Tarjeta roja
Mientras los clubes colombianos tratan de recuperar el prestigio del fútbol colombiano en el continente, con Tolima y Cali buscando entrar en octavos de final de la Libertadores y Junior cerca de hacer lo propio en la Sudamericana, el fútbol colombiano recibió otro golpe que ratifica el tremendo problema estructural en el que vive: no vamos a tener ningún árbitro en cancha en Catar 2022.
Parece una nimiedad, pero no es así. Entre España 1982 y Rusia 2018 siempre tuvimos al menos un juez central en un Mundial de fútbol, pero para terminar este horrible ciclo (que tristemente se reeligió para cuatro años más en el poder del fútbol colombiano) a la eliminación de la selección Colombia de la Copa del Mundo se suma la de los árbitros nacionales, que sólo tendrán representación con Nicolás Gallo en el VAR.
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Esta es la última gota de una copa sucia llamada arbitraje colombiano, que desde hace varios años está bajo sospecha de presiones y comportamientos indebidos por parte de quienes ejercen el poder en la actividad.
“Es algo inexplicable, no encontramos razón, aunque hay un trasfondo. En Colombia se muere más la gente de envidia que de cáncer y por ahí va la cosa, entonces no permiten que uno haga las cosas para no igualar el récord de nadie”, dijo un molesto Wilmar Roldán en una entrevista en WIN Sports en la que acusó, sin decir su nombre, a Oscar Julián Ruiz como el responsable de su ausencia del Catar 2022.
Roldán es el árbitro colombiano mejor calificado en los años recientes, y aunque tiene mejor fama en el exterior que en Colombia, en su hoja de vida están varias finales del fútbol colombiano, la final de la Libertadores, la de la Sudamericana y el haber dirigido en dos Mundiales, Brasil 2014 y Rusia 2018. Si hubiese sido designado para Catar, habría igualado a Ruiz, que con tres es el árbitro colombiano con más mundiales encima.
De ahí la acusación de Roldán, pero el tema va mucho más allá de celos, envidias o la defensa de un récord. Oscar Julián Ruiz es el hombre fuerte del arbitraje en Colombia y su papel ha generado muchísima polémicas.
Con una carrera exitosa, en la que incluso fue considerado uno de los mejores jueces centrales del planeta (el tercero de la primera década de este siglo, según la IFFHS, empatado con una leyenda como Pierluigi Colina), el prestigio internacional de Ruiz hizo que asumiera un poder de decisión sobre la designación de árbitros colombianos que antes tenían los dirigentes, especialmente Alvaro González Alzate, quien manejó el arbitraje nacional durante décadas (curiosamente las más oscuras de nuestro fútbol, con secuestros, asesinato y desaparición de árbitros por las presiones de los narcotraficantes involucrados en nuestro fútbol).
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Mejor dicho, las decisiones sobre quién iba a pitar un partido o sobre quién iba a participar en las pruebas para la escarapela Fifa (que permite dirigir partido internacionales, incluso en Mundial), pasó de González Alzate a Oscar Julián Ruiz. Esto hizo que González le declarara una pequeña guerra a Ruiz en la que el acto más visible fue cuando en 2012 el vicepresidente de la Federación dijo públicamente: “Uno de los primeros requisitos que se tiene para llegar a las altas esferas del arbitraje colombiano es ser homosexual, y eso sí me parece muy grave”.
González hizo eco de una denuncia que llevaba dos años rondando pero que los medios ignoraron, en buena medida por el prestigio de Ruiz y su buena relación con los directores de esos medios. En 2010 el árbitro Jorge Hernán Hoyos denunció que a él lo habían sacado del arbitraje por no acceder a favores sexuales y contó de una extraña fiesta en la que los jueces del fútbol colombiano tuvieron que ir disfrazados de mujeres.
