Como pescadores que no tienen ni idea de lo que es pescar, devolveremos al agua cada una de las palabras que nos ha dado el viaje.
Como pescadores que no tienen ni idea de lo que es pescar, devolveremos al agua cada una de las palabras que nos ha dado el viaje.
Supongamos que, en vez de pensar en lo ausente, en lo que no hemos conseguido, en lo que hemos perdido, en lo que haremos mañana, tratáramos solo de comprender la sencillez de las gotas de agua.
Pero de repente, sin razón, o por razones desconocidas, sentí muchas ganas de recordar a Simone Weil, de volver a ella, y me gustaría que fuera ella la que escribiera estas líneas. Da tristeza interrumpir sus pensamientos
En algunos momentos creemos que comprendemos, en otros nos damos cuenta de que no comprendemos nada. ¿Hay realmente una diferencia? ¿Acaso sabemos cómo llegamos hasta donde cada vez estamos? ¿Y sabemos dónde estábamos unos segundos antes?
Esta mañana me preguntaba cuál es el sonido y el color de la felicidad. La felicidad es terrena, pero tiene algo que no se puede tocar. Y creo que una respuesta posible a mi pregunta es esta canción, que es como el sol que baña las ramas blancas del invierno
Fuera de las páginas del Ramayana, llenas de vida y de ardor, ¿existe un amor así?
“No había escrito nada realmente bueno esa noche, pero qué importaba: una por una, o muchas al tiempo, había recibido la visita de las palabras, que son diosas repentinas, sin altares, y son ellas las que llegan con ofrendas”.
Que nos dejemos poseer siempre por el espíritu del juego, por la tremenda ilusión de este mundo en el que somos un destello de la más preciosa suerte. Somos suerte que se dejó hipnotizar por un momento.
En esta columna de opinión, Andrea Mejía recuerda al poeta ruso Osip Mandelstam quien fue arrestado por escribirle poemas a Stalin y murió en un campo de tránsito soviético.
Las historias que nos someten vienen de otra parte, de los espíritus. No son invenciones propias. No tienen ninguna relación con las tramas esqueléticas que supongo que se enseñan a fabricar en los talleres de escritura, ni con la “construcción” fría de un par de personajes.
Renovar puede querer también decir olvidar, perder, soltar, simplificar. Hacer huecos cada vez más grandes entre un pensamiento y el siguiente, entre una y otra de las palabras o emociones o imágenes que corren o caen libremente en nuestras mentes.
“¿Para qué, entonces, vinimos a este mundo?”, pregunta González en alguno de los textos del libro. Y él mismo se responde: “Vinimos a admirarlo, digo yo”.
Las cosas buenas se gestan si las protegemos de la continua exposición y las sustraemos a la necesidad de aplauso.
La columnista Andrea Mejía escribe sobre las preguntas, aquellas que no se pueden responder, pero se pueden asumir.
Todos sabemos la angustia que produce no poder hacer eso a lo que hemos atribuido en buena parte el sentido de nuestra vida.
¿Qué piensas hacer con tu vida, con tu valiosa y hermosa vida, ahora que estás en medio de ella?. Disponible en audio.