Tomás Carrasquilla, una vez más
He vuelto una vez más a Tomás Carrasquilla. He leído La marquesa de Yolombó y la primera parte de Hace tiempos que son, quizás, sus mejores momentos novelísticos. Mis primeras lecturas de este escritor las hice en el contexto de mi educación escolar antioqueña. El cuento En la diestra de Dios padre que, a la sazón, era casi obligatorio leerlo, me hizo reír de un modo que no he dejado de hacerlo cada vez que visito este universo literario.
Después, cuando me di cuenta de que lo mío era ser escritor, y que Medellín me concernía para lo que quería escribir, leí lo fundamental suyo: sus novelas Frutos de mi tierra y La marquesa de Yolombó y sus cuentos donde hay verdaderas joyas literarias, como el cuento mencionado arriba y otros más (A la plata, Luterito y San Antoñito), y algunas de sus novelas breves, como Grandeza y Ligia Cruz. Y no me cabe duda de que la suya es una de las obras mayores de la literatura colombiana.
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Decir esto en el medio antioqueño es como una verdad de Perogrullo. Afirmarlo, sin embargo, en otro ámbito no lo es tanto. Y es que Carrasquilla sigue siendo muy leído en esas comarcas andinas. En Medellín, por ejemplo, se siguen haciendo investigaciones académicas universitarias y se escriben nuevas valoraciones y trabajos biográficos sobre el escritor y su obra. Resulta curioso, incluso, ver a jóvenes de pelo largo, piercings en la cara y audífonos en donde retumba el reguetón, interesados por Carrasquilla. Pero el lector se aleja de esas fronteras y el autor empieza a difuminarse.
A Carrasquilla, paradójicamente, le ha hecho daño su divisa regional que muchos siguen asociando con lo costumbrista de poncho, guarniel, trova y bandeja paisa. Por el lenguaje barroco que utiliza y el catolicismo, muchas veces ultramontano, que describe, las gentes de hoy o se aburren leyéndolo o no comprenden bien esta literatura que muestra cómo un conglomerado de aldeas montaraces transita hacia una incipiente modernidad urbana.
Fue Cobo Borda quien dijo algo así que mientras la narrativa de Carrasquilla envejece en su parroquia rezandera, la poesía de Silva sigue rejuveneciéndose. ¿Esto es verdad? Para un poeta puede serlo. De algún modo, la mejor poesía colombiana ha estado menos atada a esas concepciones nacionalistas y su pretensión ha sido la intimidad y la apertura hacia otras coordenadas. Pero para un novelista no resulta tan cierto. Porque es Carrasquilla el que marca el credo localista para los escritores colombianos.
Ocupémonos del terruño, dice el ensayista en sus Homilías, y no nos extraviemos en lo que hoy llamaríamos lo extraterritorial. Mientras la literatura latinoamericana buscaba, con las tendencias modernistas y cosmopolitas, otros ámbitos literarios distantes de los hispánico, Carrasquilla señalaba el pueblo, la aldea, la provincia como lugar indicado para que el escritor hiciera mejor las cosas.
Los poetas, por fortuna, no atendieron los consejos del viejo Carrasca. ¿Cómo hacerle caso a un escritor que no entendió, a causa de su conservadurismo excesivo, la poesía de Baudelaire, la de Verlaine y la de Mallarmé? Pero los narradores sí que siguieron su rumbo. Hasta tal punto que no es ninguna herejía formular que García Márquez proviene de esa corriente carrasquillesca. Tanto es así que varios críticos –entre ellos el siempre interesante R.H. Moreno Durán– han establecido parentescos entre los personajes de Yolombó de Carrasquilla y los de Macondo de García Márquez. Y ni qué decir de los narradores antioqueños de hogaño. Desde los octogenarios hasta los donceles, todos brotan del manantial del autor de Simón el mago, otro de sus cuentos memorables.
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Pero entonces ¿por qué a Carrasquilla se le ha olvidado en cierta medida, y a García Márquez se le continúa celebrando? Hay respuestas posibles. El asunto de las influencias literarias es pertinente tenerlo en cuenta. Carrasquilla escribió siguiendo la brújula de sus maestros españoles tipo Heredia, Pardo Bazán y Galdós. García Márquez se apoyó en Kafka, en Camus, en Faulkner. Sobra decir cuáles de esos autores se leen más ahora y cuáles no.
Carrasquilla, siguiendo también la estética realista, creyó que el mejor modo de enfrentarse a la realidad desde la literatura era registrarla con sus hablas regionales. El tiempo de García Márquez, y el grupo de Barranquilla donde este tanto aprendió, superaron eso que después se convertiría en un lastre.
