Rápidos y furiosos: padres e hijos que la ‘rompieron’ en la Fórmula 1
A raíz del debut de Mick Schumacher en la Fórmula 1 este año, Diario Criterio recuerda otros casos de padres e hijos que corrieron y destacaron en la máxima categoría.
Funciona decir que son ‘hijos de…’ Y también funciona decir que son ‘hijos de tigre’, porque algunos de los protagonistas de estas cinco historias igualaron a sus papás, otros los superaron y unos aún les deben.
Este año la noticia en la Fórmula 1, más allá de los récords del británico Lewis Hamilton, es la aparición de Mick Schumacher, hijo de Michael Schumacher, el gran campeón alemán que, curiosamente, hace 30 años debutó en las pistas.
Una aparición que evoca a casos similares como lo de las familias Rosberg, Villeneuve, Hill y Verstappen. Genes con sangre fría que suman muchos títulos.
Michael y Mick Schumacher
El 28 de marzo de este año, en el gran premio de Bahrein, debutó en la Fórmula 1 Mick Schumacher, de 21 años. Las cámaras eran para él, la expectativa también era suya. Un gran momento que tuvo un gran ausente: Michael, su padre, quien se recupera de un accidente desde 2013.
Demasiada responsabilidad para el hijo del siete veces campeón del mundo de la F-1, el más ganador en la historia. Pero su honra está bien administrada, no llegó a las pistas por roscas, ni por apellido, menos por acertar los números de la lotería.
“No esperen mucho de mí este 2021. Será un año de aprendizaje”, dijo a comienzos del año, como pidiendo que lo dejen tranquilo.
El pequeño Schumacher ya cuenta títulos como naranjas: el año pasado ganó la Fórmula 2 y, en 2018, la Fórmula 3. Sin contar otros triunfos en divisiones menores.
Y ahora, en la máxima categoría, no comienza como gerente o presidente. No va en McLaren o Ferrari.
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Es un ‘obrero’ más de la modesta escudería estadounidense Hass, que disputó 100 carreras y no ha subido al podio. El piloto, en los dos premios que disputó este año, concluyó en los puestos 16, en Bahrein, y 15, en Emilia Romaña (Italia).
“No esperen mucho de mi este 2021, será un año de aprendizaje”, dijo a comienzos del año, como para decir que lo dejen tranquilo.
Jos y Max Verstappen
La historia de los neerlandeses Verstappen es inversa a la de los Schumacher. Aquí, y por muchas vueltas de ventaja, el adelantado es el hijo. El papá corrió 108 grandes premios y apenas en dos fue podio, en 1994.
Y se le recuerda mucho en Colombia, porque ocasionó un choque que sacó de carrera a Juan Pablo Montoya, cuando este era seguro ganador en Interlagos (Brasil), en 2001.
Luego de ser campeón del mundo y de Europa en kart, Max llegó a la Fórmula 1 en 2015. Y marcó el hito de ser el mas joven en competir, a los 17 años y 163 días.
Sus récords no frenaron ahí: es también el más joven en puntuar, en liderar una carrera, en marcar la vuelta más rápida, en terminar en el podio y en ganar un Gran Premio (18 años y 228 días).
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A sus 23 años, corre para Red Bull, tiene 11 victorias de carrera y 44 podios. Y su opción de ganar un título mundial es manifiesta.
“Si Max estuviera en un Mercedes, aplastaría a Lewis Hamilton”, dijo hace poco el excampeón brasileño Nelson Piquet.
Como dato curioso: Michael Shumacher y Jos Verstappen fueron compañeros de equipo en Benetton, en 1994. Sus hijos son rivales 27 años después.
Keke y Niko Rosberg
A diferencia de los Verstappen y los Schumacher (por ahora), los Rosberg, padre e hijo, fueron campeones del mundo. Ambos ya retirados.
Keke, que ganó en 1982, no era un aplastante vencedor, pero sí un competidor con mucha regularidad. De hecho, cuando obtuvo el titulo, solo triunfó en un Gran Premio, pero puntuaba casi sin falla en las demás carreras.
En 9 años de competencia, venció en cinco circuitos y sus rivales eran, entre otros, Alain Prost, Niki Lauda, Carlos Reutemann y el colombiano Roberto José Guerrero.
Su hijo fue campeón en 2016 abordo de un Mercedes; año en el que, en 21 Grandes Premios, obtuvo 9 victorias y 16 podios.
A Gilles Villeneuve hay que incluirlo en la lista de grandes talentos del deporte que descrestaron, que recibían elogios por doquier, pero que nunca ganaron un título.
Y su rival, con el que se sacó chispas, fue Lewis Hamilton, su compañero de equipo, quien lo había derrotado en 2014 y 2015.
Nico Rosberg pasará a la historia en ser el primer campeón de Fórmula-1 que se retiró cinco días después ganar el título.
¿La razón?
Se asegura que no aguantaba más la presión. Tanto que decidió no competir en ninguna otra división después de dejar la máxima de las categorías.
Gilles y Jacques Villeneuve
A Gilles hay que incluirlo en la lista de grandes talentos del deporte que descrestaron, que recibían elogios por doquier, pero nunca ganaron un título.
Jaques, su hijo, sí lo obtuvo, pero nunca fue tan ponderado como su papá. Ni de cerca.
Gilles Villeneuve fue leyenda y dejó afirmaciones como, “Yo no corro por dinero, lo hago para divertirme y, si no voy rápido, no me divierto”.
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Algo que su compañero de equipo en Ferrari, Jody Scheckter, corroboró el día de su entierro, en 1982: “Extrañaré a Gilles, fue el piloto más rápido en la historia del automovilismo”.
Niki Lauda dijo de él: “es el diablo más loco que he visto en la Fórmula 1”.
Sí. Villeneuve murió el 8 de mayo de 1982 en la pista de Zoldier (Bélgica) cuando, en las pruebas de clasificación, iba como un ‘diablo’, a 220 kilómetros por hora, para intentar mejorar el tiempo de Didier Pironi.
El canadiense golpeó con su Ferrari a otro competidor y su carro se elevó. Al caer, poco quedó de él. Dos años después de esta tragedia, y cuando tenía 13 años, Jacques decidió que quería competir como su padre.
Graham y Damon Hill
Los dos británicos fueron campeones del mundo. Damon era bueno, pero nunca como su padre. La vara estaba muy alta.
Graham Hill tiene un registro que nadie ha igualado, la Triple Corona, es decir, haber ganado el Gran Premio de Mónaco, las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis.
Y, como si fuera poco, obtuvo dos títulos del mundo (1962-1968) y 14 victorias de Grandes Premios.
Damon Hill quería correr en moto, pero decidió ser piloto de Fórmula 1 por su papá, que murió en la pista en 1975. Quería cumplir sus tareas pendientes.
Paradójicamente, murió en 1975, cuando se estrelló con una avioneta que piloteaba cerca de Londres.
Su hijo será recordado como el “campeón que no quería ser campeón”, pues su ilusión eran las motos.
Y si bien llegó a la Fórmula 1 por sus méritos, la muerte del brasileño Ayrton Senna en el Gran Premio de San Marino, en 1994, cambió su destino.
A partir de ese momento lideró la escudería Williams, con la que fue subcampeón, en 1994 y 1995, y campeón, en 1996.
Años después diría que decidió ser piloto de Fórmula 1, cuando pensó que, si su padre había muerto accidentalmente, seguro este le había dejado una tarea pendiente. Había que cumplirla.
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