El ocaso de Sergio Fajardo: la remontada no le alcanzó ni para el tercer puesto

Como lo vaticinaron las encuestas, Sergio Fajardo tuvo una votación bastante reducida. ¿Qué factores le jugaron en contra?

Sergio Fajardo llegó debilitado a las elecciones de este año y esto se reflejó en los resultados: con el 99,97 por ciento de las meses informadas, el exgobernador de Antioquia solo tiene el 4,20 por ciento de los votos (888.635). Un escenario infortunado para un candidato que consiguió más de 4,5 millones de votos en 2018, cuando solo le hicieron falta 250.000 para pasar a segunda vuelta. 

En ese entonces, aunque contó con el apoyo del Polo Democrático, el Partido Verde y el Movimiento Compromiso Ciudadano, no logró aliarse en primera vuelta con el candidato Humberto de la Calle, que obtuvo 399.180 votos, los suficientes para que Fajardo pasara a segunda para disputarle la Presidencia a Iván Duque. 

En otras palabras, el centro llegó fracturado en un momento en el que sus electores les pedían dejar las diferencias a un lado “por el bien del país”.

Para las elecciones de este año, la división también jugó en su contra: la Coalición Centro Esperanza estuvo llena de tensiones y encontronazos, incluso desde sus primeras semanas de existencia. ¿Qué otros factores sepultaron sus opciones?

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Un centro roto

El centro intentó mostrarse como un punto de encuentro diferente a los dos polos representados en la izquierda de Gustavo Petro y la derecha de Federico Gutiérrez. No obstante, terminó exhibiendo debilidad y división. “Esos desencuentros y problemas no resueltos que se hacían públicos dieron la percepción de que los miembros del centro se estaban moviendo más por intereses particulares que por una propuesta de país”, dijo a Diario Criterio Patricia Inés Muñoz, directora de posgrados en Ciencia Política de la Universidad Javeriana. 

Esto se vio en repetidas ocasiones. Por ejemplo, algunos miembros se mostraron en desacuerdo con la llegada a la coalición, a finales de enero, de dos candidatos más a la Presidencia (Íngrid Betancourt y Luis Gilberto Murillo). Otro hecho que llamó la atención es que en lugar de comportarse como equipo, cada uno fue moviendo sus fichas para lograr apoyos con miras a la consulta presidencial del pasado 13 de marzo. 

Coalición Centro Esperanza - Cómo serán las listas al Congreso
Coalición Centro Esperanza.

También pesó el poco apoyo que le quedó de los verdes, colectividad clave para la coalición. Varios decidieron rodear nuevamente la candidatura de Gustavo Petro, como Jorge Eliécer Guevara, Sandra Ortiz y Jorge Eduardo Londoño. “Los leales a Fajardo fueron pocos entre los verdes y la fidelidad de los hermanos Galán o Jorge Enrique Robledo no sumó casi nada, porque no es ahí donde están los congresistas electos, que son los que más capacidad electoral tienen”, explicó a Diario Criterio Cristian Rojas, director del Programa de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana. 

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El centro, ¿pero cuál?

A los candidatos que dicen ser de centro les es difícil lograr una conexión con el electorado. Esto no solo se ha visto en Colombia, sino también en varios países. “En Colombia las encuestas han mostrado un crecimiento del centro, pero eso no dice mucho. Lo mismo ocurría en Chile y la segunda vuelta presidencial fue entre la derecha clara de José Antonio Kast y la izquierda dura de Gabriel Boric. El centro fue el primero en perder”, aseguró Rojas. 

Muchos concuerdan en que esto se debe a que el centro es un lugar difuso. Otros, por su parte, aseguran que el problema es que el centro es una ideología inexistente. “El centro político es un lugar muy difícil de ocupar porque ideológicamente no existe. En la política moderna solo existen las ideologías de izquierda y de derecha y son muy fáciles de identificar”, dijo a este medio Germán Camilo Prieto, profesor de la Universidad Javeriana. 

Pero más allá de la definición, lo cierto es que Fajardo no supo expresar con claridad cuáles eran esas propuestas diferenciales que representaba. “Fajardo es un candidato más de centro-izquierda. Él debería haberse posicionado de esa manera para que la gente entendiera cuál era su discurso, porque cuando él trata de ocupar un lugar de centro, la gente no le entiende”, aseguró Prieto. 

“La coincidencia entre las propuestas de Petro y Fajardo fue enorme, pero Fajardo en lugar de decir que sus propuestas eran de centro-izquierda, socialdemócratas, se puso a atacar al candidato de la izquierda y a decir que él era diferente porque estaba en el centro”, agregó el experto. 

Esto se vio, por ejemplo, en su propuesta para resolver los problemas del sistema pensional. Ambos propusieron un sistema con la cotización base en Colpensiones, manteniendo la existencia de los fondos privados. En lo único que difirieron fue en la cifra inicial: Petro dice que debe ser de hasta cuatro salarios mínimos, mientras que Fajardo habló de dos. 