El escándalo, conocido como “La jaula de las locas”, no pasó a mayores. Ni los medios ni la dirigencia se quisieron meter con Ruiz, quien desde su retiro en 2011 es integrante de la Comisión Arbitral de la Fifa y es Instructor de Arbitraje de la entidad, lo que lo volvía uno de los hombres más poderosos en el arbitraje mundial, así que incluso González Alzate aceptó de mala gana que Oscar Julián se quedara con el poder del pito y las tarjetas.
Sin embargo, las denuncias continuaron y en 2019 el también exárbitro Harold Perilla denunció por acoso sexual a Ruiz y a Ímer Machado, otro exárbitro que ahora es la cabeza del arbitraje colombiano con ya sabemos qué terribles resultados.
Las acusaciones contra Ruiz y Machado son asquerosas: favores sexuales a cambio de nombramientos en partidos, lo que garantiza un pago y unos viáticos. En el caso de Ruiz incluso hay señalamientos de pedofilia y en el de Machado de abuso de poder con las mujeres árbitros que ha venido dirigiendo en los últimos años.
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La Federación guardó silencio a pesar de las acusaciones, y sólo cuando el diario británico The Guardian explotó el caso a comienzos de este mes, sacó un escueto comunicado en el que dice que la investigación a Machado precluyó en 2020 pues Perilla, el denunciante, nunca fue a declarar a la Comisión Disciplinaria.
A la Federación le faltó aclarar que Comisión Disciplinaria no había, porque en medio del escándalo del Cartel de Boletería organizado por Ramón Jesurún y compañía, la mencionada comisión “extrañamente” se deshizo cuando el Ministerio del Deporte le solicitó investigar al presidente de la Federación por la sanción por corrupción que le había impuesto la SIC. Pero Perilla sí contó que antes de su denuncia penal lo llamó González Alzate a ofrecerle un puesto de árbitro para que no fuera a la Fiscalía.
“El caso fue archivado por la Fiscalía hace años, pero ahora se han presentado nuevas evidencias, piden el desarchivo de esos documentos. Hablamos de 11 víctimas y más de 40 testigos en el caso de Óscar Julián Ruiz, y en el caso de Ímer Machado son más de 14 testigos. n Machado no hablamos de menores, en Ruiz hay menores entre las víctimas”, le dijo a Caracol Radio Romain Molina, periodista de The Guardian y coautor de la investigación de los casos de abuso sexual en el fútbol mundial en la que aparecen Oscar Julián e Ímer.
Ruiz se defendió, en The Guardian dijo que “ninguno de los hechos se ajusta a la realidad. Duré 16 años como árbitro internacional y nunca fui investigado. He realizado más de 200 actividades internacionales, torneos, cursos, seminarios con instructores de árbitros de todo el mundo y nunca he sido acusado”, y no se equivoca: nunca fue investigado.
La estructura del fútbol colombiano, tan acostumbrada al “tapen, tapen”, siempre le tapó todos los escándalos y nunca hizo caso de las denuncias en su contra, y cuando González Alzate lo hizo se fue por el lado de la homofobia en vez del hecho corrupto del acoso y abuso sexual, porque lo que le interesaba era mantener el poder sobre el arbitraje, no impedir un hecho ilegal. Incluso, en el comunicado sobre Imer Machado, queda claro que a la Federación Colombiana de Fútbol poco y nada le importaron las denuncias.
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El caso es que el arbitraje colombiano no podría estar peor: su nivel es un descrédito permanente fecha a fecha en el FPC, los escándalos de abusos sexuales por fin estallaron (y gracias a un medio extranjero, porque acá el tema nunca pasó de anécdota y nadie quería meterse con Ruiz) y en el Mundial sólo vamos a tener a un representante en el VAR, a Nicolás Gallo, que tan mal árbitro ha sido y, aún así, mantiene su escarapela Fifa y, como en la cancha no tiene justificación ni defensa, ahora en el sistema de asistencia por video encontró una nueva carrera.
Por si se preguntan quién es el padrino de Gallo para que vaya a Catar a pesar de ser tan mal árbitro, entre las denuncias de Perilla aparece su nombre.
3 Comentarios
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Que horror como no investigan estos abusos???
Que verguenza nuestra imagen