El viche (biche), una bebida del Pacífico atacada por los ‘cachacos’

Si no existiera la Ley 2158 de 2021, por medio de la cual se protege, se promueve el consumo y se impulsa el viche (o biche) como bebida ancestral del Pacífico colombiano, como también, entre otras, la sentencia C-480 de 2019 que, en uno de sus apartes, señala: “Los estudios que obran como fundamento de la decisión dan cuenta de que los pueblos afrodescendientes tienen bebidas alcohólicas que hacen parte de su identidad cultural, su autonomía, su medicina tradicional y de sus costumbres, en una situación similar a la que tienen las comunidades indígenas”, se podría justificar —mínimamente— la acción arbitraria que la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá adelantó en diferentes restaurantes de la ciudad para decomisar las botellas de viche en exclusivos restaurantes, argumentando contrabando e incumplimiento de normas sanitarias.

¡Hágame el bendito favor! ¿En qué país estamos? ¿No hay en Bogotá una alcaldesa que se llama Claudia López —que lo ha hecho bien, dicho sea de paso—, y es una valiente enfrentando la delincuencia y al presidente que la quiere desconocer, pero ahora empaña su buena labor con esta acción atentatoria contra el patrimonio colombiano?

Puede leer: El viche, la bebida perseguida y menospreciada que ya es patrimonio de la Nación

Esta medida ilegal e ilegítima llevó a que la asociación colombiana de la industria gastronómica (ACODRES) se pronunciara y la rechazara en nombre de los restaurantes y la comunidad en general, que ha sido afectada con esta decisión.

De igual modo, la chef Leo Espinosa, en sus redes sociales, dejó claro su justificado malestar, toda vez que se trata de una bebida que posibilita maridajes excepcionales y mezclas en coctelería que han venido tomando fuerza en el sector gastronómico de Colombia, y que pueden convertirse en una marca país.

Es decir, esa arbitrariedad traerá consecuencias jurídicas negativas contra la Alcaldía de Bogotá, donde quién sabe a qué ‘cachaco’ se le ocurrió la idea de ir a decomisar bebidas del Pacífico que tienen protección legal y jurisprudencial.

Lamentablemente, los gobernantes del Pacífico colombiano no han salido férreamente a pronunciarse al respecto. La única que lo hizo, de manera enfática, fue la gobernadora del Valle del Cauca, Clara Luz Roldán.

Lea, de Leonardo Medina:
🔗Claudia López y Juan Guillermo Zuluaga, dos perfiles presidenciales

🔗Peajes, un pago que se pierde en quién sabe qué bolsillo

Es un atropello a todo ese saber del Pacífico, a una cultura, a una cosmogonía, al pluralismo étnico y multicultural, a una tradición que ha encontrado un cauce, un sustento económico en las bebidas tradicionales y que, bien conservadas —como seguramente lo tienen los exclusivos restaurantes donde hicieron los hallazgos—, no hace ningún tipo de daño a la salud humana.

Basta observar en el festival Petronio Álvarez cómo se disfruta el viche.

El efecto de esa bebida va cogiendo fuerza en el cuerpo y va llevando, con el sabor del currula’o, a una evocación del Mar al que Helcías Martán Góngora y Medardo Arias-Satizábal cantaron en sus poemas; a buscar y contemplar la cadencia del cuerpo femenino, y a escuchar la oralidad y la poesía del Pacífico que Óscar Seidel y William Vega han narrado con maestría en sus novelas.

De tal modo que, decomisar y destruir una botella de viche no es solo eso, es romper un saber, es dañar una tradición, es afectar un patrimonio.

Siga con: ¿‘Voto finish’ por la Alcaldía de Cartago?

0 Comentarios

Deja un comentario

Diario Criterio