Salsa caleña, el camino para posicionarnos en la industria mundial del entretenimiento

No existe título más genuino e incontrovertible para Santiago de Cali que el de Capital Mundial de la Salsa, porque no fue impuesto por ningún gobernante, ni por un dirigente político, ni por empresario alguno, ni por algún periodista, aunque mucho tiene que ver José Pardo Llada, el cubano que convocaba a la ciudad desde ‘Mirador en el Aire’, en Todelar.

Este rótulo no es una ocurrencia o una jactancia: es el fruto de un esfuerzo gigantesco, espontaneo y legítimo de varias generaciones de caleños y caleñas, conseguido a punta de golpe de baldosa desde las salas de las casas de familia, como también desde las esquinas o calles de barrios populares, a partir de la década de los cuarenta del siglo pasado, cuando no se había inventado el vocablo ‘salsa’.

Aquí, la salsa se aclimató como si acá hubiera nacido y se agigantó sin requerir de estímulos especiales. Los abuelos la llevaron hasta la temperatura que exigía nuestra sangre mulata. Adaptaron los pasos y las figuras a mayor velocidad y acrobacia hasta consolidar una joya: el baile de salsa caleño, un invento colectivo inigualable que hace parte de nuestro ADN (1).

Ha sido un largo camino asentado con las verbenas de los años cincuenta, afirmado con los bailes de cuota de los sesenta, enlosado con los aguelulos de los setentas, enlucido con los campeonatos locales de los ochenta, agigantado con los campeonatos internacionales de los noventas y consolidado con el salsódromo de la primera década de este siglo. Aunque ahora, hay que reconocerlo, experimenta un resbaladizo declive, desde la pandemia del covid.

Puede leer, de Pedro Barco: Petro y Galán, pónganse de acuerdo rápidamente frente al metro de Bogotá

El clímax ocurrió en 1988, cuando uno de los ídolos mundiales de la salsa declaró, en pergamino, desde la Alcaldía de Cali: “Yo, Johnny Pacheco, director de la Fania All Star, a nombre de los músicos y grandes intérpretes de este género en el mundo, declaro a Santiago de Cali Capital Mundial de la salsa”.

Infortunadamente, aun cuando en uno y otro confín se nos conoce como tal, ni la Alcaldía ni el Concejo han reconocido oficialmente, por decreto o acuerdo, este título que compendia nuestra identidad. 

Su programa de gobierno reconoce explícitamente a Cali como Capital Mundial de la Salsa y señala que esta no es solo una expresión de la cultura caleña y un elemento clave para la paz y la reconciliación, sino también una importante actividad económica de la industria del entretenimiento, plena de oportunidades y posibilidades para el emprendimiento, el empleo y el desarrollo económico.  

Ahora esta provocadora obligación le corresponderá al alcalde electo de Cali, Alejandro Eder, quien, como caleño raizal y salsero confeso, tiene bajo su responsabilidad llevar a nuestro distrito especial deportivo, cultural, turístico, empresarial y de servicios a los más altos niveles de internacionalización. 

Registro con beneplácito que el programa que se transformará pronto en plan de desarrollo, hace énfasis en el Ecosistema de la Salsa y coloca a la Alcaldía distrital en el lugar correcto, que no es otro que el de impulsar el clúster de la salsa y los otros clústeres de la ciudad. El mismo Michael Porter, el gurú de la competitividad, señala que el papel correcto del sector público “es el de catalizador y estimulador. Se trata de alentar e incluso empujar a las empresas para que eleven sus aspiraciones y pasen a niveles más altos de su competitividad” (2).

También, de este columnista: La República Independiente de Caicedonia y el Estado Soberano de Aures

Eder no arrancará de cero. Desde hace años, los protagonistas de la salsa han ido construyendo su propio plan de desarrollo del que hay mucho por hacer: desde —como dije antes— reconocer oficialmente por parte del Concejo Municipal a Cali como Capital Mundial de la Salsa; seguido por el reconocimiento de Cali Pachanguero como himno alterno de la ciudad, así como la obligatoriedad de enseñar en escuelas y colegios los pasos básicos de la salsa. 

También han planteado la creación de una empresa de carácter mixto que se encargue exclusivamente de impulsar el clúster de la salsa, que colabore en construir una política pública de la salsa en Cali, que ayude a construir una marca de ciudad que reconozca nuestra identidad, que construya una plataforma digital mundial de mercado, que impulse la creación de la zona franca de la industria salsera, que desarrolle nuevos proyectos de enlucimiento urbano, referidos a la salsa; que fortalezca los eventos internacionales existentes y que cree nuevos, hasta llegar a la construcción del Centro Mundial de la Salsa, que es lo que realmente merecemos.

