El emperador Don Ramón
En esta versión criolla de ‘El traje nuevo del emperador’, Ramón Jesurún va empeloto en su ineficiencia y corrupción y nadie en su corte es capaz de decirle nada.
Tres semanas después de la eliminación de la selección Colombia del Mundial de Catar 2022, el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol dio la cara. Lo hizo, como es habitual en Ramón Jesurún cada vez que tiene crisis (y al menos esta es deportiva y no por corrupción como en los últimos cuatro años), en una ronda de medios muy bien organizada que incluyó a varias de las principales emisoras del país y sus programas matutinos, y a los canales deportivos en los que el presidente de la Federación y Vicepresidente de la Conmebol puede ejercer presión a partir de los derechos de transmisión de las entidades que representa.
Por si no lo habían notado, las rondas de medios de Ramón Jesurún siempre incluyen lo que en las pruebas del Cartel de Boletería sus cómplices llamaron “medios amigos”, en donde esta vez obviamente hubo periodistas que le hicieron preguntas incómodas pero, en general, el ambiente está siempre controlado para que nadie lo confronte.
Le puede interesar: La ‘Cadena’ de errores del fútbol colombiano
La gran pregunta incómoda que le hicieron esta vez en todas partes fue por la responsabilidad de los directivos en el fracaso de la Selección rumbo al Mundial y si pensaba renunciar. Ojo, esto último no se lo preguntaron todos, pero igual la respuesta fue un contundente: “¡No!”.
El libreto, perfectamente aprendido por Ramón Jesurún, incluyó decir que los directivos no evadían la responsabilidad, pero no explicó en ninguna parte de qué se trataba esa responsabilidad de los dirigentes (y además nadie se la preguntó), e incluso en varios micrófonos dejó, palabras más o menos, la misma frase para defender su gestión que, lamentablemente, se extenderá por otros cuatro años pues fue reelegido como presidente de la Federación unos días antes de la eliminación de Catar: “La gente solo mide la labor de la Federación por la Selección Colombia mayores”.
Sí, para Ramón Jesurún, su gestión ha sido un éxito y el único lunar es la eliminación del Mundial. Lo irónico es que en esta versión criolla de El traje nuevo del emperador, el tipo va empeloto en su ineficiencia y corrupción y nadie en su corte es capaz de decirle nada.
Como nuestro fútbol es tan pobre (literal y figurativamente), los directivos se conforman con que Ramón Jesurún les traiga plata y con eso vendieron (digo, decidieron en su magnánima sabiduría, obviamente) su voto sin importarles el desastre deportivo, ético y de imagen para su negocio, que es el fútbol, de esta administración.
La asamblea en la que fue reelegido comenzó recordándoles a los presidentes de clubes y ligas del fútbol nacional que su administración les entregó 67.000 millones de pesos en el último periodo. En el comunicado oficial de la asamblea se dijo que esos casi 17 millones de dólares entregados a los directivos “contribuyeron al desarrollo del fútbol del país”, pero, como lo escribí en mi reciente columna, invito a quien tenga pruebas que me muestre en qué aspecto del fútbol colombiano se invirtió esa plata porque lo que yo veo es que vamos de mal en peor.
Lea más de Alejandro Pino Calad: La impunidad de clasificar al Mundial
Ramón les trae plata a los directivos, sí, pero no beneficios al fútbol; por el contrario, lo ha perjudicado como nadie, y eso es algo muy difícil de decir en un país cuyo balompié ha sido manchado por el narcotráfico desde hace décadas. Ya que él insiste en que el único defecto de su reinado ha sido la eliminación de Catar 2022 y que “la gente solo mide la labor de la Federación por la Selección Colombia mayores”, vale la pena recordar lo que fueron estos últimos cuatro años de su mandato más allá del fracaso rumbo al Mundial:
Ramón Jesurún dejó perder una generación Sub-20. Claro, la pandemia es la excusa, pero les recuerdo que en pleno pico de contagios tuvimos partidos de la selección mayor (la que deja plata por los anunciantes), mientras los procesos juveniles se estancaron bajo Arturo Reyes (hombre de confianza de Jesurún), quien después de no hacer mayor cosa durante año y medio en la Selección se fue al Junior.
