Sigue el debate entre el Gobierno y el sector musical por el proyecto del sistema de orquestas
El Gobierno llegó a un acuerdo para construir, junto con los críticos, el proyecto del sistema de orquestas en Colombia. Sin embargo y a la vez, el presidente Gustavo Petro y el ministro (e) de Cultura, Jorge Zorro, defienden, en entrevistas con la prensa, el modelo que está en el centro de la polémica con el sector.
Aún no termina la polémica en el sector musical por la intención del Gobierno nacional de montar en Colombia un sistema de orquestas para formar a los jóvenes de los colegios inspirado en el que funciona en Venezuela (el famoso sistema del que salió el maestro Gustavo Dudamel) y en el modelo que el propio Gustavo Petro implementó cuando fue alcalde, con la Orquesta Filarmónica de Bogotá (OFB).
Unos días después de la sorpresiva salida de Patricia Ariza del Ministerio de Cultura, el ahora ministro (encargado) Jorge Zorro —quien, como viceministro, lideraba el proyecto— recibió a los músicos, gestores, educadores, investigadores y cultores de todo el país que han expresado críticas por la forma en la que están pensando la iniciativa.
Y si bien acordaron montar 11 mesas técnicas para que todo el sector, incluyendo a los críticos, aporten en la construcción del proyecto, las declaraciones recientes de Petro y Zorro en entrevistas con distintos medios de comunicación han dejado un sinsabor en muchos de ellos.
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La razón es que en sus entrevistas, ambos funcionarios alabaron los supuestos beneficios de la formación en música clásica occidental y las principales críticas de muchos frente al proyecto tienen que ver precisamente con darle ese énfasis al sistema de orquestas. No solo porque consideran que es basarse en un modelo eurocentrista con lógicas coloniales que desconocen la realidad de los territorios, sino también porque creen que atenta contra la diversidad cultural y musical del país, representada en las músicas populares, tradicionales y territoriales.
¿De qué se trata del proyecto del sistema de orquestas en Colombia?
En el fondo está en discusión el modelo de educación musical que, si la iniciativa sale adelante, se implementaría en todos los colegios y escuelas públicas del país en unos años. Petro sueña con replicar lo que hizo en Bogotá durante su alcaldía, en el cual la Orquesta Filarmónica y la Secretaría de Educación lograron montar un sistema en el que los niños de los colegios distritales ven cuatro horas semanales de música con profesores expertos. Un semillero que luego alimenta la orquesta juvenil.
La otra inspiración del proyecto es el famoso Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela (conocido en ese país simplemente como ‘El Sistema’), fundado en 1975 por el maestro José Antonio Abreu y reconocido en todo el mundo por supuestamente convertirse en una oportunidad para los jóvenes más pobres de ese país y por sacar talentos de nivel internacional, como Dudamel.
El encargado de montar ese proyecto, desde el inicio, ha sido el ahora ministro de Cultura, Jorge Zorro, todo un experto académico y maestro de música, quien estudió en el Conservatorio de la Universidad Nacional de Colombia y en el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú, entre otras grandes escuelas, y quien ha dirigido orquestas y programas musicales en varios lugares del país.
Pero los conceptos de Zorro, quien tiene un mente un sistema en el que la formación esté basada en los conceptos de música clásica y de conservatorio, y quien ha dicho que el “Sistema Nacional de Organizaciones Artísticas Colectivas” estaría enfocado a “la formación musical competitiva en pro de la ‘perfectibilidad’ humana”, ha alarmado a muchos músicos, gestores y educadores del país, quienes creen que ese modelo pedagógico desconoce la realidad musical de las regiones y los territorios.
¿Cuáles son las críticas al sistema de orquestas?
Como le explicó en su momento a Diario Criterio Óscar Hernández Salgar, musicólogo, director del Instituto Pensar de la Pontificia Universidad Javeriana y uno de los críticos de la iniciativa, “el problema no es el sistema de orquestas como tal o el hecho de que se apoyen orquestas sinfónicas. No es un tema de formatos ni de géneros”. Para él, el lío es que quisieran imponer (lo dijo antes de que acordaran las mesas técnicas) un proyecto con lógicas y un modelo pedagógico que no tiene relación con la realidad del país en sus territorios.
“Se está proponiendo un proyecto por fuera de los marcos políticos que se han venido desarrollando con cierta coherencia el Ministerio de Cultura —añadió en ese momento Hernández Salgar—. Sobre todo, hemos insistido en el Plan Nacional de Música para la Convivencia, que es una política de Estado, que lleva 20 años y que se ha construido desde los territorios y con los territorios”.
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Para los críticos, el modelo pedagógico del que Zorro habla está pensado bajo parámetros del mundo musical centro-europeo, lo que no solo perpetúa lógicas coloniales (considerando canon solo lo que suena como lo europeo), sino que desconecta a los músicos y a los estudiantes de las realidades (sociales, sonoras, musicales y territoriales) que los rodean. Eso no solo crea una desconexión con los públicos, sino que, al “no estar atado a dinámicas culturales vivas y autónomas, condena al modelo a una dependencia excesiva de recursos estatales”, como explicaron en una carta múltiples líderes del sector musical del país.
