‘Utopía’: un diálogo intergeneracional sobre ideologías, militancia y sueños de cambio

Hablamos con Laura Gómez Hincapié sobre ‘Utopía’, un documental en el que reflexiona acerca de la herencia ideológica, política y afectiva que le ha dejado su padre, un militante comunista, sobreviviente del exterminio de la UP, mientras intenta entender sus propias luchas y las de su generación.

En una de las escenas centrales de Utopía, el documental de Laura Gómez Hincapié que se estrenó el pasado 24 de mayo y que se presenta por estos días en algunas salas de cines del país, la directora -una mujer en entre los 20 y los 30- se sienta frente a sus padres, dos militantes comunistas y sobrevivientes del exterminio de la UP, para discutir acerca del estallido social en el que los jóvenes colombianos, cansados de la falta de oportunidades y de un sistema en el que no encuentran futuro, se tomaron las calles del país en varios episodios, repartidos entre 2019 y 2021.

Su papá, Fernando Gómez, el protagonista del documental, a pesar de ser un revolucionario convencido, cree que las protestas no tienen futuro porque los jóvenes de esta generación no están comprometidos políticamente, no militan en ninguna organización y ni siquiera se preocupan por formarse ideológicamente o por leer a revolucionarios como Marx. “Son indiferentes a lo que pasa en el país y en el mundo”, “hablan de todo, menos de política”, dice frente a las cámara que sostiene su hija, en la mesa del comedor de su casa, en las afueras de Pereira.

Laura, quien (en el momento en el que transcurre la escena) está filmando el documental para, entre otras cosas, entender cómo ha influido en ella esa herencia ideológica y política que ha recibido de su papá, le replica que el hecho de que no militen en partidos como el comunista o de que no sigan una ideología específica no implica que no exista un compromiso o una búsqueda por el cambio, por una especie de revolución.

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Y aunque la mamá está de acuerdo y pone como ejemplo a los muchachos o muchachas que están en movimientos estudiantiles, ambientalistas, de defensa de los derechos LGBTI o en organizaciones de comunidades afro, el papá no cede: esta generación no está comprometida con el cambio, es una generación muy cómoda.

“Todas las épocas están llenas de incertidumbres y contradicciones, los tiempos son confusos y la historia y el pensamiento no son estáticos”, reflexiona Laura, por medio de una voz en off, una escena después. “Tal vez su militancia (la de su papá) no existe más como un espacio de limites claros y certezas. Prefiero pensar que se está reinventado o que se ha expandido, haciéndonos asumir sus contradicciones.”

Luego continúa con su línea de pensamiento: “sostener un paro durante meses en las ciudades, no leer a Marx, resistir desde el arte, no militar en ningún partido, pedir inclusión y disputarse el sentido de la identidad, del lenguaje, del género y de la tierra… son las formas confusas de un reclamo que nunca habíamos gritado con tanta fuerza. No sé hasta donde llegue mi generación en un proceso real de cambio, lo intentamos transitar mientras tratamos de darle un orden a las ideas y a la rabia que nos moviliza”.

Utopía, de hecho, es un intento de la directora por encontrar las respuestas a esas preguntas, a sus propias utopías y luchas, a su voz, a partir de una mirada íntima a las utopías, las luchas y a la voz de su papá. Un diálogo intergeneracional que pone en el centro la pregunta por las creencias, los sueños, el compromiso político y las herencias (en este caso ideológicas) que se reciben de los padres y lo que se hace con ellas.

Puede ver el tráiler de Utopía aquí:

Un diálogo que, además, está mediado por el hecho de que Fernando está empezando a perder la memoria y sus recuerdos ya se desvanecen. Una carta de amor al padre en la que, a pesar de que se cuestionan las contradicciones de su militancia (de toda militancia), también se le hace un homenaje a él y a toda una generación de personas que en los años 60, 70 y 80 se comprometieron políticamente con una utopía y, en muchos casos, dieron su vida (o en el caso de Fernando y su esposa, su tranquilidad) solo por el hecho de pensar diferente.

Criterio habló con Laura Gómez Hincapié sobre su película y las luchas políticas del pasado y del presente.

Diario Criterio: ¿Qué la motivó a reflexionar, por medio de un documental, sobre la herencia ideológica que le dejó su padre y sobre cómo esta influye en su propia identidad política?

Laura Gómez Hincapié: El documental parte de mi propia experiencia fuera del país. Yo viví en Argentina casi siete años y con la distancia pude comprender un montón de ideas y de conceptos sobre la memoria y la importancia de la memoria colectiva y social en medio de un conflicto. Eso me llevó a reconectarme con mi pasado y a valorar mi propio proceso de crecimiento en un hogar de militantes de izquierda, porque cuando uno está ahí metido, a veces no puede comprender su importancia en toda su totalidad.