Vinimos a tener técnico de la juvenil hasta febrero de este año cuando se nombró a Héctor Cárdenas, quien venía de dirigir a Colombia en el peor Sudamericano Sub-17 de nuestra historia… Por si acaso, y para que se vayan teniendo, seguramente Cárdenas será el DT encargado de la mayores en los amistosos previos al Mundial de Catar, en donde Ramón Jesurún sabe que hay buena plata, no importa con qué equipo lleguemos ni que no haya proceso.
Ramón también dejó a la selección Femenina casi dos años sin trabajo y vetó a varias de las mejores jugadoras. El presidente de la Federación, que no se dignó en bajar a felicitar a las futbolistas que ganaron el Oro Panamericano en Lima 2019, después de esa gesta nunca volvió a organizar una sesión de trabajo o un partido para el quipo de mujeres.
Lea más: Hablando de mujeres y traiciones
Obvio, como con la Sub-20, la excusa es la pandemia, pero como ya les había contado en otra columna, mientras la selección Colombia femenina entraba en un receso obligado por la falta de gestión de Ramón, la de Brasil tuvo 13 partidos, incluyendo cinco durante 2020 cuando se supone que no se podía jugar. Y no partidos contra el Deportivo Tapita o el Pelotillehue F.C., no. En el año del encierro, Brasil jugó contra Holanda, Francia, Canadá y Ecuador (dos veces).
La falta de trabajo y desidia de Ramón Jesurún por el fútbol femenino es tal que, a pesar de que durante su periodo pidió la sede del Mundial de 2023 (que no nos dieron porque no lo merecíamos) y le dieron la de la Copa América de este año (que tampoco merecíamos, pero es que les recuerdo que él es vicepresidente de Conmebol y tras el papelón de la organización de la Copa América masculina había que dar algún contentillo), sólo esta temporada estamos teniendo una liga femenina decente, no una recocha de dos meses, pero con el tufillo de que esta vez sí hay un campeonato bien organizado solo porque la Copa América será en Colombia.
¿Se mantendrá el sistema después de la Copa o es sólo para aparentar? Aún no lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que Ramón Jesurún, organizador de la Copa América Femenina Colombia 2022, ni siquiera se hizo presente en el sorteo de la misma. Así ha sido su gestión e interés por el fútbol femenino colombiano: rayando en la misoginia y con videntes actos de censura como los vetos no declarados a varias de las mejores jugadores colombianas en el exterior, Natalia Gaitán, Isabella Echeverri, Yoreli Rincón y Vanessa Córdoba, por haberse pronunciado en contra de los manejos abusivos de los dirigentes con las mujeres futbolistas.
Pero ya que se queja de que “la gente solo mide la labor de la Federación por la Selección Colombia mayores”, a Ramón hay que recordarle que durante su ejercicio como presidente de la Federación Colombiana de Fútbol se organizó un Cartel de Reventa de Boletería del que él hizo parte y fue organizador, como bien demostró la SIC en dos instancias.
Solo por eso, éticamente es impresentable que siga en su cargo y es una vergüenza que lo hayan reelegido, pero no le podemos pedir peras al olmo de los dirigentes, a los que les presentó un informe en el que los 16.000 millones de pesos de multa por este acto de corrupción aparecen bajo el rubro “Fomento para el Desarrollo de la FCF”. ¡Y ellos lo aprobaron!
A veces no sé si son corruptos o pendejos, o si solo les gusta ver cómo el emperador se regodea desnudo en su pésima gestión deportiva y su corrupción sin que nadie le diga nada. O tal vez, me temo, simplemente no les importa. A fin de cuentas les trae plata.
Qué más da que no vayamos a Mundiales, que las categorías inferiores estén en ruinas, que el fútbol colombiano siga siendo un hato de misoginia y un foco de corrupción; mientras ellos puedan cambiar de camioneta cada año y comprar tierras y apartamentos, a la pelota que se la lleve el diablo.
Lea más en Opinión: Los imanes del fútbol
4 Comentarios
Deja un comentario
Excelente Sr. Pino Calad. La impotencia, rabia y decepción que se reproduce en los que amamos el fútbol, no debe quedar impune. Seguiremos apoyando su pluma. No desfallezca en esta cruzada contra estos satrapas agiotistas, que pretenden acabar para nosotros. El verdadero pueblo de a pie, uno de las más grandes insignias de nuestra identidad… Nuestro fútbol y nuestra selección.