En esa misma carta decían que ese modelo de conservatorio, por su estructura jerárquica, genera situaciones propicias para abusos de poder y su ocultamiento; que prioriza el espectáculo por encima de los procesos comunitarios de largo plazo, y que reproduce lógicas de competencia nociva, pues termina buscando unos pocos genios, pero, en el proceso, genera una producción masiva de músicos con problemas de empleabilidad.
¿Qué dijeron Petro y Zorro sobre el tema?
Esa opinión es totalmente opuesta a la del presidente Petro y el ministro Zorro.
Petro, en la entrevista que le dio a Cambio el domingo pasado, por ejemplo, dijo que “ahora hay una discusión por eso (el sistema de orquestas), porque dicen que nosotros no tenemos que estar pegados al eurocentrismo y la música europea, pero yo tengo otra visión (…): la teoría musical clásica te permite desarrollar, primero, trabajo en equipo; segundo, abstracción mental, que es clave para las matemáticas, y Colombia es mala para matemáticas; tercero, sensibilidad (…), y cuarto, una vez tienes esas bases puedes lograr lo que quieras, lo que yo llamo la explosión cultural”.
El presidente incluso contó una anécdota que, según él, se dio en el marco de la visita de la banda Kiss a Bogotá, cuando él era alcalde: dice que vio a un periodista preguntarle a uno de los miembros de esa banda qué opinaba del rock colombiano, y, según cuenta, la respuesta del músico fue “es muy bueno, pero tienen que estudiar música”.
El ministro Zorro tomó las palabras del presidente y, unos días después, las desarrolló aún más para una entrevista con El País, de Madrid: “Desde el punto de vista de la neurociencia esto ya se ha explicado —dijo—. Lo que dice el presidente es que, si tocas el piano o el violín, tienes el mismo el desarrollo en la motricidad fina y en las áreas del cerebro relativas a las matemáticas y los lenguajes. Por eso no es de extrañar que en los alumnos que han tenido esa estimulación sensorial son los mejores en matemáticas y lenguaje“.
En esa misma entrevista Zorro dijo que la idea no era copiar el sistema venezolano porque, entre otras cosas, en ese país el sistema hace parte de la educación informal, y la idea aquí es introducirlo en la educación formal. “Eso obliga a que todos los niños tengan la experiencia de desarrollar esa sensibilidad hacia las artes, hacia la música. Claro, debemos hacerlo de forma diferencial, con enfoque territorial, porque no es lo mismo llegar a un sitio donde no cabe una orquesta sinfónica y donde de pronto hay un grupo de chirimías, arpas llaneras o acordeones. Pero se cumple el mismo objetivo“.
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La discusión que se viene en las mesas técnicas
Varios músicos, gestores, investigadores y educadores criticaron las palabras de ambos funcionarios. Hernández Salgar, por ejemplo, escribió en una columna en La Silla Vacía, que el presidente estaba totalmente equivocado en sus apreciaciones: “El trabajo en equipo se fortalece más con la práctica musical —de cualquier música— que con su aprendizaje teórico. La abstracción requerida para la teoría musical no necesariamente fortalece el pensamiento matemático. La música no debe ser enseñada como un instrumento para otros fines. Y la gente no necesita ser sensibilizada porque ya tiene sensibilidades estéticas diversas“.
Más allá de eso, explicó, hay dos problemas: el primero es que “la teoría musical ‘clásica’ no es un conjunto de herramientas neutras aplicables a cualquier práctica”. El segundo tiene que ver con que esa misma teoría, que se enseña en la mayor parte del mundo, “es profundamente colonial, porque ayuda a instalar un criterio de valor, según el cual la música buena es la que se adapta a su razón prescriptiva basada en música europea”.
De hecho, cuenta que la discusión sobre el carácter colonial de esa teoría musical se ha discutido “muy acaloradamente” en la academia musical anglosajona.
Si bien estas discusiones se darán, muy seguramente, en las mesas técnicas prometidas por el Ministerio de Cultura, a los críticos les preocupa que la insistencia del presidente y el ministro en las bondades de la ‘teoría musical clásica’ signifique que su promesa de implementar el modelo de manera diferencial en cada territorio sea solo una promesa superficial.
Como dice Hernández Salgar en su columna, “el país necesita poder tomar en serio el respeto a las diferencias culturales. Necesita que todos los colombianos conozcan y practiquen la diversidad de sus músicas desde la primera infancia. Necesita que la gente se relacione con la música sin prejuicios estéticos, que son, con frecuencia, unos buenos predictores de los prejuicios sociales”.
6 Comentarios
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Buena explicación de las diferentes visiónes sobre este Sistema de Orquestas y porque hay diferentes conceptos.
Nuestro país tiene diversidad Cultural y Musical y creo que debe respetarse; pero está bién que se implemente el estudio musical en todos los colegios y escuelas públicas del país
Rosario: yo tuve educación musical forzada en mi colegio, en el que insistían en qué tocáramos flauta (entre los grados 7o. y 9o.). No salió ningún músico virtuoso, pero sí muchos denostadores del instrumento. A mí gustaba escribir relatos y dibujar, pero no me enseñaron nada de eso, ni en ningún sentido lo potenciaron. En resumen, es un error llevar la música a ese nivel de educación formal.