“En ‘Un varón’ quería hablar de temas más profundos, sensibles y complejos que unos manes agarrados a cuchillo o bala”

Esta semana se estrena en Colombia ‘Un varón’, una película en la que Fabián Hernández, basado en su propia experiencia, reflexiona sobre cómo la violencia en los barrios marginales está ligada a la presión de los jóvenes por comportarse como ‘un macho’ para sobrevivir y ser respetados. Criterio habló con él sobre su historia y la película.

Carlos vive en un internado para jóvenes, en el centro de Bogotá. Su mamá está en la cárcel y su hermana ejerce como prostituta en el barrio Santa Fe. Él sabe que para poder sobrevivir en la calle y en la zona en la que vive debe hacerse respetar, y eso implica comportarse como ‘un hombre’: enfrentarse a quienes lo cuestionan sin dudarlo, pelear sin miedo, cortarse el pelo de cierta manera, meterse de ‘dealer’ con una banda de la zona y tener su arma, lista para defenderse.  

El problema es que, en el fondo, Carlos es una persona sensible, que extraña a su familia y llora cuando no puede pasar la navidad con su hermana y su mamá. Es alguien que, a veces, duda de su sexualidad y tiene que pedirles a las prostitutas del barrio que no le digan a su parche que no pudo estar con ellas.

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La tensión entre ese personaje exterior que Carlos debe asumir para sobrevivir en un ambiente hostil y su verdadera personalidad, que debe esconder para evitar que lo maten, es el centro de Un varón, la película (ópera prima) de Fabián Hernández, que estuvo en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes y que se estrena este 13 de abril en las salas de cine del país.

Una película muy íntima, que nació de la propia experiencia de Hernández en esos barrios de niño y adolescente. Criterio habló con él sobre esa parte de su vida, sobre la película y sobre su visión del cine.

Diario Criterio: Esta película, usted lo contó en la función de prensa, es bastante íntima y está basada en sus propias experiencias en las calles de Bogotá cuando era niño y adolescente. Empecemos por ahí: ¿Dónde creció? ¿Qué tanto de lo que se ve le pasó a usted?

Fabián Hernández: Yo firmé la película en la localidad en la que crecí, en los barrios en los que crecí; entre el San Bernardo, el Eduardo Santos, La Pepita, La Estanzuela. Ahí pasé mi adolescencia y mi infancia, en un lugar bastante disfuncional, y anduve mucho en la calle. Parché mucho por la L (el antiguo Bronx). Entraba mucho a esa calle de niño y de adolescente, sobre todo. Andaba con mi hermano que vendía droga, era ‘dealer’; y con los muchachos del barrio. Robábamos partes de carros que vendíamos en San Andresito de San José. Así que hay recuerdos y vivencias que yo atravesé y que están en la película.

Diario Criterio: ¿Cómo logró salir de ese entorno violento que, como lo muestra en la película, es bastante atrapante y difícil de soltar?

Fabián Hernández: A mí me pasó un hecho muy fuerte, justo en esa calle (La L), cuando tenía 15 años: viví una agresión bastante fuerte, intensa, y ese evento fue definitivo en mi vida. Y me hizo reflexionar sobre muchas cosas, relativizar muchas cosas. Pero, además, quedé amenazado y no pude volver a pasar por esa calle.

Vea el tráiler de Un varón, la película de Fabián Hernández que se estrena este 13 de abril en cines

Diario Criterio: ¿Lo agredieron a usted cuando parchaba por la L?

Fabián Hernández: Sí. La agresión fue un poco como le sucede al protagonista en la película: fui a esa calle, como siempre, solo que a mí se me acercaron cuatro manes y me abrazaron, me metieron a un sótano y me hicieron una agresión allá. Después de eso salí por esa misma calle por la que sale el personaje y en un estado parecido. Como le digo, fue un momento devastador, pero también fue algo que me puso a pensar. Porque a mí me pudieron haber matado y no lo hicieron, aún no sé por qué. Yo iba con dos muchachos, con los que yo robaba, y a ellos no los volví a ver nunca, por ejemplo. Así que ese evento cambió mi vida y empecé a mirar a mí alrededor, a buscar otras cosas, como los libros.

Diario Criterio: ¿Y por qué decidió dedicarse al cine?

