Oppenheimer, el personaje histórico y el de la película, cometió una imprudencia similar a la de Prometeo. O más bien, él ha sido uno de sus descendientes más paradigmáticos. Acaso el más letal y sombrío.
Oppenheimer, el personaje histórico y el de la película, cometió una imprudencia similar a la de Prometeo. O más bien, él ha sido uno de sus descendientes más paradigmáticos. Acaso el más letal y sombrío.
En su más reciente columna, Pablo Montoya recorre el memorial, levantado en el corazón de Madrid, para recordar a los españoles que fueron deportados al campo de concentración de Mathausen, durante la segunda Guerra Mundial.
Prefiero al Álvaro Mutis más íntimo y solitario, más desgarrado y esplendoroso en la expresión. Más diestro en la contención y en la evocación. Y, por supuesto, más eficaz en la consolidación de ese universo forjado con savias vegetales, rumores y barrancos de ríos andinos y errancias de santos medievales y soberanos tristes.
Para entender algo fundamental de la dinámica que mueve la guerra entre Rusia y Ucrania, he recordado un cuento y un ensayo de dos escritores latinoamericanos.
‘Aguanta, Ucrania’ es un paso atrás en el proceso de la lucha por la paz.
Era un joven inmigrante del África negra que aprovechó la gratuidad del museo para descansar.
Reseña de Pablo Montoya, a propósito de la exposición de Rafael Dussan en la galería Deimos Arte en Bogotá.
Si leemos a Séneca lo que prima, ante un horizonte parecido de infortunios, es la fortaleza que el hombre posee en sí mismo. En ello radica el remedio de Séneca que, más que curar, alivia, y que, más que despertarnos ante la realidad pavorosa el mundo, consuela.
Aquí está representada, me digo, la huella de Cortés. Como una epifanía que aplasta y estimula. El árbol viviente y los muros derruidos no son más que la expresión de un mestizaje agresivo y, sin embargo, vital.
Discurso de ceremonia de entrega de doctorado ‘honoris causa’ a Pablo Montoya, por la U. Veracruzana (Xalapa, México, 19 de mayo de 2023).
Estar frente al acueducto de Segovia es sopesar, además, aquella sentencia de Marco Aurelio: “¡Cuán rápidamente el tiempo sepultará todas las cosas y cuántas ha sepultado ya!” O esta de Homero: “Desparrama por el suelo el viento las hojas, así también la generación de los hombres”.
Se cumplen, hoy 23 de abril, cien años del nacimiento de uno de los escritores colombianos más importantes del siglo XX. Novelista, poeta y cuentista, Manuel Mejía Vallejo vuelve a leerse.
He venido a la biblioteca porque, de nuevo, indago en ese siglo XVI, tan luminoso y temerario, tan sangriento y penumbroso. Y porque me interesa saber porqué Felipe II amó las pinturas del Bosco y, muy especialmente, El jardín de las delicias.
Mientras sigo desgranado los pasos, soy consciente de que no hay placer urbano más intenso que este de caminar sin ser agredido por el trueno de las motocicletas y la descortesía de los automovilistas.
Cuando digo que la obra de Tomás Carrasquilla es una de las mayores de Colombia, me estoy refiriendo a la coherencia de ese mundo narrado. A la forma contundente en que los personajes y sus dramas son presentados. A ese lenguaje magnífico.
La traducción del latín la retomo del libro ‘Nox’ de Anne Carson. Este precioso libro, publicado por Vaso Roto Ediciones, trata de una visitación que hace la escritora canadiense al perenne Catulo.
Hace cien años, el 13 de febrero de 1923, nació en Bucaramanga Pedro Gómez Valderrama. Fue un ministro, embajador, senador y consejero de Estado durante los años del Frente Nacional. Además, contribuyó a modernizar la literatura colombiana.
Argentina 1985 es una lección para este país amnésico llamado Colombia. Allá, un grupo de civiles lograron condenar a personajes aparentemente intocables, resistiendo una atmósfera de conminaciones oscuras contra ellos mismos y sus familiares. Aquí, al contrario, la justicia ha sido paquidérmica y está vergonzosamente comprada y cooptada.