Luego volví al país, en plena época del plebiscito, y empecé a ver cómo esto dialogaba con el contexto colombiano, porque había cierta euforia colectiva y social, había como una suerte de relevo generacional; la gente más joven estaba muy ilusionada con el proceso de paz y con la posibilidad de un cambio. Vi que en esa generación las luchas se habían ido expandiendo en relación a las luchas de la generación de mis padres, y eso me empezó a generar muchas preguntas. Además, en ese momento empezábamos a transitar, dentro de mi familia, el proceso de la pérdida de memoria de de mi padre. Entonces como que todo eso se fue tejiendo: la memoria más personal y más íntima con la memoria más colectiva y con todo ese relevo generacional que yo veía.

Diario Criterio: Si bien el documental habla de política, de militancia y de utopías, también está muy centrado en la vida cotidiana de su papá: en sus idas el médico, en sus almuerzos, sus horas haciendo ejercicio o llenando crucigramas, su interacción con la familia, ¿por qué la intención de mostrar esa faceta?

Laura Gómez Hincapié: La película termina siendo el producto de su propio proceso de realización que, por la pandemia, se terminó dando casi todo el tiempo dentro de la casa en esos meses de confinamiento del 2020. La primera parte del rodaje, de hecho, terminé rodándola casi que yo sola. Al inicio había unos dispositivos de entrevista donde dialogábamos un montón, pero yo sentía que no dejaban de ser unos formatos un poco fríos y que lo realmente importante estaba en ese gesto de ternura que hay en esa relación con mi papá, una relación que por momentos es un poco conflictiva, como casi todas las relaciones entre padres e hijos, y en esa cotidianidad en donde podía ir descubriendo otros matices y otras capas más relacionadas con la estructura familiar, el rol de las mujeres en las familias de ese tipo de hombres revolucionarios (y en ese caso estaba la figura de mi mamá) o los simbolismos que hay presentes en ese espacio, objetos que se vuelven casi museísticos.

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Diario Criterio: Hay también un amplio trabajo de archivo (con fotografías y videos)…

Laura Gómez Hincapié: Es que no tenía, por las condiciones de ese momento, muchas herramientas para poder salir a la calle. Y cuando digo “la calle” no me refiero a la calle de forma literal sino a la posibilidad de hablar de algo más colectivo. Por eso me valía de los diálogos con él y de las imágenes de archivo para ir tejiendo esa conversación entre la historia privada y la historia colectiva, o la Historia con h mayúscula. Así como hay una frase que dice que en el feminismo lo personal también es político, en este caso también creo que se puede hacer esa búsqueda por entender cómo la herencia de esas ideologías nos ha marcado desde algo tan simple como la cotidianidad misma.

Diario Criterio: En una parte del documental usted habla de cómo sus abuelos maternos decidieron no ir al matrimonio de sus papás y dice que a partir de ese momento empezó a pensar sobre qué implicaba para usted el ser hija de dos comunistas, ¿esa etiqueta la afectó en su vida cotidiana o en su vida social de alguna manera?

Laura Gómez Hincapié: Para mí fue algo natural hasta que empecé a darme cuenta de que no era tan común ni tan bien visto en el contexto familiar o social. Recuerdo que en la adolescencia empecé a tener algunos problemas con los papás de una amiga; le decían que no se juntara conmigo. Ahí fue cuando noté que eso que para mí era supremamente natural, generaba un rechazo social y tenía una carga llena de estigmas, sobre todo creciendo en una región (el eje cafetero) y en una familia extensa que viene de una tradición religiosa y conservadora. Y chocaba porque no solo era el padre comunista, sino que también yo, la hija, crecí de alguna manera creyendo y naturalizando esos discursos y esa idea de revolución.

Diario Criterio: Una de las partes más interesantes del documental es cuando discuten con su papá sobre las diferencias ideológicas y de militancia entre su generación y la de él. ¿Cómo ve hoy la militancia de izquierda comunista de sus papás en los años 60, 70 y 80 con respecto a la de los jóvenes del estallido social?

Laura Gómez Hincapié: Claramente existen unas distancias frente a, por ejemplo, las demandas de cada generación. La lucha o las agendas se han expandido un poco, permitiéndonos a nosotros dialogar de otros temas que antes, en la generación de mi papá, no se discutían, como la disputa sobre el género o la identidad, los mismos feminismos y el papel de las mujeres, etc. Creo que ellos tiene un cierto dogmatismo al hablar frente a la lucha de clases que, aunque no es un tema que haya perdido validez, sí se han quedado muy enclaustrados en unas formas de lucha que, en muchos sentidos, son muy machistas y muy jerárquicas, y no han querido ver las transformaciones ni transformar sus miradas frente al mundo actual.

Mi padre también tiene esta idea de que la militancia debe ser partidista y de que los activismos y las otras formas de participación más horizontales no son una militancia. Yo soy muy crítica con respecto a eso, sobre todo con mi padre, porque mi madre está un poco más presente en estas luchas actuales y se conmovió mucho más con lo que pasó en los estallidos sociales.

Laura Gómez Hincapié, directora de Utopia
Laura Gómez Hincapié, directora de Utopía

Diario Criterio: La figura de su mamá, de hecho, es fundamental para entender la de su papá. ¿Cómo ve sus propias luchas políticas y su militancia de hoy ya no respecto a su papá sino a su mamá?

