Subsidios a energías fósiles bloquean la lucha contra el cambio climático

En la Cop26 de 2021, uno de los temas más solicitados para enfrentar el cambio climático fue la reducción de los subsidios a las energías fósiles. Sin embargo, las dificultades para lograrlo saltan a la vista, y van desde economías que dependen de este tipo de energías hasta el alto costo de las alternativas.

El subsidio a las energías fósiles se entiende si se tiene en cuenta que rebaja los costos de la energía, ya que todavía se depende de ellos en la mayoría de latitudes. No obstante, el freno que piden los ecologistas se debe a la crisis climática representada en el calentamiento global o la calidad del aire, problemas vinculados con las energías fósiles.

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Estos subsidios son la regla en varios países. Está el caso extremo de Venezuela, en donde según el diario The New York Times se pueden comprar, en teoría, unos 5.000 millones de galones de gasolina con apenas un dólar. Incluso dejando de lado este caso particular, hay otros territorios en donde los subsidios a la energía fósil superan los 100 dólares por persona al año. En países pobres como Zimbabwe o Irán estos subsidios representan entre el 16 y el 21 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB).

Dependencia de energías fósiles

Aunque dispuestos a implicarse en la lucha por el clima pese a ser los que menos contribuyen al calentamiento, países petroleros y gasísticos de África subsahariana como Nigeria y Angola, los mayores productores de la región, estiman que renunciar a estas energías sería renunciar al desarrollo y a la lucha contra la pobreza.

El vicepresidente nigeriano Yemi Osinbajo señaló recientemente que “limitar el desarrollo de proyectos vinculados a energías fósiles, en particular al gas natural, tendría un impacto profundamente negativo“, declaró recientemente.

Osinbajo estima que “todos los países deben participar en la lucha contra el cambio climático“, pero “una transición global para salir de las energías fósiles debe tener en cuenta las diferencias entre países y permitir transiciones diversificadas” hacia las energías limpias.

Subsidios a combustibles fósiles en el mundo. Foto: Our World in Data
Subsidios a combustibles fósiles per cápita en el mundo. Foto: Our World in Data

Para países como Nigeria, rica en recursos naturales pero pobre en el plano energético, la transición no debe hacerse a costa de una energía fiable y asequible para la población, las ciudades y las industrias“, añadió.

La promoción de un desarrollo sustentado en energías fósiles se topa en la realidad con una redistribución injusta de los ingresos del gas y del petróleo comprobada en los países productores.

En Angola, el petróleo representa la mitad del Producto Interior Bruto y un 89 por ciento de las exportaciones, pero más de la mitad de sus 34 millones de habitantes vive con menos de 2 dólares diarios y la tasa de paro es del 31 por ciento.

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Otra antigua colonia portuguesa del sur de África, Mozambique, apuesta por acelerar su crecimiento con inmensos yacimientos de gas natural descubiertos en el océano Índico a lo largo de las costas septentrionales, a pesar de una fuerte presencia de grupos yihadistas armados. Un militante ecologista de Mozambique, Daniel Ribeiro indica que “si miramos el modelo de energías fósiles en África, está claro que estas no han contribuido” al desarrollo, sino “a la deuda y a la corrupción“.

En el oeste de África, la indignación crece en Costa de Marfil entre los jóvenes que no se ven repercutidos por los beneficios de la explotación del gas y del petróleo a lo largo de Jacqueville, cerca de Abiyán.

A finales de octubre bloquearon los trabajos para instalar gasoductos, con lo que paralizaron un proyecto de explotación de gas submarino, porque no comprenden “que una localidad con una plataforma petrolera no tenga ninguna estación de bomberos, ni instituto, ni que los hospitales estén bien aprovisionados“.

Compromiso con los países pobres

Paliar las carencias de la explotación petrolera asegurando una transición hacia las energías limpias es un objetivo posible, a condición de que los países del norte que contaminan mantengan sus promesas de ayudar a los países del sur, primeras víctimas del calentamiento climático.

Según Cheikh Tidiane Wade, geógrafo senegalés especialista en medioambiente, “la cuestión de la financiación sigue siendo uno de los desafíos mayores“. Su país quiere empezar a producir gas a finales de 2023 y sacar su primer barril de petróleo en 2024.

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En 2009, los países desarrollados prometieron aportar a partir de 2020 ayudas climáticas por valor de 100.000 millones de dólares anuales. Pero esta promesa no se ha cumplido, lo que agudiza el resentimiento de los países en desarrollo.

Si se garantiza un acceso apropiado a los mercados financieros, las energías renovables podrían representar un 67 por ciento de la producción eléctrica de África subsahariana en 2030, según la Agencia Internacional para Energías Renovables.

¿Qué pasará con los subsidios?

El enviado especial para el clima de Estados Unidos, John Kerry, cree que gastar billones de dólares en subsidios para la industria de los combustibles fósiles es “la definición de la locura”. Esto ha sido recurrente en Estados Unidos “en los últimos cinco o seis años”.

Somos el mayor productor de petróleo y gas en el mundo. Y participamos en esos subsidios“, apunta Kerry, tras asegurar que esos subsidios “tienen que desaparecer”.

El gobierno federal estadounidense impone por otro lado un impuesto a los carburantes de origen fósil. Según datos del Departamento de Transporte, en 2016, ese monto de impuestos fue superior a los 36.000 millones de dólares, cifra a la que hay que añadir los impuestos estatales.

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Como señala Max Roser, fundador y director de Our World in Data, “los combustibles fósiles son costosos y desastrosos para el medioambiente. Pero como el acceso a la energías es crucial, la solución no es tan simple como retirar estos subsidios. Si no se puede acceder a energía fósil, se necesitan sustitutos”.

Por eso será fundamental reducir el precio de las energías alternativas, y que “la energía fósil sea subsidiada hace más difícil la transición”, porque “las energías limpias no necesitan solo ser más baratas que la energía fósil, sino más baratas que la energía fósil subsidiada”.

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