Trump, Bukele, Bolsonaro: ¿en qué se parecen a Rodolfo Hernández?

La llegada de Rodolfo Hernández a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia es señal de un cambio de paradigma en las fuerzas políticas del país. Catalogándose a sí mismo como un personaje alejado de los partidos políticos tradicionales, Hernández atrajo seguidores con su discurso anticorrupción, que muchos consideran populista y oportunista.

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En todo caso, el fenómeno Hernández está en línea con las victorias de otros personajes controvertidos en elecciones presidenciales en el último tiempo. Entre los polémicos mandatarios comparados con Hernández se encuentran Nayib Bukele en El Salvador, Jair Bolsonaro en Brasil y Donald Trump en Estados Unidos.

Candidatos “fuera del sistema

Aunque ya fue alcalde de Bucaramanga y lo precedía una trayectoria política marcada por presunta participación en corrupción y clientelismo político, la campaña del ingeniero Hernández lo muestra como un candidato alejado de la política tradicional.

El caso es parecido al de Bukele, quien antes de buscar la presidencia de El Salvador ya había sido alcalde de San Salvador entre 2015 y 2018. Tras dejar su partido tradicional y pelearse con las figuras más reconocidas de la política salvadoreña, Bukele se posicionó para el electorado como un alternativo al fundar el movimiento Nuevas Ideas. Bolosonaro también buscó salirse del sistema tras fundar en 2020 su propio partido, Alianza para Brasil.

En el caso de Trump, el magnate norteamericano llegó a la presidencia como el candidato del tradicional partido republicano. Pero dentro de la carrera electoral estadounidense, siempre definida por el maniqueísta duelo entre demócratas y republicanos, Trump representaba una figura pública sin experiencia en la política y que descartaba de todas las maneras posibles al sistema político convencional. Sin embargo, en todos estos casos oponerse a la clase política tradicional ha resultado en exabruptos: desafiar a los instrumentos democráticos y debilitar las instituciones del gobierno.

Nayib Bukele, presidente de El Salvador. Foto: AFP
Nayib Bukele, presidente de El Salvador. Foto: AFP

El caso de los debates presidenciales da claras luces en este sentido. Acusando que ya ha dicho todo lo que necesita saber su electorado y que no quiere participar en escenarios polarizantes, Hernández ha resuelto no participar en debates con sus rivales. En las elecciones de 2016 y 2020, Trump debatió con sus rivales demócratas, Hillary Clinton y Joe Biden. Sin embargo, el magnate se encargó de convertir los espacios de debate en una oportunidad para exasperar a sus rivales y hacer espectáculo. Faltar a los debates era imposible en un país que sostiene el peso de las instituciones democráticas en Occidente, pero los observadores consideraron el comportamiento de Trump en los cara a cara con Clinton y Biden como un intento de socavar la democracia estadounidense.

Rodolfo Hernández y las redes sociales

Tras ser elegido presidente, Bolsonaro volcó su campaña presidencial hacia Facebook, con mensajes guerreristas y patrióticos. Luego de ser elegido en El Salvador, Bukele hizo de Twitter e Instagram sus plataformas para promocionar su gobierno. Trump, un fenómeno en Twitter antes de ser presidente, usó la red social para llevar relaciones internacionales, promocionar a sociedades defensoras de la compra y venta de arma en Estados Unidos, atacar a los migrantes y, antes de abandonar la Casa Blanca, motivar la insurrección de supremacistas blancos que terminó con el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.

Donald Trump. Foto: AFP
Donald Trump. Foto: AFP

Hernández también ha utilizado las redes sociales a su favor. En primer lugar, le han servido como justificación para hacer una campaña con menos gastos y sumar elementos a su discurso de austeridad financiera. En TikTok se ha fraguado miles de seguidores a punta de publicaciones ancladas en elementos de la cultura popular y virtual. Sus piezas publicitarias en contra de la corrupción han alcanzado difusión en redes sociales como Facebook e incluso en Whastapp.

Durante el comienzo de su presidencia, el argentino Mauricio Macri también apostó por alcanzar a los más jóvenes en la red virtual de moda en 2016. En aquel momento era Snapchat, en donde Macri publicaba eventos en tiempo real y apelaba al contenido viral: cómo era vivir desde adentro su mandato en la Casa Rosada.

En definitiva, las publicaciones de Hernández han circulado en las redes sociales mientras sus rivales apostaban más por la pauta y la publicidad en internet, que se demostró menos efectiva.

Austeridad y populismo de derecha

Detalles significativos también asocian a Hernández con los mandatarios mencionados anteriormente. Como Trump, Hernández se hizo millonario en el sector de la construcción. Con Bolsonaro comparte pensamientos conservadores en materia de medioambiente o derechos de minorías y de las mujeres, aunque Hernández se ha retractado de ellos en el último tiempo.

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, en camino para unirse a simpatizantes suyos en el lago Paranoa, en Brasilia. Foto: AFP
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, en camino para unirse a simpatizantes suyos en el lago Paranoa, en Brasilia. Foto: AFP

Y con Bukele lo une la intención de neutralizar instituciones del gobierno con movimientos peligrosos para la democracia. Bien recordada es la irrupción de Bukele con militares en el Congreso de El Salvador en febrero de 2020, y su presión para lograr una mayoría en el legislativo para tener carta blanca para llevar adelante su plan de gobierno. Hernández asegura que lo primero que hará si llega a la Presidencia es declarar estado de conmoción interior. La justificación de Hernández para usar este mecanismo es la corrupción, una atribución considerada peligrosa por numerosos analistas.

Este comportamiento une a Hernández con personajes como Bukele y el propio Trump. Hernández apela a que el Estado funcionaría mejor si en el gobierno “no se robaran la plata”, utilizando apelativos de todo tipo para cautivar seguidores que también desconfían en el funcionamiento de las instituciones en el país.

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Bukele también llegó al poder con este tipo de planteamientos, y buena parte de los salvadoreños ven con buenos ojos que el joven mandatario se tome atribuciones vistas por las organizaciones de derechos humanos como “peligrosas para la democracia”, si con ello va a enfrentar a los corruptos.

En todo caso, el movimiento de votantes con un discurso antisistema puede tener diferentes banderas. Trump lo hizo atacando a los migrantes, a China y al terrorismo. En Reino Unido, Boris Johnson materializó el malestar de pertenecer a la comunidad europea de parte de los británicos. Bolsonaro apeló a levantar valores conservadores y a la lucha contra la corrupción tras el escándalo Lava Jato, que salpicó a la izquierda de Brasil. Como ellos, Hernández está capitalizando con mensajes mediáticos el malestar particular de muchos votantes colombianos.

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