Réquiem por el Código Penal

“Los veremos, entonces, próximamente, a los de la Primera Línea, libres y plenos de jolgorio; fuertes de natilla y de aguardiente; muy dándole al bailongo y riéndose, tanto de la ley como de los jueces; de las víctimas y de todos los ciudadanos de bien”.

Alguna vez se me ocurrió pensar que un autor de fuertes distopías podría escribir una novela en la cual un dictador, e inclusive un gobernante elegido democráticamente, ambos entre anarquistas e ingenuos, determinaba que, para que no hubiese más delitos en su territorio, se derogaba el Código Penal.

Así, de manera formal, desaparecería el delito. Así, además, la respectiva sociedad navegaría dentro de la paz total —formal, también—, conseguida porque nada ni nadie podría atentar en contra de un orden jurídico penal no vigente.

Un requiescat in pace especial por el respectivo Código Penal. Con la presidencia de Gustavo Petro vamos, más a o menos, hacia allá.

Veamos su política contra el crimen: los ladrones de celulares se los pagarán a sus dueños, por cuotas (¿con lo recibido por su venta?), y sin sanción alguna.

Los jóvenes pandilleros urbanos recibirán un “salario” de 100.000 pesos mensuales, igual, sin sanción y sin distinguir si han o no incurrido, por ejemplo, en asesinatos.

Todo narco podrá acogerse a la justicia, con no se sabe qué sanciones y con extradición en veremos.

Todo guerrillero, permanente o en relapso, sin penalidad.

En la ONU, el presidente condena la lucha contra las drogas, pero calla sobre el daño que los narcos causan.

Los cultivos ilícitos, al parecer, quedarán libres y a su aire.

Unos indígenas dañan el edificio de Avianca y agreden a unos particulares, y Petro los invita a tomarse un tinto con él, a la mañana siguiente.

En reportaje de las emisoras comunales, un periodista de Armenia le pregunta: “Aquí, en este, el más pequeño departamento, tenemos siete exalcaldes y cuatro exgobernadores imputados. Presidente, ¿cuál es su política frente a la corrupción?”—Responde —sin mentir yo, y está en YouTube—: “Es el poder local”. Solución al preguntado: ¡elijan gente honrada!

Puede leer, de Luis Guillermo Giraldo: Cien días de Gobierno, ¿y qué?

Una proclividad, desde el Gobierno, a borrar o a desdibujar la parte sancionatoria del código pertinente.

Petro odia ese ordenamiento.

El tema de los de la Primera Línea

La situación judicial de estos, según la Fiscalía, es la siguiente: 155 capturas legalizadas; 171 imputados; 160 con escrito de acusación y nueve condenados.

Los daños materiales causados fueron así: 491 en establecimientos comerciales, 463 en oficinas, 1422 en vehículos de servicio público, 277 en estaciones de transporte público, 125 en motocicletas, 112 en vehículos particulares, 319 en ambulancias, 142 en señales de tránsito, 445 en cajeros automáticos, 92 en estaciones de servicio público, cuatro en instituciones religiosas, uno a un hotel; uno a una emisora, uno a un instituto de enseñanza privada.

Resalto y me pregunto: ¿cuál sería la culpa de las 319 ambulancias, vehículos que lo son solo para tratar de salvar vidas humanas?

Muertos tres policías y 1753 lesionados. Un niño muerto por una ambulancia detenida; un motociclista, igual. Intentos de quemar vivos a varios agentes, además de torturas y otros.

Por todo lo anterior, la magna cum laude de este asunto y de un graduando de una facultad de derecho sería la de retorcerles los textos a varios de los incisos que regulan la búsqueda de la paz, para justificar la salida navideña de todos estos destructores de primerísima condición y oficio. Ya los abogados de palacio se esfuerzan en el tema.

Los veremos, entonces, próximamente, a los de la Primera Línea, libres y plenos de jolgorio; fuertes de natilla y de aguardiente; muy dándole al bailongo y riéndose, tanto de la ley como de los jueces; de las víctimas y de todos los ciudadanos de bien. Bien les vendrán a esos juristas las palabras del evangelista San Lucas: “¡Desgraciados de vosotros, abogados! ¡Pues habéis perdido las llaves de la justicia!

Es evidente que el presidente desfigura la figura de los gestores o voceros de paz. Estos de la Primera Línea no lo son. No tienen títulos para contribuir a ella. Muy grave que, con ese pretexto, cualquier primer mandatario se crea en capacidad de decretar, a su discreción, la libertad de cualquier criminal, ya condenado, ya imputado o, simplemente, investigado, pues así, la legislación penal quedaría sometida al capricho de ese poderoso primer ciudadano.

Cuando Mussolini, Hitler, Lenin, Stalin, Chávez y otros del mismo pelambre consiguieron que no hubiera jueces de verdad, que la independencia del poder judicial desapareciera, que criminales visibles —y aquellos que lo fueran también sus simpatizantes— resultaran siempre absueltos, en esos países, los respectivos códigos dejaron de existir. Y las respectivas democracias, también.

Apostilla. Aseguran algunos que lo de la Primera Línea es una venia de Petro hacia el ELN. Verdadero o no, tantos otros gestos y ciertas actitudes suyas, apresuradas, en materia de paz, me recuerdan al versificador y gran quimerista Belisario Betancur: “De concesión en concesión, hasta el Palacio de Justicia”.

Puede leer, de Luis Guillermo Giraldo: Patriota Gustavo Petro, ¿no ha pensado en renunciar?

3 Comentarios

  1. Alvaro Gómez Gomez

    Petro no la va con el derecho, la justicia es su principal enemigo, siempre lo ha sido, en solo 3 meses se perfila como el peor dictador siguiendo los pasos de sus mentores Castro y Chavez

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