De la Vicepresidencia y de Francia Márquez

No pasó a mayores cuando Mancuso acusó a ‘Pachito’ Santos de pedirle crear un bloque paramilitar en Bogotá. Con Francia, se intensificaron los ataques miserables por alquilar una casa e ir en helicóptero.

Petro y su histórica lección de ética pública

Petro siempre ha sido un vigoroso paladín contra la corrupción y el país espera de él cátedra permanente de ética pública, de esas que reconcilian a los ciudadanos con la desprestigiada política.

De cuando Álvarez Gardeázabal era gobernador y espantó a una delegación china

“Como era de esperarse, la prensa regional ni publicó, ni le encontró gracia alguna a que unos señores chinos de la China hicieran una travesía de 15.007 kilómetros, y que un gobernador vallecaucano les regalara un libro de su autoría, publicado en el idioma de los chinos. ¡Cosas de la literatura!”: Pedro Luis Barco Díaz.

Temporada de verano, ven, no tardes tanto

Hemos tenido 22 meses de lluvias por efectos del fenómeno de La Niña que, de manera insólita, se prolongó por tres años y que según los expertos en nubes y truenos del Ideam se extenderá “con un ~76% de probabilidad hasta el mes de febrero”, cuando las condiciones de neutralidad retornarían.

Viva la paz y a la mierda con la guerra

Colombia ha sido un país de masacres y de masacradores en el que le hemos hecho un culto perverso a las armas, a la venganza y a la muerte. Un país con exceso de patria guerrera e inexistencia o deficiencia de la noción de ‘matria’ amorosa. 

Los serviles y el perfume del poder

“Los áulicos pueden llegar a hacer cosas delirantes, por fuera de cualquier libreto racional, de aquellas que ni siquiera el más imaginativo novelista puede llegar a imaginar”: Pedro Luis Barco, ‘Los serviles y el perfume del poder’

Maravilloso corazón maravilloso

Desde que estaba muchacho, si algo tuve claro en mi vida, era que más temprano que tarde tendría una cita obligatoria con una operación a corazón abierto. Porque, aun cuando ningún médico me había diagnosticado, presentía que mi corazón no funcionaba todo lo bien que yo quisiera.

El encarte de Gardeazábal

Esa noche del verano de 1980, Gardeazábal leía, sentado en un taburete de madera en su casa de alquiler en el barrio El Lido, de Cali, Colombia. Lo acompañaban sus incontables libros y un par de perros diminutos con nombres de mastines fieros: Caifás y Barrabás.

Diario Criterio