Laura Gómez Hincapié: Con ella también ha habido un proceso muy bonito de reconocernos en la distancia que genera el haber crecido siendo madre e hija, una relación en donde también hay un montón de pugnas y de juegos de poder, como en cualquier familia. A mí me parece muy valiosa la función de ella no solo como una madre, sino como un sujeto político muy activo que, desde mucho tiempo atrás, criticó las estructuras patriarcales en los movimientos y las organizaciones de izquierda a las que perteneció, porque tenían unas lógicas en las que el lugar que le daban a la mujer era el de sostener el hogar mientras los hombres hacían la revolución.

Yo siento que ambas tenemos eso en común, así como la creencia de que hay unos derechos que la sociedad ha ido ganando gracias a los reclamos del feminismo y de las diversidades sexuales. Ella sí ha asumido las transformaciones que mi padre no. De hecho, ella terminó teniendo un rol muy importante en esta etapa de promoción de la película y está acompañándonos en los conversatorios para poder seguir con algunos diálogos que la película enuncia, pero que no termina de desarrollar.

Diario Criterio: A pesar de que en el documental usted cuestiona algunas de las posturas y contradicciones de la lucha de su papá, creo que al final termina siendo una especie de homenaje a él y a toda una generación de personas que dieron su vida o su tranquilidad por defender unas ideas diferentes a las convencionales…

Laura Gómez Hincapié: Sí. Fueron personas perseguidas, estigmatizadas, asesinadas y hacen parte de una memoria histórica muy dolorosa y muy incómoda, y la intención era reconocer el lugar que tuvieron en esa historia colectiva. Además porque yo creo que la función de estos ejercicios de memoria no tiene tanto que ver con el pasado, sino con una pregunta por el presente y lo pendiente, que al final es la justicia.

También siento que el documental, de alguna forma, es un homenaje a la vida misma. El hecho de que yo pueda hacerlo con mi papá vivo genera un diálogo con un sobreviviente y no con un fantasma, que es lo que ocurre con las películas o documentales, también muy valiosos, que han hecho muchos hijos e hijas de personas asesinadas o desaparecidas durante el exterminio de la Unión Patriótica o de otros grupos. El hecho de hacer esto con alguien que sigue vivo y que vivió todo el proceso de envejecimiento de sus ideas me parecía muy interesante.

Diario Criterio: Aunque este es un documental sobre una historia muy familiar, privada y cotidiana, no resuena mucho con la historia política del país y su realidad actual. ¿Qué le ha enseñado la historia de su papá y sus propias reflexiones al respecto sobre la realidad actual del país?

Laura Gómez Hincapié: Lo que está pasando ahora es producto de ese relevo generacional del que hablaba. El cambio de poder que se dio en Colombia es fruto de todas las luchas que se han dado en el país, desde la generación de mi padre hasta las de mi generación. Y, por su puesto, este es un proceso lleno de muchas contradicciones, de matices y posiblemente también de desilusiones, pero creo que al final representa la posibilidad de madurar un poco como sociedad y de darle un espacio y poder al que piensa diferente y al que tiene otras ideas.

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Diario Criterio: “Todas las épocas están llenas de incertidumbres y contradicciones, los tiempos son confusos, y la historia y el pensamiento no son estáticos”, dice usted en el documental. ¿Cómo ve las luchas políticas de esta generación de jóvenes de la que usted hace parte y cuáles cree que son sus utopías y sus contradicciones?

Laura Gómez Hincapié: A mí me cuesta mucho tener una respuesta sobre el presente, porque siento que estamos atravesando un montón de procesos de cambio muy mediados por muchos estímulos externos como la misma tecnología o las redes, espacios en los que a veces cuesta concentrar la energía y sacar pensamientos claros. Lo que sí siento es que hay unas rabias que se han ido condensando en la juventud de toda América Latina, no solo de Colombia, y que está es una generación que se ha sentido sin futuro, a la que se le ha negado la posibilidad de soñar con algo diferente a lo que hemos vivido durante 60 años.

Nosotros hemos crecido en medio de una narrativa de guerra, de conflicto, de que nada funciona bien y por eso mismo no creemos en el juego político, entendido como la dinámica electoral. Además nos cansamos de que existan dos opciones en todo: desde la política, con derecha o izquierda, hasta el género, con hombre o mujer. Nos estamos empezando a cuestionar, reimaginar o resignificar muchas cosas, y mi temor es que quizás nos falta encausar mejor esas ideas y saber bien hacia dónde vamos. Es un momento muy confuso y no sabemos bien qué espera el mundo de nosotros y qué queremos hacer nosotros en el mundo.

Este sábado 27 de mayo, a las 7:00 p.m., habrá una función especial de Utopía en la Cinemateca de Bogotá, con la presencia de la directora Laura Gómez Hincapié, su madre Ruby Hincapié, Manuela Gaviria  y Pedro Adrián Zuluaga. 

3 Comentarios

  1. Muy interesante el tema de este documental “Utopia” porque muestra los conceptos y pensamientos de dos generaciones sobre militancia :como entenderla y enfrentarla y los temores de los jovenes a “que espera el mundo de ellos” y como va a ser su futuro en medio de este conflicto
    Buena entrevista

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