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Las emociones en la política 

En un reciente debate, Fajardo se confundió y dijo una frase muy infortunada: “Yo no inspiro nada”. Aunque quiso decir que a diferencia de los extremos, él no generaba ni miedo ni rabia, el movimiento le salió mal. 

Eso sí, la frase no estuvo lejos de la realidad, pues fue el candidato que menos emociones despertó en el electorado. “En su proceso comunicativo, todos los candidatos buscan apuntar a la racionalidad y a la emocionalidad. Algunos son más exitosos porque logran sintonizar su discurso con los sentimientos. A Fajardo su estrategia no le funcionó”, aseguró Muñoz. 

Su competencia más directa, Rodolfo Hernández, por el contrario, con una posición que todavía no logra ser definida, pues algunas de sus propuestas parecen de izquierda y otras de derecha, logró transmitir un mensaje claro que fue el de acabar con la corrupción, apelando a la rabia y la indignación. 

 “El problema no es que él no grite, no pelee, no se disfrace, o que no diga palabras inadecuadas. Lo que a él le faltó no fue hacer ruido, sino comunicar qué cosas iba a hacer distintas a lo que ya estaba en discusión: el continuismo de la derecha neoliberal en Colombia o unos cambios más hacia unas políticas socialdemócratas y de transformación del modelo económico. En ese debate, Fajardo no se logró distinguir”, explicó Prieto. 

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El voto útil

Los ciudadanos esperan que su voto tenga incidencia en el futuro del país. En este sentido, apostarle a un candidato que parecía no tener opciones, según los resultados de las encuestas, pudo influir en su decisión de voto, de acuerdo con Rojas. “Si los representantes verdes se fueron a la campaña de Petro porque no vieron despegar a Fajardo, no se podía esperar que los ciudadanos hicieran algo distinto. (…) Las encuestas dijeron que las opciones de Fajardo estaban sepultadas”, explicó.

El panorama hubiera sido completamente diferente si Fajardo hubiera obtenido mejores resultados en las consultas presidenciales, pues estas sirvieron como un simulacro para medir cuáles eran los candidatos con más posibilidades. “Como sacó una votación tan baja e incluso inferior a la de la segunda candidata del Pacto Histórico, que fue Francia, los resultados lo condenaron. De ahí en adelante Fajardo no ha hecho sino bajar en las encuestas”, dijo Prieto. 

Y es que la tendencia de las encuestas sí pintaban un panorama poco alentador. En 2018, las semanas previas a las elecciones, Fajardo tuvo un repunte. Y si bien fue el candidato peor medido por las mismas, estas sí reflejaron su crecimiento en la recta final. Este 2022 fue diferente. El exgobernador de Antioquia no tuvo un crecimiento las semanas previas sino que, por el contrario, continuó en descenso. 

Intención de voto - Fajardo - Invamer
Intención de voto. Foto: Invamer

En febrero, Fajardo era el segundo candidato con mayor intención de voto (15 por ciento), detrás de Gustavo Petro (44,6 por ciento), de acuerdo con la encuesta Invamer. En abril, el panorama cambió: Fajardo cayó al cuarto puesto (6,5 por ciento). Y para la primeras semanas de mayo, el porcentaje de personas que votarían por él se redujo al 5,1 por ciento. 

Esta caída también la registraron otras encuestas, como la del Centro Nacional de Consultoría (CNC), contratada por Semana que, a mediados de este mes, mostró la intención de voto por Fajardo en el 4 por ciento.

¿Pasado pisado?

Con sus resultados en 2018, Fajardo tenía la posibilidad de inclinar la balanza electoral a favor de alguno de los candidatos en segunda vuelta: Gustavo Petro o Iván Duque. No obstante, decidió no tomar partido y, en una actitud calificada por muchos como indiferente, se fue a Nuquí (Chocó) a ver ballenas. 

Esa movida le valió varias críticas, incluso por parte de su electorado, que sintió como “los abandonó” en un momento en el que pedían un cambio. El mismo Fajardo ha expresado que cometió un error. “Después entendí que muchas personas que habían votado por mí se sintieron ofendidas por lo que yo dije. Me tomó un tiempo entenderlo, pero reconozco que fue un error. Realmente fue un error”, dijo en una entrevista. 

Para varios expertos, este hecho no le pesó tanto a Fajardo, como sí lo hicieron otros factores. “Más que cobrarle a Sergio Fajardo no haber tomado partido en 2018, lo que ha pasado desde entonces es que el público ha visto a su sector político gobernando sin mucha favorabilidad”, dijo Rojas. Por su parte, Prieto considera que fue efectivamente un error, pero “no le hizo daño a nadie. La tibieza que se le ha adjudicado no tiene que ver con la actitud de 2018, sino que sus propuestas no son fáciles de identificar, de distinguir”, aseguró. 

Eso sí, no se puede desconocer que sí hubo personas que recordaron el episodio y manifestaron que eso los movilizó a apostarle a otro candidato en estas elecciones. 

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