Viva Air y la ‘mala leche’ que rodea su crisis

En la compleja suspensión de operaciones de Viva Air, que tiene a miles de pasajeros en tierra y muchos más en ascuas, no todo es blanco y negro. ¿Por qué?

Foto de portada: cortesía de Jesús Avilés.

Chantaje, extorsión, presión, manipulación son algunos de los calificativos que estallaron en redes sociales para referirse a la decisión de Viva Air de suspender sus operaciones aéreas luego de que le frenaran el proceso de integración empresarial que pretende hacer con Avianca. Aunque en el horizonte también hay otros interesados.

Si bien el problema de fondo de todo el escándalo es legal y difícil de digerir para el ciudadano de a pie, al final los más afectados y con pocas respuestas son el millón de usuarios que tienen comprados tiquetes de esta aerolínea de bajo costo que ya completa diez años en el mercado colombiano y genera cerca de 5.000 empleos, entre directos e indirectos.

Y en medio de la marea de indignaciones y señalamientos, se perdió de vista el origen de un asunto que, además de tener muchos ceros a la derecha, definiría el rumbo de la aviación comercial en el país.

El problema ha sido tan complejo y espinoso que, la única salida sensata que vieron desde Viva Air, fue acelerar la crisis que ya estaba anunciada, para presionar la autorización de su fusión con Avianca, volver el tema mediático y apuntarle a un solo responsable: la Aeronáutica Civil (Aerocivil).

De lo anterior no queda la menor duda, no solo por los comunicados emitidos por Viva Air en los que tiran todo el agua sucia a la Aerocivil por el fracaso de la integración con Avianca, sino porque descarga en esa entidad oficial la obligación de responderles a los viajeros nacionales e internacionales, varados en los aeropuertos del país, tras la suspensión de operaciones.

“Para aquellos pasajeros afectados por nuestra suspensión de operaciones, los invitamos a ingresar a www.vivaair.com para obtener más información; o si lo desean, pueden esperar instrucciones por parte de la Aeronáutica Civil, quien ha declarado públicamente que pondrá en marcha planes para ayudar a los pasajeros afectados”, dice uno de los comunicados de Viva Air.

Desde la Aerocivil tampoco se quedaron con las manos cruzadas y en un lenguaje más diplomático, le recordaron a Viva Air su obligación de responderles a los usuarios por los contratos vigentes, so pena de someterse a las respectivas investigaciones y sanciones.

“Requerimos en forma inmediata a la aerolínea Viva, para que en todo caso garantice los derechos de los usuarios, implementando las acciones previstas en la normatividad vigente en materia de cumplimiento de contratos de transporte, información a los usuarios y demás derechos que se derivan de este”, dice el comunicado de la Aerocivil.

En medio de ese tire y afloje se encuentran el millón de viajeros que, en las últimas semanas, compraron tiquetes en una de las aerolíneas de bajo costo más usadas en Colombia.

El problema ha tenido tanto impacto, que hasta el propio presidente Gustavo Petro debió referirse a la situación con Viva Air y solicitarle a la Aerocivil desplegar un plan de choque con otras aerolíneas para atender a los viajeros afectados.

Y entre las soluciones al problema que se barajan, está la posibilidad de tomar posesión de Viva Air, cambiar a sus administradores y tratar de mantenerla a flote mientras se concreta un rescate económico.

Lo malo de esa idea es que reviviría el fantasma intervencionista del gobierno Petro, lo que sería un banquete para la oposición que tanto lo atacó como un presidente despojador.

¿’Mala leche’ de Viva Air?

Viva Air Avianca
Foto: @VivaAirCol.

Quienes defienden el actuar de la Aerocivil lo hacen basados en un hecho indiscutible: todo el proceso de integración entre Avianca y Viva Air arrancó durante el gobierno del entonces presidente Iván Duque, pero le dejaron el ‘chicharrón’ a Gustavo Petro.

Prueba de lo anterior es que la solicitud de integración y con mensaje de urgencia ante la Aerocivil, se hizo pública por Avianca el 8 de agosto de 2022, es decir, al día siguiente de posesionarse el presidente Gustavo Petro.

“Hoy, y ante la información disponible en el mercado sobre la delicada situación financiera que atraviesa Viva, esta compañía y Avianca solicitaron ante la Aeronáutica Civil de Colombia autorización para integrarse, con el objetivo de viabilizar la permanencia de la aerolínea low-cost en beneficio de los pasajeros, la conectividad en Colombia y Perú, así como para salvaguardar empleos que directa e indirectamente dependen de Viva”, dice el comunicado de Avianca.

El argumento de Avianca y Viva Air para solicitar la integración de urgencia se basa en la figura “excepción de empresa en crisis”, que les da prioridad a esos requerimientos

Lo cuestionable de esa explicación es que no coincide con la realidad temporal de la crisis, ya que nadie entiende cómo una aerolínea pasó de la noche a la mañana a convertirse en una compañía a punto de la quiebra y pese a ello vendió casi un millón de tiquetes a sus usuarios, para luego suspender operaciones. Ahí surge el calificativo de ‘mala leche’.

Eso es precisamente lo que cuestionan los críticos del proceso, para catalogar como un chantaje la decisión del cese de operaciones aéreas por parte de Viva Air. ¿La razón?

