¿Vivir para trabajar y trabajar para consumir?

Nuestra cultura nos ha llevado por una realidad de la cual nadie se escapa: la de vivir para trabajar y trabajar para consumir. Y así transcurren nuestros días de trabajo: esperando la quincena para salir a comprar compulsivamente con la esperanza de hallar felicidad.

Y es que, si prestamos atención a nuestros principios naturales, salir a comprar no es precisamente el objetivo de nuestra creación como seres humanos, o, por lo menos, ¡me reúso a ello!

Se ha ‘oficializado’ el hecho de que trabajar todo el día —o la noche— para producir de manera significativa, y ganar una alta capacidad de compra, dignifica al ser humano. Esta supuesta dignidad se considera lograda trabajando por un sustento básico, pero, también, para la adquisición de bienes y servicios innecesarios, producto del deseo y la ostentación.

Aquí, el origen de enfermedades como el estrés y las derivadas del trabajo son pan de cada día, y estas mismas patologías las resolvemos con medicamentos antidepresivos y demás terapias que resuelven la superficie, pero no la profundidad.

Y esa es la dinámica social establecida en los últimos decenios: dejarnos la vida educándonos (si es posible) para buscar un buen trabajo que te ofrezca esa ‘altura’ de poder y dinero esperados, según las expectativas individuales. Se convierte, finalmente, en un estilo de vida donde la apariencia, la búsqueda de poder y dinero nos invade y nos hace creer que, en efecto, así es la vida, y que tenemos que continuarla.

Todo se encuentra diseñado perfectamente para que comprar artículos sea el objeto y fin de nuestras vidas.

Recomiendo aquí la lectura del libro La era del vacío del autor Guilles Lipovetsky.

Entonces, querido trabajador, tenemos dos posibilidades: seguir conforme a lo dictado por nuestra cultura, esto es vivir para trabajar y trabajar para consumir, o vivir de manera crítica, conforme a nuestra naturaleza, reflexionando acerca de las normas del buen vivir, y ponerse en marcha en este propósito.

La primera opción, la fácil, sería continuar creyendo que somos felices y libres, dejándonos la vida trabajando para establecernos un estatus social y aparentando no ser pobres (tal como lo indica el escritor polaco Zigmunt Bauman).

La segunda opción, la de difícil ejecución, es hacer un alto en el camino, observar como los humanos nos ‘esclavizamos’ en nuestro trabajo y decidir, con fortaleza, salirnos de allí, de esa jaula de supuesta felicidad y vivir conforme a nuestra naturaleza, esto es, trabajando para nuestro perfeccionamiento como humanos.

Pues de eso precisamente se trata el trabajo, de perfeccionarnos con nuestras acciones laborales. Si seguimos este sendero, el difícil, pero transformador, entenderemos que la vida es más sencilla.

Que disfrutar de la familia, de los amigos, de las cosas sencillas da más tributos; y que trabajar por el placer de perfeccionarme en mi humanidad puede aproximar a lo que puede ser la felicidad.

Entonces, no esperes a que tengas una situación calamitosa que divida tu historia en dos y te haga recapacitar.

Comienza ahora mismo a observar tu mundo alrededor. Date el gusto de escribir perfectamente un correo electrónico, de embelesarte con una conversación amistosa, de ganar la batalla al guardar tu celular durante esa reunión y disfruta del olor a la naranja del árbol de tu ventana y del sol de la mañana.

También, guíate por autores como Séneca, en su libro Las cartas a Lucilio, para que, con sus consejos, pongas en marcha la decisión de comenzar a vivir usando nuestro trabajo como un sitio de práctica para ese perfeccionamiento y, adicionalmente, recibirás una paga por ello. Así que, adelante…

¡Comienza ya!

*Diego Fernando Hurtado Guzmán es médico de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín), especialista en gerencia de salud ocupacional y magíster en bioética de la Universidad CES (Medellín); así como expositor a nivel nacional e internacional sobre el trabajo y las humanidades. También se desempeña como docente de cátedra en varias universidades del país. Ha sido premiado con dos galardones internacionales, la Medalla de Oro Mérito Profesional, con distintivo internacional de España; y el Premio Profesor Dr. D. Rafael Ruiz Calatrava, por la Comisión de Honores y Distinciones y Recompensas de España, en 2022. Creador del blog 'El arte de trabajar feliz'.
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