Fabián Hernández: Por descarte. Mi hermano era policía, patrullero, y me dijo que nos teníamos que meter al Ejército, que era nuestra esperanza ya que no teníamos estudios. Él lo hizo, pero yo no quería, así que empecé a matricularme en cursos de lo que fuera, entre esos, uno de cine. Después pedí un crédito en el Icetex para estudiar la carrera, pero por puro descarte, porque nunca había visto cine ni hago parte de una familia con esa tradición cultural. Mi mamá es una señora de campo y no tiene ni idea de qué es eso, y mi papá, menos. De hecho, aún no entienden qué es lo que yo hago, todavía me preguntan.

Mi inquietud artística era por el lado de la música, la danza, el break dance, el rap y el hip-hop. Tenía un grupo de amigos con los que bailábamos en el Teatro Embajador. También me gustaba el grafiti; salía a pintar muros.

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Diario Criterio: Pero terminó estudiando y luego trabajando en cine…

Fabián Hernández: Más o menos. Yo llegué por puro y físico azar a estudiar cine, pero no logré terminar. Entonces me acerqué a un director que se llama Rubén Mendoza, porque vi la proyección de un cortometraje llamado La cerca, que me impresionó mucho. Dio la casualidad de que lo conocía y, como yo siempre he sido de los que voy y pido camello cuando necesito, pues me acerqué y él fue muy generoso, porque me llevó como ayudante. Al inicio hacía de todo, así fuera ir a servir los tintos, pero después pasé a técnico.

Rubén fue quien me abrió las puertas: me contrató, por ejemplo, para buscar su casting de La sociedad del semáforo (2010), en el barrio y, de hecho, yo encontré al protagonista. Ya con plata intenté irme a estudiar francés y allá volví a intentar estudiar cine, pero tampoco funcionó. El hecho es que ahí sí empecé a ver un montón de películas. Y eso lo complementé con sociólogos y filósofos que ya leía, como Michael Foucault, Carl Marx, Judith Butler y otros que me abrieron mucho la cabeza y que me llevaban a cuestionar lo que leía con la realidad del barrio y de la sociedad.

Diario Criterio: La película, desde el propio título (Un varón), es toda una declaración de intenciones: una historia que cuestiona el concepto de masculinidad que existe en las calles, con contextos difíciles; donde, para sobrevivir, un hombre tiene que ser el más macho, el más fuerte. ¿Por qué decidió explorar este tema en particular?

Fabián Hernández: Durante mucho tiempo no quise hablar ni acordarme de lo que me había pasado en la L; solo ahora que han pasado años y ya puedo contarlo y relativizarlo. Pero el hecho es que desde ahí me surgió una inquietud alrededor de esa figura hegemónica y tóxica masculina, por los tipos que me agredieron. Claro que también por la figura de mi padre y su violencia patriarcal. Así que empecé a leer mucho sobre el tema, a interesarme, y siempre tuve la idea de hacer una película sobre ese evento, sin caer en esos clichés y estereotipos que siempre se ven cuando alguien, sobre todo gente externa, llega y filma cosas sobre ese tipo de barrios.

Fabián Hernández filmando 'Un Varón' en las calles de Bogotá
Fabián Hernández, filmando Un Varón, en las calles de Bogotá

Diario Criterio: La violencia gratuita…

Fabián Hernández: Sí. Por eso mismo yo solo lo hice cuando me sentí suficientemente preparado para filmar la película. Quería hablar de temas que para mí son más profundos, más sutiles y que tienen una complejidad más interesante que solo mostrar manes agarrándose a cuchillo o bala. Tampoco quería romantizar ni poetizar gratuitamente las cosas, porque siento que a la gente que vive en esos contextos los muestran como ángeles, bellísimos y santos en medio del mal; o como malos, villanos tremendos que no tienen complejidad; ni siquiera una ambigüedad sexual. Para mí, ver eso es muy extraño.

Diario Criterio: Porque usted vio otras cosas cuando estuvo en la calle…

Fabián Hernández: Claro. Yo viví mucho en esos barrios y sí hay una sexualidad riquísima, muy amplia y bella. Y hay mucha riqueza en el lenguaje, los gestos. Yo quería aprovechar eso y creo que de todas esas experiencias me alimenté para construir la película.

Diario Criterio: Precisamente Carlos, el protagonista de la película, lucha con las presiones machistas, mientras que en la intimidad siente muchas cosas opuestas a esa visión de Un varón: soledad, miedo, debilidad, incluso dudas sobre su sexualidad. ¿Cómo fue la construcción de este personaje tan particular y tan poderoso, narrativamente hablando?

