Uribe y el ELN: 20 años de amores, odios y coqueteos de paz
Los nuevos acercamientos del expresidente con este grupo subversivo no deberían sorprender. Su experiencia podría servir para alcanzar algún acuerdo con la guerrilla.
No hay duda de que el paro que ya lleva más de un mes ha capturado la agenda informativa del país y muchos temas relevantes han pasado desapercibidos, como los contactos que el gobierno de Iván Duque hizo con el ELN para abrir negociaciones en La Habana.
Las declaraciones de la discordia
Al mismo tiempo que confirmaba las reuniones secretas, Miguel Ceballos, el ex alto comisionado de paz, también expresó su disgusto por los acercamientos que tuvo con esa guerrilla un gestor de paz cercano al exsenador Álvaro Uribe.
En entrevista con varios medios, dijo que desde que Everth Bustamante viajó a Cuba en 2018, personas con comunicación directa con el expresidente han tenido contactos con el ELN sin que él lo supiera o lo hubiera autorizado.
“Siento una incomodidad con el expresidente Uribe, y se refiere a algo esencial que tiene que ver con mi trabajo como comisionado. En dos ocasiones, desafortunadamente, no fui consultado por el expresidente Uribe en un par de contactos que tuvieron él y representantes suyos con el ELN. Un primer contacto se produjo en un viaje a Cuba a través de uno de sus representantes, sin que yo fuese consultado; y hubo un segundo momento en el cual él se reunió en su casa, como él mismo lo ha expresado en la revista Semana, con el señor Juan Carlos Cuéllar, un excombatiente del ELN que acaba de ser nombrado por nuestro Gobierno como gestor de paz. En esas dos ocasiones no fui consultado por el presidente Uribe”, le respondió Ceballos a la periodista María Isabel Rueda en EL Tiempo.
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En esa misma entrevista el ex alto comisionado soltó la bomba de su renuncia al cargo desde el 26 de mayo. Las reacciones no se hicieron esperar.
El Centro Democrático calificó de desleal a Ceballos y en un comunicado le reprochó lo siguiente: “no se renuncia por incomodidades cuando se tiene una alta responsabilidad en medio de la crisis que atraviesa el país. Insólito, además, que invoque gestiones del expresidente Álvaro Uribe Vélez, que conoce en detalle el presidente de la República Iván Duque”.
Por su parte Uribe le dedicó a Ceballos un mensaje conciliatorio en su cuenta de Twitter: “El dr Miguel Ceballos es una muy buena persona, qué le voy a contestar yo que tengo tantos enemigos malas personas!”.
Pero el purasangre uribista Ernesto Yamhure se sumó a las críticas en un artículo titulado ‘Verdades sobre las mentiras de Ceballos’, dio cuenta de lo sucedido en las dos reuniones con Uribe.
Según el escrito ambas tuvieron lugar en la casa del expresidente, para “oír la opinión personal del exmandatario sobre un proceso de paz con el ELN”. En la primera participaron el padre Francisco de Roux y Juan Carlos Cuéllar, miembro del ELN. En la segunda, en diciembre pasado, los interlocutores fueron el nuncio apostólico, Luis Mariano Montemayor y el padre Darío Echeverry. Al finalizar ambas reuniones, Uribe le notificó lo acontecido al presidente Duque.
De ida y vuelta
Ante la andanada de críticas, Ceballos contratacó. En varias entrevistas les dijo a varios miembros del Centro Democrático, como la senadora María Fernanda Cabal, que antes de criticar su trabajo “consagrado en las leyes” deberían mirar las conductas de Uribe.
“Lo que no es leal es acercarse al ELN sin comunicárselo a él [el comisionado]. Y tampoco es leal ni coherente que el Centro Democrático, a través de muchos de sus miembros, empiecen a criticar al comisionado por hacer su trabajo”, dijo en una entrevista con La W radio.