Porque nos hace falta un sitio deslumbrante, “de una gran propuesta para los consumidores de salsa en el mundo y de un monumento arquitectónico de cara al siglo XXI, que sea polo de atracción y visita obligada para la comunidad salsera del planeta. Un sitio para expresar nuestro poder, nuestra historia, nuestra magia” (3).

El clúster de la salsa es poderoso, pero requiere —ahora sí— de estímulos especiales. Está conformado por casi 100 escuelas de salsa con los mejores bailarines del mundo, por 80 orquestas comandadas por los Niches y Guayacán; por los cerca de 115 establecimientos de diversión nocturna o bailaderos; por más de 3.500 melómanos y coleccionistas; por decenas de escritores, productores visuales e investigadores; por la industria de confección de vestuario, calzado y de elaboración de instrumentos; por sus eventos internacionales, que deben acrecentarse para potenciar el turismo; por la Feria de Cali, por su Salsódromo; por empresarios talentosos, como Andrea Buenaventura, con Delirio y el Mulato Cabaret, que han puesto la vara alta; por miles y miles de caleños y caleñas y por una comunidad internacional salsera en seis continentes que adora a Cali, porque es su Meca, su Vaticano. 

La salsa caleña es una expresión de cultura, identidad y arte; es el resultado de la creatividad, la pasión y el talento de quienes aportan su voz, su baile, su música y su historia.

La salsa es el orgullo de Cali que, con todos sus contenidos, es el camino correcto para potenciar el mercado del turismo y la industria mundial del entretenimiento. 


1. Aserto del escritor Rafa Quintero.
2. Michael Porter, el gurú de la competitividad.
3. Rafa Quintero. 

Siga con más, de Pedro Barco: Las tribulaciones y vicisitudes de la Negra del Chontaduro

7 Comentarios

  1. Tu lo has dicho, aunque el fortalecimiento del Petronio también ha sido un aporte importante en estos últimos años, hay que apuntalar las conquistas de la salsa para hacerlas inamovibles y construir ese monumento identitario soñado. Que viva la música!!!

    1. Ernesto Díaz Ruiz

      ¡Hola Pedroluis!

      En buena hora tocas, de nuevo, este neurálgico tema que tantas veces junto con Rafa Quintero y otros soñadores hemos discutido, acariciado, adaptado y llevado a proyecto, desde hace un buen tiempo.
      Los sueños, las ideas, los buenos proyectos, tienen la característica de ser perennes, y solo la testarudez, a veces, los convierten en realidad. No conozco a mucha gente tan testaruda como vos y Rafa, (quiero también sumar mi granito de arena), respecto a este tema.
      En una ocasión, hasta logotipo le diseñamos.
      Pues mira, tal vez esta sea la vencida, y se logre desde la institucionalidad lo que el pueblo caleño ya hace rato ha logrado: la apropiación de su vocación social y cultural.

      Así como la vocación del suelo orienta el uso adecuado de la tierra y permite el establecimiento de sistemas de producción agrícola, la vocacion de un pueblo orienta la pasión por lo que hace la gente, en un territorio determinado y, también, permite el establecimiento desistemas de producción, no solo económica, sino social y cultural y, con el apoyo adecuado, productos de exportación.

      Cali tiene arraigada una gran vocación por la salsa y, como lo describes en tu artículo, una industria consolidada. Eso, que tambien a consolidado un nombre, es innegable.

      Compartimos tu y yo, con otro poco de soñadores, una cantidad de ilusiones y proyectos que no dejaremos de aupar, adaptar y procurar realizar, mientras tengamos la energía y la oportunidad.

      Gracias Pedroluis por esta nueva oportunidad de opinar sobre algo tan importante.

      Abrazo!

  2. Saludos Pedro.
    Ojala el nuevo gobierno local desarrolle ese proyecto de la Zona Franca de la Salsa del que tanto hemos hablado.

  3. Gracias Pedro Luis por traer a su vigencia una propuesta que hemos trabajado e insistido tanto a nuestros gobernantes, para que un bien cultural comercializable como La Salsa, ya reconocido, sea considerado e incluído en el Plan de Desarrollo, como uno de los motores de desarrollo económico social y cultural de Cali.,Estamos ante una oportunidad económica y social

  4. Luz Dary Sanabria

    Excelente artículo Dr Pedro Luis acerca de nuestra bella Cali, que viva El Progreso de nuestra ciudad, definitivamente la salsa es el sello de la Sucursal del Cielo, muchas felicitaciones!!!

Deja un comentario

Diario Criterio