Cuatro meses antes de que Avianca solicitara a la Aerocivil la integración de urgencia con Viva Air, la primera había comprado el cien por ciento de los derechos económicos de esa aerolínea, para conformar un mismo grupo empresarial.

De ahí que pocos entienden que una empresa como Avianca adquiera a una aerolínea de bajo costo, sin advertir el hueco fiscal que recibiría de manera inminente. La otra suspicacia del proceso es que la crisis estalló justo cuando hubo cambio de gobierno y no antes.

Aunque Avianca y Viva Air argumentan que la crisis fue producto de los altos precios del petróleo, la inflación y el dólar, nada de ello explica que esos resultados negativos en los balances de la aerolínea solo se advirtieran a partir de agosto, cuando se posesionó el presidente Gustavo Petro.

“Es importante señalar que son las condiciones del mercado (precio del combustible de avión, inflación y valorización del dólar) las que han obligado a que esta solicitud ante la Aerocivil se acelere y se vuelva de máxima urgencia, pues, en el primer trimestre del año, cuando se negoció la operación entre los accionistas de Avianca y Viva, la situación financiera de la low-cost era distinta y Viva estimaba que contaba con las finanzas necesarias para competir con normalidad”, explicó Avianca a través de un comunicado.

Freno de mano para Viva Air

El golpe fulminante al proceso de integración empresarial entre Avianca y Viva Air ocurrió el 4 de noviembre de 2022 cuando la Aerocivil tumbó todo el proceso, para reiniciarlo bajo la ley 1340 de competencia.

En términos simples, lo que hizo la Aerocivil, a través de la Dirección de Transporte Aéreo, fue escuhar los reclamos y advertencias de terceros interesados, en el sentido de que esa integración significaría un monopolio empresarial, ya que entre Avianca y Viva Air controlarían casi el 50 por ciento del mercado de pasajeros.

La nuez del inconformismo de Avianca y Vivia Air en el proceso de integración radica en ese detalle llamado ‘terceros interesados’.

Resulta que para este caso los terceros interesados son las otras aerolíneas como Latam, Wingo, Ultra Air, Satena, Lufthansa, Air Europa, JetSmart, EasyFly y Aerolíneas Argentinas, que podrían opinar, preguntar y cuestionar sobre los detalles de esa integración y que afectarían la libre competencia. Incluso, varias de ellas quieren pujar por la integración con Viva Air.

La propia Aerocivil dijo en un comunicado que, con el reinicio del proceso, “se abrió a las intervinientes la opción de pronunciarse sobre los argumentos de terceros, así como la oportunidad de presentar condicionamientos o remedios que pudieran permitir la integración sin afectar la libre competencia, velando siempre por el interés del mercado y en especial el de los pasajeros”.

Eso, en términos sencillos, quiere decir que los dueños de empresas consideradas competencia de Avianca y Viva Air pueden opinar sobre la integración, controvertir, indagar y, en consecuencia, demorar aun más el proceso. Y tiempo es justamente lo que Viva Air alega no tener, debido a su difícil situación económica.

¿Maniobras mañosas?

La otra ‘perla’ que le salió a este novelón entre Avianca y Viva Air corrió por cuenta de una investigación que la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) les abrió porque habrían arrancado el proceso de integración empresarial sin la previa autorización de la Aerocivil.

Lo que se descubrió, según el pliego de cargos formulados por la SIC, es que tanto Avianca como Viva Air desplegaron maniobras societarias para ocultar la puesta en marcha del proceso de integración, sin el visto bueno de las autoridades competentes.

Esa conducta podría desencadenar en millonarias sanciones que irían desde los 100.000 salarios mínimos legales mensuales o por el 20 por ciento de sus ingresos operacionales o del patrimonio.

En su momento, voceros de Avianca alegaron que la compra de los derechos económicos de Viva Air no constituyen el control y manejo administrativo de la aerolínea y, en tal sentido, los cargos formulados por la SIC carecen de fundamentos, tanto de forma como de fondo.

Pero resulta que, tras el acuerdo de Avianca con Gol en mayo de 2022, también se anunció la creación del Grupo Abra, el cual sería uno de los líderes en transporte aéreo en América Latina y agruparía las inversiones hechas en los derechos económicos de Viva y un crédito convertible en una posición minoritaria en Sky Airline.

Es decir, el propósito de todas esas maniobras y operaciones financieras que se fraguaron desde Reino Unido a través de una sociedad llamada Castlesouth, tenían como único propósito consolidar un nuevo actor en el mercado aéreo de pasajeros, no solo para Colombia, sino América Latina.

Aún con el complejo panorama que vive la aviación en el mundo por cuenta del alza del combustible, así como la inflación histórica en la región, Avianca tiene una posición financiera sólida, evidente en los recientes anuncios, que le permitiría conseguir sinergias y aprovechar economías de escala con Viva, proveer apoyo financiero y participar en su gestión”, dijo Adrian Neuhauser, Presidente y CEO de Avianca, a través de un comunicado.

Todo lo anterior explica por qué, ante la crisis ocasionada con el cese de operaciones de Viva Air, tanto esa aerolínea como Avianca insisten en que la única salida es permitir la integración empresarial de ambas compañías, descartando de tajo cualquier otra alternativa diferente.

Por esa razón, tanto el Gobierno como otras voces independientes no dudan en calificar que la crisis actual de Viva Air es un mecanismo de presión, chantaje o extorsión.

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