‘Severance’, el balance distópico entre vida y trabajo
“‘Severance’ es una crítica muy clara al capitalismo, a la política de productividad por encima de todo y a las decisiones que tomamos ‘libremente‘, solo para que nos exploten más”.
Nuestra relación con el trabajo está rota. No es algo nuevo, pero sí es cierto que la pandemia de covid-19 exacerbó todo. Muchos nos sentimos agobiados, agotados y, desde que se popularizó el término burnout, también quemados.
Un virus mata a millones de personas, guerras empiezan por todos lados, el planeta se calienta hasta ser insostenible, y tenemos que hacer como si nada e ir a la oficina o conectarnos a trabajar, mientras nos repiten una y otra vez que tenemos que buscar un balance entre nuestra vida y nuestro trabajo, porque hay que cuidar la salud mental y física.
Pero, muchas veces, intentar lograr ese balance se convierte casi que en otro trabajo extra. ¿No quisiéramos, a veces, poder separarnos? ¿Que nuestro yo-del-trabajo no tenga nada que ver con nuestro yo-por-fuera-del-trabajo?
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En Severance, la serie de AppleTV+ creada por Dan Erickson y producida por Ben Stiller (último que, además, dirige seis de los nueve episodios de la primera temporada), pasa exactamente eso.
Mark, el protagonista, quien trabaja en una corporación llamada Lumon, se sometió a un procedimiento quirúrgico llamado “severance”, en el que separan su memoria: el Mark que está fuera de la oficina no puede acceder a los recuerdos del Mark que está dentro de ella. En Severance queda claro que quienes se someten a este procedimiento lo hacen por voluntad propia. En el caso de Mark, es para olvidar, al menos por ocho horas, el dolor que le causa la muerte de su esposa.
Los demás personajes tienen sus propias razones. Suena tentador: en tu vida personal no recibirías mensajes de tu jefe por WhatsApp, ni tendrías que pensar en el informe que hay que entregar o en ese compañero de trabajo que te saca de quicio; y en tu vida laboral, podrías concentrarte en lo que hay que hacer, sin distraerte con la pelea que tuviste con esa persona cercana a ti o con la deuda de la tarjeta de crédito.
Pero si uno lo piensa más de un minuto, empieza a ver las consecuencias e implicaciones terribles de esa premisa. Primero, el yo de adentro no experimenta el descanso y no es consciente de que el fin de semana ya pasó. Pueden sentirse menos agotados, pero no son conscientes del porqué, porque no experimentan el sueño. Como solo están conscientes en su piso de trabajo, viven una vida en la que no hay nada más, sino trabajar y trabajar y trabajar.
Mi peor pesadilla.
O sea, si yo me siento horrible porque paso nueve horas frente al computador trabajando, y siento que pierdo mi día, no me imagino perderlo de la memoria, literalmente. La sensación de perder la consciencia a las 9:00 a. m. y recuperarla a las 6:00 p. m. debe ser aterradora, como bien lo expresa el personaje de Helly, la nueva en la oficina.
Y más allá de esa crisis de pánico por perder la consciencia, lo que me parece más terrorífico es que es una situación que se presta para la explotación. En palabras del creador de Severance: “Entre menos de nosotros mismos traigamos al trabajo, más fáciles de explotar somos”.
A quien más le conviene es a la corporación que, a punta de frases como “somos una familia” o de recitar el manual como si fueran sagradas escrituras, tiene una fuerza de trabajo sin consciencia (ni de sus vidas ni de clase ni de nada) a la que pueden explotar, maltratar y hasta torturar psicológicamente y con impunidad de 9:00 a. m. a 5 p. m. Puedo imaginar perfectamente a alguien como Jeff Bezos viendo esta serie y pensando: “Uf, qué buena idea”.
Severance es, entonces, una crítica muy clara al capitalismo, a la política de productividad por encima de todo, y a las decisiones que tomamos “libremente” solo para que nos exploten más. Y, al mismo tiempo que hace esta crítica, levanta unas preguntas éticas y filosóficas interesantísimas (creo que desde The Good Place, una serie no me dejaba reflexionando tanto sobre mi existencia) y la más importante quizás es metafísica: ¿quién (o qué) soy yo? ¿Mi consciencia o mi cuerpo?
Muchas de las películas y series que se preguntan esto (por ejemplo, Altered Carbon) hablan de una misma consciencia que cambia de cuerpos.
Pero en el caso de Severance tenemos un solo cuerpo y dos consciencias. Un cuerpo en el que “viven” dos personas distintas. En una escena que me puso los pelos de punta, la Helly-de-afuera-de-la-oficina le dice a la Helly-trabajadora que, aunque sabe que quiere renunciar, no lo va a hacer, que la que toma las decisiones es ella y que la Helly-de-adentro no es una persona.
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Pero quizás lo más bello de Severance, y la razón por la que no me parece una serie deprimente, aunque sea distópica, critique nuestro sistema y me ponga a pensar sobre mi propia existencia y mi consciencia, es que me da esperanza. Porque por más que corporaciones como Lumon pongan obstáculos para la unión de la fuerza laboral e intenten poner a unos en contra de otros, los trabajadores terminan uniéndose siempre, empiezan a compartirse información, a trabajar juntos, a organizarse.
En una entrevista con la revista Inverse, Erickson dijo que, para él, Severance es “sobre trabajadores reclamando su poder, que es obviamente una lucha salvaje y continua de la humanidad. Los trabajadores son extremadamente poderosos, pero creo que la solidaridad es uno de los grandes retos, especialmente cuando los que tienen el poder intentan dividirnos”.
En la solidaridad entre compañeros, que va desde preocuparse porque alguien llegó viéndose un poco demacrado o porque alguien más intentó suicidarse en el ascensor, hasta organizarse en contra de jefes opresores, está la verdadera revolución.
7 Comentarios
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The Good place me gustó muchísimo!! Y lo que cuentas de esta serie me llama muchísimo la atención!! Que buena reseña.
Gracias a tu reseña, correré a verla. Me encantó.