Y está el asunto de los narradores. Carrasquilla es un católico confeso y eso se nota demasiado en sus historias. Hasta tal punto que uno termina fatigado de ese camanduleo insistente y esa superstición tan dicharachera y bobalicona. El que utiliza García Márquez es ateo y esto es más favorable acaso para el lector de ahora.
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Pero cuando digo que la obra de Carrasquilla es una de las mayores de Colombia, me estoy refiriendo a la coherencia de ese mundo narrado. A la forma contundente en que los personajes y sus dramas son presentados. A ese lenguaje magnífico –que muy pocos igualan y nadie supera en el mapa de la literatura colombiana– donde se amalgama lo prosaico y popular con lo culterano y las finuras del idioma literario. Y a ese humor, acerado y tierno, que Carrasquilla despliega cuando fustiga o ensalza a esa escurridiza criatura humana que los recovecos de la historia han situado en las batuecas de Antioquia.
12 Comentarios
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Qué buen texto para recordar a Carrasquilla, personaje que marcó la senda literaria de muchos escritores; además, nos motivas a profundizar en su obra y disfrutar de su lectura.
Felicitaciones !!!
Bien lo que escribe Pablo. A la juventud de América basta que lean “La marquesa de Yolombó” para que entienda los tiempos de la colonia fuera de las capitales virreinales. Los personajes de la novela son muy bien construídos. Hace pocos años hice la adaptación para teatro que se publicó en el libro “El teatro en Yolombó, treinta años de historia”. Cómo la novela tiene varias líneas narrativas tomé la de la edad de la Marquesa. Y García Márquez vino a conocer y tomo una frase de la novela: la de la pezuña del judio errante. De acuerdo con Pablo, se debe convocar a su lectura. Es fascinante y enriquece.
Tomas Carrasquilla grande en sus letras para conocer algo del paisa de antaño; gracias Pablin
Recordar a carrasquilla es interesante,pero hay que evolucionar a relatos más globales que permitan conectarnos con las corrientes que estamos viviendo en nuestro mundo aquí y ahora y no perdernos nuestro ratito en nuestra propia historia.
Carrasquilla fue un genio de las letras colombianas, merecidas las palabras de Pablo Montoya. En Carrasquilla se conjugan, a mi parecer, varios aspectos característicos de la literatura del Siglo XIX: su milimétrica observación para describir atmósferas y caracterizar personajes, el culto a la palabra que encierra códigos sociales y evidencian la idiosincrasia de su región; no obstante, sería algo pueril creer que solo era manifiesto del ancestro paisa, no, personajes como Simón, Peralta o la Marquesa, tienen reacciones universales en sus vivencias ficcionales (la fantasía, la marrulla y el empoderamiento de la mujer). Bien por Carrasquilla y el crecimiento de su mito, bien por críticos como Montoya, bien por los pseudo-intelectuales que así sea a tientas se acercan a uno de nuestros grandes referentes literarios.
De acuerdo: hay varios Carrasquilla. Quedémonos con el que pinta de cuerpo entero a esta Antioquia negociante, mezquina y que tira de jura sus recursos naturales. Antioquia la grande. ( “A la plata!”).
Acabo de descubrir tu seudónimo: “Davivienda”, estás en el lugar equivocado con tu comentario… Qué cosa con la gente en las redes… Dios mío, perdónala porque no sabe lo que hace…
Muy interesante. A propósito hay una muy buena y reciente edición de la Editorial UdeA de sus cuentos escogidos.
El artículo esta interesante y habla de las lecturas de un escolar y ahora las de un escritor. Fue Tostoi quien dijo describe tu aldea(pueblo) y serás universal, yo creo que sería interesante hablar de la universalidad de carrasquilla. Hay un excelente libro de Álvaro Pineda Botero, sobre carrasquilla, con una mirada global de su obra, sería bueno un comentario de Pablo sobre el libro. Carrasquilla, no hay sino uno. Hay que volver siempre al viejo carrasco. Yo amo el ensayo sobre la sencillez de la vida…
El autor compartió y difundió este valioso y enriquecedor ensayo en su facebook : https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=762597492039297&id=100048671597671 (marzo 12, 2023) . Es de sugerir leer y navegar los comentarios a esta publicación en FB. / Tanto el ENLACE a este texto como el repectivo en FB lo incluimos en en NTC … blog sobre Tomás Carrasquilla: https://tomascarrasquilla-bio.blogspot.com/2008/01/ .. . Atte., [email protected] . Cali, Colombia