Fabián Hernández: Al principio, la película fue un ejercicio de memoria. Empecé a acordarme de cómo yo performaba la masculinidad en esa época: usaba pantalones anchos, beisboleras, me gustaba tener el pelo así, como los chicos del barrio (los gangsters); y tenía unos ídolos, entre esos, un muchacho que ya está muerto y que se menciona en la película, que se llamaba Taberna. Yo quería ser como él y me empecé a comportar como él: salía y buscaba peleas o problemas; quería hacerme a un lugar a través de la pose viril masculina.

Lo que no veía era que me estaba haciendo daño a mí mismo, porque, en el interior, yo siempre he tenido muchas inquietudes alrededor de la sexualidad, mucha ambigüedad. Yo experimentaba un poco en soledad: me escondía, me pintaba y hacía cosas que me daba miedo decir abiertamente, porque no era posible en un lugar como ese y con un padre como el mío, que me decía: “Usted puede ser de todo, menos marica”.

Así que empecé a alimentar el personaje a partir de esas memorias, pero después llegó Pipe (Dilan Felipe Ramírez Espitia).

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Diario Criterio: Precisamente, gran parte del poder de esta película recae en Pipe, el actor que interpreta a Carlos. Tengo entendido que es un muchacho del barrio. ¿Cómo lo encontró?

Fabián Hernández: A él lo conocí en un barrio cercano llamado Belén, hace como siete años. Había un concierto de rap y él estaba ahí, en medio de cinco gorilas gigantes, muy machos, medio flaquito y chiquito, pero con una fuerza, una potencia y unas ganas de vivir que yo dije, “esto es lo que estoy buscando”. Me recordó mucho a mí mismo. Empezamos a hablar y a trabajar, no solo con él, sino con los otros cinco muchachos, que son break dancers y también aparecen en la película como los personajes principales. Hacíamos ejercicios audiovisuales, andábamos de arriba abajo, visitábamos locaciones antes que el equipo técnico y entre todos empezamos a idear nuestra película.

Diario Criterio: ¿y cómo fue el trabajo con él para darle vida a ese personaje que usted ya había empezado a armar a punta de recuerdos?

Fabián Hernández: Pipe llegó conuna experiencia muy contemporánea, con su propio discurso, con su performatividad y con una forma particular de asumir las cosas y alimentó al personaje con su vida y su pasado. Hay muchas cosas que aparecen en la película que las propuso él, de hecho. En el rodaje me sorprendió mucho, porque es alguien muy vivaz, muy inteligente, alguien que discierne muy bien las cosas. Hubo frases o salidas del personaje que no estaban planeadas y que él las sacaba de un momento a otro por su propia concepción de la película. Así que al final Carlos es el resultado de mi pasado y el presente de Pipe. Es un personaje tridimensional.

Diario Criterio: No sé si vio la polémica que surgió en torno al uso de actores naturales, por lo que pasó en Los reyes del mundo. Muchos lo califican como una práctica extractivista y dicen que para ellos es negativo a largo plazo volverse famosos o reconocidos sin que cambie realmente su realidad. ¿Qué opina sobre ese debate y qué reflexiones hace al respecto?

Fabián Hernández: Yo no comulgo con el concepto de actores no formados que, a veces, usan para hablar de este tipo de actores, porque en mi caso, cuando entré en contacto con quienes aparecieron en esta película, empezamos a hacer una formación. Y es una formación de años: nosotros llevamos siete años trabajando en esto, así no sea todo el tiempo en clases o leyendo manuales de actuación, sino hablando, compartiendo ideas, soltando el cuerpo frente a la cámara, etcétera.

De otro lado, me parece muy valioso que personas que están siempre condenadas a hacer oficios que nadie quiere, como cuidar a la gente, barrer o mantener el orden de la casa de otras personas más privilegiadas, tengan la oportunidad de hacer cosas diferentes, más artísticas y creativas. Algo que, además, rompe barreras sociales. Lo que sí creo es que debe haber una continuidad, un proceso.

Pipe interpreta a Carlos, el protagonista de 'Un varón'
Dilan Felipe Ramírez Espitia, Pipe, interpreta a Carlos, el protagonista de Un varón

Diario Criterio: No llegar, filmar y salir corriendo…

Fabián Hernández: Sí, eso sí es extractivista. También hay que saber qué se filma, qué se representa: ¿El salvajismo, el exotismo y la violencia que tanto apetece afuera sobre Latinoamérica? ¿El pandillero malito, marginal, cliché y estereotipado? Eso puede ser perjudicial, incluso para la persona que actúa. Pero si estamos hablando de un aprendizaje, de la formación de unas sensibilidades o de una reflexión alrededor a la vida que llevan, creería que es algo más formativo y en este caso, me parece, que los muchachos lo han asumido de esa forma.