La controversia paró ahí, y muchos analistas la han interpretado como una muestra de la distancia entre el uribismo pura sangre y un duquismo que ha empezado a sacar las uñas.
Pero en el fondo hay un tema al que casi nadie le ha puesto atención: los incesantes esfuerzos de Álvaro Uribe Vélez por alcanzar la paz con el ELN. De hecho, desde el año pasado, antes de las revelaciones de Ceballos, ya circulaban especulaciones sobre su acercamiento con sectores de la guerrilla.
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En varias oportunidades, Uribe defendió en su Twitter la libertad de algunos miembros del ELN y los calificó como personas que trabajan por la paz. En junio de 2019 escribió: “Por qué a Felipe Torres y a Francisco Galán los quieren llevar a la cárcel, allí estuvieron 20 años y con sinceridad trabajan por la paz, por favor comparar con lo que pasa con otros!”.
Ocho meses se volvió a referir al mismo tema con dos trinos. En el primero escribió: “Ojalá liberen a Francisco Galán y a Juan Carlos Cuéllar, estuvieron en la cárcel más de 20 años, no hay proceso con el ELN pero estas personas son convencidas de la paz de verdad, no han sido beneficiarias de impunidad ni de elegibilidad política. No tienen que ver con el ELN actual”.
Y el segundo: “En el Gbno que presidí tanto Francisco Galán como Felipe Torres salieron de la cárcel a ser gestores de paz después de largo tiempo de reclusión. En nuestra oposición al plebiscito nunca negamos la paz sino impunidad total y elegibilidad política en casos de delitos atroces”.
El propio Pablo Beltrán confirmó los acercamientos en una entrevista con Caracol Radio el 12 de mayo:
“Uribe es el dueño del balón. Él sostuvo una reunión a fines de diciembre donde se estuvo hablando de posibles reinicios de esta mesa y lamento que haya perdido la memoria. Si revisa sus trinos a principios de enero, él dijo que se había reunido con jerarcas de la iglesia, él no puede decir que no sabe de estas cosas, él ha estado muy enterado. En unos de los viajes, en septiembre, dijeron que hasta él estaba dispuesto a asumir la negociación“.
¿Por qué el interés del expresidente en buscar un acercamiento con el ELN cuando su partido se ha opuesto más que nadie a esa posibilidad, luego de que la guerrilla perpetró el atentado contra la Escuela de Cadetes General Santander?
La respuesta hunde sus raíces en su primer gobierno y tiene que ver con una cierta cercanía que él y los líderes del ELN han construido desde esos tiempos. De hecho, una fuente cercana a los hechos ocurridos durante los dos periodos del expresidente le dijo a Diario Criterio que desde ese momento quedó establecido un diálogo continuo con Torres y Galán.
Una historia de larga data
Poco después de llegar a la presidencia en 2002, Uribe autorizó adelantar reuniones exploratorias en Cuba que se extendieron a finales del año sin mayores avances. Luego, en septiembre de 2003 el ELN secuestró a ocho extranjeros en la Sierra Nevada de Santa Marta. Una acción que resonó en los medios nacionales e internacionales y se convirtió en un reto a la naciente política de Seguridad Democrática y al Plan Patriota.
Ante la presión de los gobiernos de Reino Unido e Israel, el gobierno envió a la región más de 2.000 hombres del Ejército, la Policía y el Comando Jungla, que no pudieron dar con los secuestrados. Pasaron un par de semanas y nadie sabía con certeza quiénes eran los autores del plagio, hasta que el ELN se lo adjudicó.
Algo parecido había ocurrido en 1996. Cuando Uribe era gobernador de Antioquia se vio en medio de un extraño proceso de liberación de la ciudadana alemana Brigitte Schoene, esposa del presidente de la Basf en Colombia. En ese asunto participó como intermediario el doble agente Werner Mauss, quien resultaría tener mucha cercanía con el ELN. Uribe convirtió el caso en una batalla personal contra el ELN, que tenía una fuerte presencia en el oriente de ese departamento. Pero en algún momento, aún no identificado, pasó de la guerra a los diálogos.
