Las indelicadezas pueden representar un costo muy alto de cara al éxito electoral.
Las indelicadezas pueden representar un costo muy alto de cara al éxito electoral.
En la actualidad, el mensaje de desunión viene de arriba.
¿Se valdrá el Gobierno de Gustavo Petro de engañifas y del ‘todo vale’ para intentar la materialización de su agenda de cambio?
Veremos una reedición de la decepcionante e ilegítima competencia electoral colombiana.
La tercera ciudad del país está sumida en el foso del desgobierno.
Que se paren de cabeza si lo desean, pero que hagan bien la tarea de gobernar.
“2022 será recordado como el gran escenario de oportunidad política de la izquierda democrática en Colombia. También lo será, un siglo después, como la semilla de mayor frustración social desde la ‘Revolución en marcha’ del expresidente López Pumarejo”.
Las campañas deben preguntarse cómo ofrecer beneficios a los ciudadanos. Si en los negocios las empresas crean beneficios para sus clientes a fin de obtener dinero, en la política las campañas deben generar valor en los ciudadanos.
En el mundillo nacional —el que Irene Vélez alborotó—, la gran pregunta es cómo podremos, en medio de la polarización política, sin generar aspavientos ni contrariedades, transitar hacia un espacio seguro, desde el cual exista la probabilidad de garantizar bienestar humano, prosperidad y equidad.
Multiplicar el turismo se logrará con una renovada hoja de ruta hacia la generación de capital social: confianza, transparencia y visión compartida.
Un primer balance deja entrever que el gabinete de Petro cuenta con una carga ideológica alta, activismo antes que gerencia, un mediano equilibrio de capacidad técnica y bastante confabulación política.
¿Por qué resulta tan sensible para la clase política el nombramiento del contralor general de la República? ¿Cuál será la suerte del rutilante contralor electo?
La visión de desarrollo productivo que promueve Gustavo Petro toma forma con el formidable nombramiento de César Ferrari en Planeación Nacional.
Lejos garantizar la calidad de vida y ser referentes de progreso, las ciudades colombianas retroceden de la mano de gobiernos incapaces y ciudadanos irreverentes ante las normas, muchas inexistentes.
¿Qué debe aprender, atraer y rechazar el gobierno entrante de medio siglo de crecimiento económico y desarrollo sostenido de los coreanos? ¿Es el modelo que Colombia debe seguir?
Con el peso de un piano, pero con viento de cola, Gustavo Petro deberá demostrar más temprano que nunca su capacidad de materializar los anhelos del país periférico que, castigando la ineficacia y la soberbia de dos siglos de gobiernos oligárquicos, le votó.
Como en la campaña no fue, será un deber de quien llegue a la Presidencia asumir el compromiso de gobernar sin carreta y con los mejores.
Si la consigna es “el cambio”, qué sentido tiene que todos los aspirantes a la presidencia se hayan matriculado con este discurso
En la cruzada final por obtener el solio de Bolívar se presentará el más irrazonable suceso: a pesar del uribismo, a pesar de la bifurcación a la que conduce la campaña, veremos del mismo lado a Uribe y a Petro.
Ante una inminente alianza entre Sergio Fajardo y Rodolfo Hernández, el centro político reverdece sus aires. ¿Será suficiente? Lo más probable es que no.
Cualquier pronunciamiento que mínimamente los aluda, como el realizado en la presente semana por la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, so pretexto de atender una imperiosa demanda de seguridad ciudadana, desata en los moteros, especialmente jóvenes, un peligroso desafío a las autoridades que se traduce en subversión y bloqueos.
No es un asunto exclusivo de encuestas o percepciones. Es el lamento de una ciudadanía desconfiada, huérfana de un liderazgo público, presa de la anarquía y molesta por la incertidumbre que produce un gobierno oscuro, impoluto, ineficaz.
Como sucedió en 2002 con Uribe, Petro representa esa simbología mesiánica, la del líder que suma fuerzas, que promueve el voto “útil” y acompaña la ilusión de un pueblo desahuciado.
“Preocupa que no es el empleo la gran preocupación de los candidatos presidenciales. Son otros debates, algunos en exceso triviales, los que mueven hoy la agenda”.
El país político no sufrirá mayores alteraciones tras la jornada de elecciones del próximo domingo. A pesar de algunas caras nuevas, será la muy aguda polarización y las maquinarias los determinantes para la conformación del Congreso.
“Si la política es un espacio en donde muchos participan, pero solo pocos gobiernan, nos debería interesar un poco más su lado pragmático, no tanto el filosófico”.
“No es fácil encontrar perfiles políticos que tracen sus campañas con elementos diferenciadores, innovadores y de calidad”.
Un eventual triunfo de Petro supondría encumbramiento de una nueva élite política que ha perseguido la captura del Estado para su beneficio personal.