Los fantasmas del pasado
Una mirada a ‘Volver la vista atrás’, el libro de Juan Gabriel Vásquez, sobre la vida de Sergio Cabrera.
Volver la vista atrás es el último libro de Juan Gabriel Vásquez. Digo libro porque uno no tiene muy claro si se trata de una novela, de un reportaje, de una biografía novelada o de un cruce entre estos géneros y otros más. En una nota que aparece al final del libro, el propio Vásquez presenta esta definición: “Volver la vista atrás es una obra de ficción, pero en ella no hay episodios imaginarios”.
Y lo explica un poco más adelante: “El acto de la ficción ha consistido en extraer la figura de esta novela del gigantesco pedazo de montaña que es la experiencia de Sergio Cabrera y su familia”.
La historia se basa, en efecto, en la vida de Sergio Cabrera, el director de películas clave en la historia del cine colombiano como La estrategia del caracol, Técnicas de duelo, Golpe de estadio y otras grandes y muy recordadas producciones de televisión. Pero el libro no es un recuento de sus logros como director sino de su infancia y juventud, que fueron toda una aventura.
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Como señaló Vásquez, para contar la vida de Sergio Cabrera era indispensable dedicarle varias páginas a las peripecias y convicciones de Fausto Cabrera, su padre, así como de su madre Luz Elena y su hermana Marianella, todos ellos compañeros de una ruta signada por las decisiones que tomó Fausto Cabrera, quien huyó de España durante la guerra civil, llegó a República Dominicana y de allí pasó a Colombia, donde desarrolló su oficio de actor y declamador.
Se vinculó de la izquierda colombiana y esto le permitió recibir una invitación del gobierno chino para que dictara clases de castellano en el Instituto de Lenguas Extranjeras Pekín, a donde se trasladó con su familia en 1960, cuando Sergio tenía 10 años de edad.
El libro se centra, ante todo, en la experiencia de los Cabrera en China, y en particular de Sergio y Marianella, quienes se quedaron en China solos cuando sus padres decidieron regresar a Colombia.
A través de las miradas de los hermanos Vásquez logra hacer una semblanza de la vida en China en tiempos de Mao, la llegada de la revolución cultural de 1967 y, a su regreso a Colombia en 1969, su vinculación al Ejército Popular de Liberación, del que se desvincula, desencantado, al ser testigo de crueldades gratuitas, intereses personales de los comandantes de la guerrilla.
Esta historia de la juventud de Sergio y su hermana, sí como la de sus padres en aquellos años, Vásquez la intercala con una coyuntura mucho más cercana en el tiempo. En 2016 la Filmoteca de Catalunya realizó en Barcelona una retrospectiva de las películas de Sergio Cabrera, viaje que aprovechó para reencontrarse con su hijo Raúl y tratar de arreglar su relación con Silvia, su esposa portuguesa de la que estaba separado.
Sin embargo, este viaje estuvo signado por otra tragedia. Cuando llevaba tres días en Lisboa su padre sufrió un infarto y murió. Cabrera decidió permanecer en Europa y cumplir con sus compromisos adquiridos.
Esta trágica situación le da un aire aún más lúgubre a esa retrospectiva, un homenaje que en apariencia debería ser motivo de celebración pero que los intentos no del todo exitosos de recomponer sus relaciones familiares, a las que se suma la noticia de que el NO ganó en el plebiscito del 2 de octubre.
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En la forma no lineal como Vásquez organizó los trozos “del gigantesco pedazo de montaña que es la experiencia de Sergio Cabrera y su familia” para darle forma a su relato, la retrospectiva se convierte en una puerta que se abre al pasado.
A la revisión de algunas de las películas que rodó entre 1993 y 2015, sino también a un pasado aún más remoto y que no se ha cerrado del todo, el de una singular infancia y juventud marcada por la militancia y toda una serie de contradicciones y encrucijadas que lo pusieron al borde de la muerte y que sólo logró resolver, ya en su edad adulta, cuando decidió que él quería vivir su vida y no la que su padre quería para él y se dedicó al cine y a la televisión.
El título de la novela no es gratuito. En un verso del poema Proverbios y Cantares, de Antonio Machado, que Fausto Cabrera declamaba y que el cantante Joan Manoel Serrat popularizó en 1969 cuando le puso música a varias poesías del poeta.
Caminante, no hay camino:
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
7 Comentarios
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Menos mal ya había leído el libro, que es magnífico. No creo que mal contarlo sea una forma de destacar el último trabajo de JG Vasquez, siempre brillante.
Empecé a leer esta columna con espectativas pero terminé desilusionada. Otra vez será