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El 1 de octubre de 2003 Uribe envió al entonces alto comisionado de paz, Luis Carlos Restrepo, a entrevistarse en la cárcel con los miembros del ELN Francisco Galán y Felipe Torres, y ofrecerles la libertad si ayudaban a liberar a los extranjeros secuestrados.
Después, el arzobispo de Medellín, Alberto Giraldo y el sacerdote Darío Echeverry dialogaron también con ellos. En los encuentros el ELN denunció la grave situación humanitaria que atravesaba la Sierra Nevada y solicitó que el gobierno tomara cartas en el asunto.
Las conversaciones iban y venían. El 24 de noviembre el ELN liberó al español Asier Huegun y a la alemana Reinhilt Weigel como muestra de buena fe. A cambio, el gobierno armó una comisión para que estudiara la situación humanitaria. A finales de diciembre esa guerrilla liberó a los otros cinco secuestrados.
El ELN asumió el secuestro como un triunfo. Dairo Martínez, comandante del Frente de Guerra Norte del ELN dijo en una entrevista con la agencia Reuters:
“Para nosotros fue una de las mejores acciones políticas que hemos realizado en los últimos años (…) hemos podido comunicarnos con mucha gente y mucha gente se ha dado cuenta de los graves problemas que ocurren en la Sierra Nevada de Santa Marta. Si no hubiese sido de esa manera, esa situación no se conoce“.
Pero además de lograr que el país pusiera los ojos sobre la Sierra Nevada de Santa Marta, irónicamente el ELN logró reactivar la posibilidad de una mesa de conversaciones con el gobierno.
“Aunque parezca increíble, desde ese momento comenzó a fraguarse una cierta cercanía entre Uribe con Galán y Torres. Y note que los protagonistas de los recientes acercamientos del expresidente con el ELN son casi los mismos que participaron en la liberación de los secuestrados de 2003”, le dijo a Diario Criterio una persona que participó en esos acercamientos.
Coqueteos internacionales
Desde ese año hubo comunicación entre el gobierno de Uribe y el ELN. En un primer impulso el gobierno mexicano de Vicente Fox prestó sus buenos oficios para alcanzar algún acuerdo con el ELN. Esa gestión duró tan solo entre 2004 y 2005.
Luego, entre 2005 y 2007 vinieron ocho rondas de conversaciones en Cuba y Venezuela entre el gobierno y varios representantes del ELN entre quienes estaba Francisco Galán, liberado por Uribe para ese propósito. En la cuarta ronda (octubre de 2006) estructuraron un acuerdo base para comenzar una mesa formal de diálogos que al final no se concretó, pese a que el gobierno estuvo a punto de firmar. En 2008 los acercamientos entraron en un limbo.
Un defensor de derechos humanos que participó en el estudio sobre la situación en la Sierra Nevada contó cómo Uribe supervisó directamente los contactos para liberar a los secuestrados, la escogencia de la comisión y la aplicación de las recomendaciones. “Uribe, en realidad sí estaba interesado en alcanzar una negociación con el ELN y eso se vio en la manera como asumió el asunto de los secuestrados. Creo que desde ese momento a él se le convirtió una obsesión ser el artífice de la paz con el ELN”.
Lo interesante de esta historia es que Uribe aún mantiene cierta cercanía con sus protagonistas. Por eso no son tan extrañas como parecen las reuniones recientes ni los trinos que publicó a favor de Torres y Galán.
La fuente que participó en los acercamientos con el ELN durante 2003 y 2008 y otra persona cercana a la guerrilla coinciden en que la mayoría de los miembros de Comando Central (COCE) no tendrían problemas en que Uribe participara en las negociaciones. Es más, “parte de la dirigencia del ELN está consciente que, para llegar a un exitoso acuerdo de paz, es necesario contar con la participación del expresidente”, dijo otra fuente cercana al ELN.
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