de un humilde periodista de el departamento de Córdoba, asesinado en octubre de 2022, cuyas investigaciones y denuncias no murieron con él.  

El asunto de Fox News, la cadena condenada por apoyarse más en la posverdad trumpista que en la realidad; y la decisión de un conglomerado de medios colombianos y extranjeros por no dejar morir las investigaciones del periodista cordobés Rafael Moreno, lanzan un mensaje de esperanza para que la verdad esté por encima de los intereses de poderosos grupos políticos y económicos en cualquier rincón del mundo. Esto, cuando quieren imponer al mundo la ‘verdad’ que corre por las alcantarillas de las redes.

En Estados Unidos, Fox News, del potentado Rupert Murdoch, desembolsó 787,5 millones de dólares para evitar que un tribunal de Wilmington (Delaware) demostrara que hubo mala fe al replicar las afirmaciones de fraude electoral lanzadas por la campaña de Trump, lo cual afectó la reputación de Dominion Voting System, la empresa contratada para el procesamiento de votos. Sin embargo, Fox News no ha pedido disculpa por haber mentido.

Puede leer, en DIARIO CRITERIO: Trump presionó a funcionarios para que respaldaran sus acusaciones de fraude electoral

A Rafael Moreno lo asesinó, en octubre del año pasado, un joven sicario mientras estaba al frente de la registradora de su restaurante en Montelíbano.

“Si me van a matar, que me maten. Pero les digo de frente: no me van a silenciar”, fue la respuesta que les dejó en Facebook a quienes lo amenazaban por denunciar la corrupción local.

Sus trabajos documentados sobre el desvío de millonarios recursos los reasumieron reporteros de 30 medios para reivindicar su nombre y su tarea que hacía con las uñas, solo, como un quijote en terrenos de corruptos, y que no le daba ni para comer. Antes de su muerte trabajó con los equipos de Forbidden Stories para que sus investigaciones quedaran a salvo y eso ha permitido seguirles el rastro.

No se pierda, de @caobregon: La línea de tensión al cliente

Según el reporte del trabajo colectivo de El País de España, Moreno ejercía su oficio en donde “no parece el mejor lugar para ser un reportero independiente. La región es un corredor estratégico del narcotráfico. Las instituciones son un nido de corrupción y el periodista se dedicó a hacerla pública de manera obsesiva. Ningún medio le respaldaba, ninguna redacción lo amparaba. Abrió su propia página de Facebook, ‘Voces de Córdoba’, que tenía 56.000 suscriptores. Denunciaba a políticos, opositores, empresarios, incluso a amigos que, a partir de ese momento, le retiraban la palabra”.

Se había enfrentado al clan de los Calle por sus denuncias sobre extracción ilegal de materias del río Ure; al exalcalde de Puerto Libertador, Espedito Duque, y su sucesor, Éder Soto, por la manera como armaron un entramado para repartir contratos; y hasta con la banda de los Caparrapos que, en 2019, lo declararon blanco militar.

También, de este columnista: Bogotá-Girardot, la ruta de la impotencia

Por el asesinato de este periodista, a la fecha, no ha habido condenas, mientras quienes fueron objeto de sus denuncias se preparan para volver a disputar el poder local en las elecciones de octubre.

Su caso es el símbolo de decenas de periodistas que ejercen su tarea en la Colombia de la periferia. Allí, donde son incómodos para el funcionario corrupto que trata de callarlos con contratos de publicidad o los grupos violentos que se lucran de los contratos de obras públicas a punta de extorsión o ‘vacunas’.

Moreno fue uno de los cuatro periodistas, todos de municipios alejados y golpeados por la violencia, asesinados en 2022.

Los otros fueron los casos de Dilia Contreras Cantillo y Leiner Montero Ortega, del medio Sol Digital Stereo, ocurridos durante las fiestas del corregimiento de Santa Rosa de Lima, en Bolívar, en agosto; y el de Wilder Alfredo Córdoba, en noviembre, mientras realizaba un reportaje sobre la inseguridad, en La Unión, Nariño.

Además, en 2022, hubo 218 amenazas contra periodistas, la cifra más alta de los últimos 15 años, según la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP).

Artículo relacionado: Periodo electoral de 2022 fue el más violento para la prensa en 10 años

Ojalá que la tarea de retomar las denuncias de Moreno por parte del conglomerado de medios sirva para que fiscales y jueces investiguen e impongan condenas.

Sería el mejor homenaje que el Estado podría darle.

Siga con: Fernando Molano Vargas: un archivo inesperado

3 Comentarios

Deja un comentario

Diario Criterio