Eso es lo que me gusta también de la ficción: no es solo, “venga, cuénteme su vida y sus dramas”, sino que hay un ejercicio de crear unos personajes y unas situaciones determinadas. Eso se debe valorar. Mi película, por ejemplo, en el fondo habla de amor, paz y termas que son muy poco hablados en el contexto en el que crecí y crecieron los muchachos.

Diario Criterio: Uno podría decir que hoy hay un ‘boom’ en cuanto a temas de género o diversidad y que en muchos contextos ya se están cuestionado más esos conceptos de masculinidad o feminidad llenos de estereotipos, ¿Pasa lo mismo en las calles del barrio donde filmó y donde trabajó con los muchachos? ¿Es muy diferente, en ese sentido, la realidad actual de ellos a la que usted tuvo que vivir hace 20 años?

Fabián Hernández: No ha cambiado nada. Esas discusiones de género, de las nuevas masculinidades y de lo queer se quedan mucho en la academia y en estratos medios y altos. Por eso es que a mí me parece interesante llevarlas a las comunidades y tratar de hablar sobre estos temas no con ese código del norte (porque mucha de esa teoría viene de Europa y Estados Unidos), sino reconociéndonos desde aquí, para entender muchas dinámicas de nuestra sociedad que están enmarcadas en lo que se considera ser un hombre o ser “un macho”. Es muy difícil. Cuando yo llego a hablar de esto en barrios como el mío, me miran raro, como si pensaran,“¿este ‘man’ será una loca?”. Hay muchos prejuicios y toca establecer diálogos para romper esas barreras.

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Diario Criterio: La película tiene un final abierto, pero, en general, me pareció que no es una de esas historias esperanzadoras o que imaginan otros futuros y otras realidades, sino que es muy realista y se atiene a mostrar la dureza de lo que ocurre tal cual. En ese sentido, ¿cuál cree usted que es la razón de ser del cine en estos contextos?

Fabián Hernández: No estoy de acuerdo con esta idea, aristotélica, de que el cine es solamente para contar o narrar una historia. Yo pienso que tiene mucho más potencial: hablar de ideas y de conceptos; confrontar ideas filosóficas o sociológicas; reflexionar sobre esas mismas ideas. Quería hacer ese tipo de película.

En ese orden de ideas, hablando del final, he visto tanto cine latinoamericano en el que el protagonista termina muerto o en una cosa muy soñada, rarísima, que siempre pretendí que el protagonista no terminara condenado, sino con el poder de tomar decisiones y de vivir. Así que al final él toma una decisión muy importante que puede abrir otras posibilidades, aunque creo que eso ya depende del espectador. También creo que la película no es esperanzadora porque sería muy raro. La realidad es compleja y sigue ahí cuando visitó la localidad.

Diario Criterio: En los últimos años ha habido una coincidencia de cineastas colombianos hablando sobre la juventud: Los reyes del mundo, La Jauría, Alis, Un Varón… ¿A qué cree que se debe?

Fabián Hernández: Debe pasar algo que nos resuena a todos, algo muy poderoso y espero que siga resonando. Además, porque esas cuatro películas hablan sobre juventudes marginales. Eso muestra que hay una vivacidad con los muchachos en Colombia, una energía a la que no se le pueden hacer los oídos sordos. Claro que también puede ser una ola: antes de esto hubo una ola con el tema de la violencia, los falsos positivos y el conflicto, luego vendrán otras.

Fotograma de 'Un varón', que se estrena el próximo 13 de abril
Fotograma de Un varón, que se estrena el próximo 13 de abril
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5 Comentarios

  1. Que buena crónica de la película “El varón ” a través de esta entrevista a su Productor y Creador Fabian Hernandez sobre otra triste realidad que viven y enfrentan muchos jóvenes en el entorno donde crecen
    Siii dan ganas de verla

  2. Excelente crónica sobre la película “El Varón ‘, fluida y profunda. Interesante verla para acercarme un ocho más a esta compleja realidad.

    1. Seguro que la veremos!! Esta crónica es una invitación a apoyar este tipo de cine que muestra realidades crudas, pero no extereotipadas ni fantasiosas o utilitarias. Gracias por esta muy buena entrevista a su director.

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