“Al ver el panorama actual del planeta, y el cataclismo provocado por el neoliberalismo en los últimos años, me pregunto si el futuro de la humanidad no estaría mejor en manos de un socialismo de carácter civilista y pacifista, defensor de los derechos humanos, esencialmente democrático y destinado al respeto de la naturaleza”: .
El estoicismo está de moda en el mundo occidental. Europa busca, como nunca antes había sucedido, las enseñanzas de Epitecto, de Séneca y, sobre todo, de Marco Aurelio. Los lectores ven en estos consejos –unos crípticos, otros transparentes– una manera de enfrentar la crisis planetaria.
Su obra ha sido fundamental para que brotara, siglos después, el Renacimiento, y naciera la figura del humanista que ha dignificado a las sociedades en medio de los estragos de la barbarie y la estulticia.Su obra ha sido fundamental para que brotara, siglos después, el Renacimiento, y naciera la figura del humanista que ha dignificado a las sociedades en medio de los estragos de la barbarie y la estulticia.
¿Qué tanto los escritores colombianos se han atrevido a relatar la Roma antigua? ¿Por qué no debería resultarnos ajeno ocuparnos de ella? En su más reciente columna, Pablo Montoya intenta responder estas preguntas
Los Idus de marzo es, por supuesto, una novela sobre Julio César y el poder. Pero es también un libro sobre la Roma de esos años y las maneras en que un grupo de nobles, esclavos y libertos, capotean los azares de sus deseos y envidias.
Esa misma rebeldía –la certeza de que no puede haber grandeza en el arte si no hay una dosis de beligerancia en quien lo realiza- es la que ondea de principio a fin por el libro dedicado a cuatro artistas colombianos del siglo XX que Samuel Vásquez acaba de publicar
Pablo Montoya, acaba de lanzar ‘Una patria universal’, un libro en el que recopila varios ensayos sobre literatura. Publicamos en exclusiva uno de los capítulos.
‘El entenado’ es ante todo una metáfora de la escritura. Vivimos una breve epifanía, un efímero tormento, una fugaz pesadilla o una consoladora nostalgia. Y al hacerlo, algunos enfrentan el abismo de la página en blanco para mostrarle a los demás alguna clave fundamental de la existencia.
No sería mejor sentirnos parte de una comunidad universal. Reconocer que en todas partes del planeta hay seres humanos buenos y magnánimos, emprendedores e inteligentes. Que la tolerancia y la fraternidad van y vienen en medio de coordenadas geográficas regidas por toda clase de energúmenos e insensatos.
En agosto de 1962, hace 60 años, falleció Hermann Hesse, uno de los escritores más notables del siglo XX.
Con motivo de la celebración de la Feria de las Flores 2022, Pablo Montoya reflexiona sobre la antioqueñidad, una idea que, a su juicio, justifica la violencia.
Me sumergí en la música de cámara y la obra coral de Brahms y fue como si me hundiera en un prodigio sonoro. Un río de luz y sombra que me envolvía con placidez, llenándome de revelaciones tan inquietantes como indefinibles.
Estambul (Turquía) es una puerta, una ventana, un vestíbulo, una alta torre capaz de comunicar a los hombres. Y desde ellos poder mirar el estrecho del Bósforo.
Carta abierta a Daniel Quintero, alcalde de Medellín, sobre la necesidad de pedir perdón por la operación Orión.
Pero qué pasará si Hernández gana. Simplemente que llegaríamos a los extremos más grotescos y calamitosos de nuestra bobería gregaria. Habría que olvidarse entonces por unos días, unas semanas, unos meses, de lo esperanzador y digno que posee esa otra Colombia de hoy.
Gustavo Petro y Francia Márquez y todos quienes creen en su proyecto tendrán que realizar un trabajo inmenso de concientización durante estas tres semanas que faltan para la segunda vuelta.
Nacida en Manizales en 1973 y muerta en Bogotá en 2022, ella se ha ido demasiado pronto. Y yo, como colega suyo, lo he lamentado profundamente. Pero ha dejado una novela que permite poner la cara, lúcida y valiente, ante un país que sigue insensible la dimensión de su tragedia.