A los estoicos y los trabajadores del siglo XXI debemos ponerlos a conversar.
A los estoicos y los trabajadores del siglo XXI debemos ponerlos a conversar.
Lo fácil es hacerlo todo de cualquier manera y no desear representar la vida en cosas bellas.
No podemos seguir obteniendo a nuestros dirigentes de las canteras de ciudadanos contaminados de política e inmoralidad.
¿Cómo lograr que un trabajador, que responde frente al calor de sus emociones, cumpla sin quemarse laboralmente de estrés?
¿Será que no estamos a la altura de regular adecuadamente las bondades de la IA?
¿Sabrán las empresas lo peligroso de la repetitividad en las tareas de sus trabajadores?
Voltaire ofrece una gran inspiración en la lucha contra malas administraciones.
Pareciera que se requiere de cierta inhumanidad para lograr un ascenso.
Se suele cometer el error de pensar que las clases de ética enseñan a ser justo.
Se requiere carácter para salir de esa rutina que nos imposibilita marchar masivamente.
Desde la forja del sueño personal, nuestro mundo tiene alguna esperanza.
¡Ningún trabajador debería enfermarse o accidentarse cumpliendo su labor!
El exceso de trabajo, las compras compulsivas y la necesidad de aparentar no están en nuestra naturaleza.
‘Ponerse la camiseta’ es que los trabajadores extenuados aparenten ser perfectos ante sus jefes.
¿Cuántos trabajadores no sufren, agonizando por dentro, la hiel de sus jefes, sin poder renunciar, pues, cómo pagarán sus deudas?
El deseo de hacer bien nuestro trabajo, acompañado del capitalismo salvaje, se convierte en meros indicadores.
Nos encontramos tan embebidos por la técnica, que olvidamos las grandes enseñanzas de esos autores que recolectan polvo en las librerías y hoy consideramos inútiles.
Comprendió que la felicidad estaba dentro de sí y no en los lujos y el poder, donde nuestra cultura nos hace pensar que está, y que, al final, no es más que un engaño laboral.
Un ser humano con carácter, con la decisión de actuar por la protección de sus convicciones y su país.
Trabajar todo un año para ser feliz un par de semanas no es felicidad.
Compañeros que compiten y no colaboran; dueños de empresa que exigen y no lideran. Mucho contenido y exigencias laborales, con poco fondo.
Que siempre las buenas maneras estén presentes en nuestros líderes y no su manifestación de dominio y temor frente a sus equipos de trabajo.
Las ‘Meditaciones’ escritas por el emperador contienen verdad que está lista para acompañarte en esa búsqueda de tu balance, de tu felicidad laboral.
Estábamos todos felices disfrutando de sus ‘valores’ de cambio que, al final, no parecen ser valores éticos, sino estéticos.
Muchos trabajadores, a pesar de cumplir nuestros propósitos, podemos tener una sensación de vacío, inquietud y soledad en nuestro interior.
Tener miedo en nuestro trabajo es tan perjudicial para la empresa como para nuestra propia alma.
Todo se encuentra diseñado perfectamente para que comprar artículos sea el objeto y fin de nuestras vidas.